[LA OVEJA NEGRA] Quieren votos, pero sin reflexión
GERMÁN VALCÁRCEL | Haced lo que vuestra conciencia os dicte, votad o no votéis, pero no olvidéis que el lunes volveremos a estar donde estábamos ayer, el ascenso y avance de los totalitarismo no se frenan votando, los votados, todos, unos con más responsabilidad que otros, son los que nos han traído hasta donde nos encontramos.
A partir de mañana los electos seguirán con sus discursos vacíos, sus leyes necias y su administración tocinera. El que crea que votando a eso que se autocalifica de izquierda, la que enarbola el espantapájaros de la ultraderecha pero compite con ella en casi todas las medidas legislativas, va a frenar la barbarie va apañado: ahí llega el PSOE, con su “mochila austriaca” en materia laboral, o fortaleciendo la represión de la Ley Mordaza con el cierre de páginas web o montando operaciones policiales contra todo aquel que lucha contra un Estado cada día mas represor y totalitario; o esa otra izquierda cobarde, PODEMOS, convertidos en meros keynesianos, ni siquiera socialdemócratas, que tantas cosas han traicionado en tan poco tiempo y a tantos ha defraudado enviándolos a los brazos del fascismo o a la desesperanza nihilista.
Estamos en una coyuntura histórica. El que todavía no tenga claro lo que se avecina será arrollado por el tren de la historia, la batalla final se va dar en las calles, lo que está ocurriendo en muchas partes del planeta es un adelanto, solo un adelanto, de lo que está por llegar a esta parte del mundo. Para hacerle frente necesitamos organizarnos, construir fórmulas que tengan la autogestión como elemento central, Si queremos tener alguna posibilidad de sobrevivir y de mitigar el sufrimiento, vamos a tener que encontrarnos para armar barricadas culturales y políticas, pero seguramente también físicas, y reconstruir, mas allá de ellas, un mundo donde la vida sea la primera prioridad, no solo el poder, los negocios y dinero, pero para ello vamos a necesitar dignidad, insumisión, rebeldía y anular a los que pretenden seguir pastoreando el rebaño; el apoyo mutuo, la solidaridad, la democracia y la acción directa, la autodefensa, serán los instrumentos. También tendremos que recordarle constantemente a todos aquellos que nos dirán que la realidad es la que es aquellas palabras del escritor francés George Bernanos que decía algo así como que el realismo es la buena conciencia de los hijos de puta. Todos los hijos de puta dicen: la realidad es ésta y no podemos sortearla. Y la realidad es aquello en lo que se sustenta su condición de hijos de puta.
Si queremos salir de la cloaca, también, será necesario poner los cimientos de nuevas organizaciones sociales; la mayoría, al menos por esta parte del país, son meros chiringuitos y cortijillos, convertidos en empresas que suelen terminar en manos de personas sin escrúpulos que desmontan la parte social para convertirlas en meras empresas de eso que se ha dado en llamar eufemísticamente “tercer sector”, la mayoría asistenciales y caritativas, que sirven de coartada al sistema para ir abandonando sus obligaciones y de vía hacia futuras privatizaciones, con ejecutivos que incluso se blindan su sueldo y que suelen poner en práctica modelos de relaciones laborales empresariales esclavistas, y cuyas vías de financiación son, en muchos casos, éticamente bastante cuestionables y reprobables. Otras, en el mejor de los casos, son meras plataformas de “medraje” de escaladores y trepas. Algún día habrá que empezar a hablar sobre todas estas organizaciones. La corrupción, al menos la ética, no solo alcanza a los partidos políticos o sindicatos, este sector con la disculpa de su supuesto trabajo social es un auténtico estercolero que escapa a la fiscalización ciudadana, con la connivencia de todas las instituciones del Estado.
Vivimos en una sociedad donde el fascismo está fuertemente asentado en la cabeza de muchos de nuestro convecinos
Vivimos en una sociedad donde el fascismo está fuertemente asentado en la cabeza de muchos de nuestro convecinos, incluso de personas muy cercanas. En nuestra sociedad hay casi más psicópatas, alienados y necios que personas decentes, por eso la lucha más importante, hoy día, la lucha fundamental de nuestro tiempo es asimilar -intelectual y emocionalmente- el desastre que nos aguarda, aceptar que la inmensa mayoría de las personas (fundamentalmente en occidente) no responderán racionalmente, ya lo estamos comprobando, ante la devastación que nos espera. VOX solo es el putrefacto furúnculo externo de la grave enfermedad que corroe nuestra sociedad, una sociedad convertida en un grupo selecto, discriminatorio que expulsa de su seno toda disidencia, toda diferencia, todo lo no mercantilizable y que basa su supervivencia en la explotación, en el despojo de otras geografias y de otros pueblos del planeta; en la represión y discriminación dentro de nuestras fronteras de todo lo que cuestione el sistema, criminalizando toda disidencia y convirtiendo en potencial terrorista o delincuente toda expresión de discrepancia en la vía publica. Ahora que la falta de recursos empieza a notarse también discrimina por el color de la piel, la raza, el credo, la preferencia sexual, incluso por ser mujer. A cada cuestionamiento, a cada rebelión responde comprando o engañando, encarcelando. El ensañamiento y utilizacion de los presos catalanes es el ejemplo palmario de lo que nos espera de la mayoria de los electos.
El sistema capitalista liberal ha conseguido convencer a la inmensa mayoría que el “mercado” y el crecimiento ilimitado nos harán ricos y la tecnología y la “ciencia” nos convierte en dioses, en “los amos del Universo”, pero pocos son capaces de preguntarse, por ejemplo, qué clase de sociedad es esta que se gasta miles de millones, de dólares o euros, en buscar agua en Marte pero se muestra incapaz de dotar de agua potable, en la Tierra, a cientos de millones de seres humanos.
Para eso han convertido la política en un divertimento más, en un espectáculo de entretenimiento y varietés, que tiene engatusada a las multitudes en cuestiones, la mayoría de las veces, irrelevantes, mientras las elites nos conducen al colapso, un colapso en el que nosotros, los vasallos, nos mataremos los unos a los otros para intentar sobrevivir.
Lo hemos constatado en esta campaña electoral, cualquier chorrada les sirve, antes que hablar de las amenazas, causas y síntomas reales del colapso que se cierne sobre todos nosotros: crisis energética, agotamiento de los recursos, implosión financiera, destrucción de los ecosistemas, caos climático, corrupción, disrupciones sociales, falla del Estado, demografía, complejidad, etc… reto a cualquiera a que me diga qué dirigente político ha hablado de eso en la reciente campaña electoral.
Quieren que sigamos en nuestro infantilizado mundo, seamos “felices” por encima de todo, nos dicen y machacan constantemente, al fin y al cabo somos los dioses del universo, la tecnología y la ciencia todo lo puede, afirman los creyentes de la nueva religión: la tecnolatría; frivolicemos sobre el cambio climático, como hacen los negacionistas; llenemos las discotecas con nuestros y nuestras, cada vez más jóvenes e infantilizados, cuarentones o con operadas tetudas sexagenarias y enviagrados sesentones, sigamos consumiendo sin control. Al fin y al cabo no tenemos mañana.