[ZASCAS] Nadie es inocente en el embrollo del PSOE de Villafranca
Los cuatro concejales que se enfrentaron a su alcalde en el pleno en el que se debatió la peatonalización de la calle del Agua han decidido pasarse al grupo mixto (según ellos), ignorando quizá que con la ley en la mano su único destino posible es el de no adscritos, con lo que ello conlleva por su condición de tránsfugas.
Nadie sale bien parado en el batiburrillo del PSOE villafranquino, empezando por el propio partido, incapaz de gestionar la crisis abierta desde hace meses en su grupo municipal. Primero trató de minimizar lo evidente y cuando quiso sofocar el fuego era demasiado tarde. La inexistencia de una estructura comarcal competente –Gerardo Álvarez Courel se mantiene desde hace doce años al frente de un organismo fantasmal– sin duda ha contribuido a ese papelón del que tampoco se escapa la dirección provincial liderada por Javier Alfonso Cendón. De nada sirve ahora lamentarse.
No es más lucida la actuación del alcalde, un Anderson Batista señalado por sus compañeros como responsable de una gestión personalista, incapaz de entenderse tanto con ellos como con el aliado que le facilitó el acceso al cargo, el portavoz de Coalición por El Bierzo. En el pecado lleva la penitencia. Su habilidad para salir del embrollo dará la medida sobre su valía para desempeñar una responsabilidad política que según sus adversarios le viene demasiado grande.
Tampoco han sabido estar en su sitio los cuatro concejales díscolos: David Rodríguez, Carlos Rey, María Ángeles Sanjúan y Diego Corcoba. Aunque el reglamento del PSOE les cargaba de razón –si alguien rompió la disciplina de voto, ese fue el alcalde que se quedó en minoría en el grupo– han optado por abandonar la lista que les acogió como afiliados o como independientes. No se van al grupo mixto, inexistente y de imposible creación, pasan a ser no adscritos y con ello se ganan el dudoso honor de quedar señalados como tránsfugas. No parece el mejor camino.