[LOS GATOS DEL CALLEJÓN] Emergencias
UN GATO | «Lo mejor, lo inteligente, lo prudente, es resolver las dificultades antes de que surjan», un principio recogido hace unos 2400 años en El Arte de la Guerra –y que ha sido utilizado durante siglos, primero como manual bélico, luego como guión de estrategia política y más recientemente como esquema para la preparación de planes de emergencia. Un buen plan tendrá al menos siete puntos clave, a saber: la Evaluación de los posibles riesgos, la creación de un Equipo de Respuesta a Emergencias, Redactar los Protocolos y procedimientos de actuación, Formar y realizar simulacros para entrenar y evaluar los mismos, Comunicar la emergencia, realizar los Planes de Evacuación y Asistencia y por último, la Actualización y Evaluación continua de todo el plan. Este es un resumen muy básico, pero sirve de guía que nos permite entender que cuando se produce una emergencia esta debería estar documentada, de forma que, quien deba actuar, se limite a aplicar estos protocolos y procedimientos, tratando de ser lo más eficaz posible para poder ir pasando de un punto a otro y devolver la normalidad a la mayor brevedad posible.
Que sencillo parece todo así descrito, pero debemos decir que es fundamental tener preparados esos planes y entrenados a los que deben llevarlos a cabo. Los transeúntes caemos, de vez en cuando, en algún simulacro: un viaje donde debíamos cruzar un túnel, un centro comercial que simula un incidente severo, la recreación de un posible incendio en un edificio público o un ensayo de los megáfonos en una cuenca hidrológica avisando de una suelta de agua mientras pescamos. Incluso en algún caso nos ha tocado recibir formación, unas veces en cursos de prevención de riesgos laborales en nuestro puesto de trabajo y otras, por colaborar como auxiliar o técnico de emergencias. Por supuesto, a este nivel la mayor parte de las veces nos llegará con quedarnos en lo más importante ante un incidente: Proteger, Avisar y Socorrer.
Dos párrafos que hemos utilizado a modo de introducción y que sirven, además, para ver que no hay que pasar «dos tardes» para tener una noción (muy básica, por supuesto) de este esquema y con «dos telediarios» deberíamos tener sobradas justificaciones para entender la necesidad y la importancia del tema.
Y ahora bien, ¿quien tiene la responsabilidad de gestionar las emergencias?. Dice nuestro estatuto autonómico, en su artículo 71: «Competencias de desarrollo normativo y de ejecución» y desarrolla en su punto primero «En el marco de la legislación básica del Estado y, en su caso, en los términos que ella establezca, es competencia de la Comunidad de Castilla y León el desarrollo legislativo y la ejecución de la legislación del Estado en las siguientes materias:
1º – Régimen Local.
….
16.º Protección civil, incluyendo en todo caso la regulación, planificación y ejecución de medidas relativas a las emergencias y la seguridad civil, así como la coordinación y formación de los servicios de protección civil, entre ellos los de prevención y extinción de incendios.
…»
Hay otros estatutos que lo describen de otra forma, pero básicamente, deja sobre la mesa de la autonomía esta responsabilidad. No hemos incluido la primera de las competencias por dejarla, ya que todas las administraciones deben de tener responsabilidades en esta materia, empezando, por supuesto, por el Estado y el Consejo Nacional de Protección Civil, pero seguro que conocen de la actividad del Consejo Comarcal con la Agrupación Comarcal de Protección Civil, creada durante el mandato de Alfonso Arias, o la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Ponferrada, de Villafranca o de Villablino, entre otras de la provincia. Son estas, las más próximas al territorio, las que más «facilidades» tienen para evaluar posibles riesgos y apoyar el despliegue en las actuaciones de emergencia y socorro…, si les diesen medios y tuviesen patrones.
Y aquí llega el quid de la cuestión, en este, como en muchos otros temas, las personas que colocamos para gestionar políticamente deben estar formadas y preparadas; entender que cuando te incorporas a una candidatura estás ofreciendo tus capacidades para el cargo y aceptando las responsabilidades que conlleva ocuparlo. Esto no quiere decir que sea necesario tener tres doctorados; una de las piedras angulares de la democracia es que cualquier persona pueda ser electora y elegida, las administraciones cubren con empleadas y empleados públicos los aspectos técnicos y profesionales necesarios, pero es necesario que las y los responsables electos no hagan dejación de sus funciones.
Siempre pueden ocurrir eventos que por su tamaño o singularidad no se ajustan a ningún estudio previo, por eso se preparan procedimientos genéricos, lo que no debemos dejar de lado es que aceptar un cargo conlleva responsabilidades de este tipo y de muchos más.
No son pocas las veces hemos escrito solicitando un plan para nuestra comarca, evidentemente no esperamos aquí, ni en ningún otro sitio, una catástrofe del tamaño de la ocurrida hace unas semanas, pero en nuestro día a día vemos un camino hacía la desaparición, menos trágica pero también grave: falta de profesionales médicos, cierre de aulas, abandono del mundo rural, soledad de mayores, falta de empleo… . A día de hoy, seguimos sin tener nada serio sobre la mesa y siguen pasando los meses, ¿será que nuestr@s politic@s desconocen sus responsabilidades?