[LIBROS] Pasión en el camino
MANUEL ÁNGEL MORALES | La obra de Francisco Morales Lomas (Campillo de Arenas, Jaén, 1957) nos muestra la amplitud de una mirada humanista que abarca todos los géneros literarios y que incluye la crítica literaria y la actividad académica. La magnitud de su obra revela que estamos ante un autor total capaz de moverse con soltura en cualquier actividad que se proponga. Su obra ensayística es monumental a lo que se añade su importante labor tanto narrativa como en teatro y poesía.
La paradoja del caminante reúne en un solo volumen la obra poética del autor desde 1981 hasta 2021. La edición de la Diputación de Jaén incluye diecisiete libros de poesía agrupados desde el más reciente al más antiguo. La misma concluye con un conjunto de trece poemas inéditos agrupados en el libro La noche en que velaron la música que se corresponderían con el año 2022. El orden de los libros no se trata de una decisión caprichosa, pues el tiempo es una constante en la obra del autor que ha preferido que el lector camine desde sus últimas obras a las primeras. Todo ello permite que la lectura vaya haciendo un viaje hacia el pasado, un camino de descubrimiento de los orígenes del poeta que termina acertadamente con los últimos poemas inéditos del autor.
Analizar un libro de la magnitud de La paradoja del caminante exigiría un estudio completo que va más allá de estas líneas. Sin embargo, tal labor no sería porque se trate de una obra críptica e inentendible porque Morales Lomas hace una poesía comprensible, que conecta con los sentimientos humanos de una manera directa. La elección de la primera cita del libro no es casual. Gerardo Diego es un poeta profundamente humano y sencillo. No se oculta tras metáforas inentendibles y juegos del lenguaje. Lo mismo hace Lomas. En su poesía late la hondura del pensamiento sin pretensión alguna de barroquismo estéril. No le hacen falta al poeta para retratar momentos de incomparable belleza como en «Vuelos» de su poemario El año del cielo (2021): «La eficacia de este cielo/ su sorpresa/ su inmediatez». Se trata de una poesía de gran intensidad lírica en la que laten los sentimientos, pero también se desliza la profunda cultura del escritor. Así algunos poemas revelan la influencia de Ungaretti como en «El dolor», uno primario, esencial, humano, sincerísimo y desgarrador.
Pero la obra de Morales Lomas es tan amplia que recoge muchas tradiciones poéticas. Hay en sus libros un ejercicio de experimentación, de pasión por transitar y probar todos los caminos poéticos. También el de la memoria y la nostalgia, temas que emergen en obras como Puerta del mundo (2012). Los poemas de este volumen no tienen título, aunque tampoco le hace falta. La memoria tiene aquí un papel fundamental. Es una memoria de momentos, de instantes congelados en el corazón del poeta: «Mi anciana madre hendía el pan/ con el cuchillo rojo del sueño./En la alacena azul sus recuerdos/ se acunaban con mimo de años/ y la casa se hacía infinita/ con sus manos de hierba recién/ cortada, fresca hierba que crece». Esa captura del momento preciso, del instante mágico que ilumina la creación poética y que está al alcance tan solo de las almas puras y profundas recorre la obra de Morales Lomas, siendo uno de sus elementos definitorios. Algunos de esos poemas recuerdan la filosofía que late en la obra de Hermann Hesse, Pequeñas alegrías. Como en el autor alemán, las pequeñas cosas en las que fija su mirada Morales Lomas están llenas de magia y de ternura. Así se revela en poemas como «Acaso un rincón» de Eternidad sin nombre (2005) : «Acaso un rincón/ Donde refugiarnos/De nosotros mismos, /Nuestras solas manos/O el acero del silencio/Esa daga impenitente».
La paradoja del caminante es un homenaje a la escritura, a la palabra; es un elogio de la vida identificada con la literatura. Por eso el poeta alaba la vida de estudio, la vida protagonizada por la palabra. Y así en «Recinto sagrado», del libro Aniversario de la palabra (1998), expresa esa admiración por los recintos que albergan sentimiento y razón: «Una biblioteca es un recinto sagrado/ donde jóvenes inclinados desmenuzan el tiempo./ Todas ellas tienen una esperanza/ y un anhelo grapado a las hojas de tantos/ Y tantos libros que las empapelan». Y en este homenaje, elogio de la vida y de la escritura, La paradoja del caminante se muestra como un ejemplo de coherencia de una vida dedicada al trabajo de construcción de la palabra, entendida como elogio y captura de la belleza en el pequeño instante en que esta aparece.
La paradoja del caminante. Francisco Morales Lomas. Diputación de Jaén, 2022