[TRIBUNA] Por un lenguaje justo con el mundo rural
FUNDACIÓN ESPAÑA HABITAR | El 10 de abril de 2023, la Fundación España Habitar envió a la RAE una petición para la revisión de determinadas acepciones en el Diccionario de la RAE contenidas en palabras como paleto, palurdo, pueblerino, cateto, inculto y patán, por considerar que la redacción actual contribuye a estigmatizar a las personas que habitan el mundo rural. El 20 de mayo, la RAE contestó que “el asunto ha sido estudiado por el Instituto de Lexicografía y tratado posteriormente por la Comisión de Ciencias Sociales de la Real Academia Española. De acuerdo con los criterios establecidos para el Diccionario de la Lengua Española, en todos aquellos casos en que el uso —según la documentación no solo de España, sino también de otros países de habla hispana— y la trayectoria del término avalan la redacción actual, esta se mantiene”. En definitiva, si se siguen usando dichas palabras, aunque algunas acepciones no reflejen la realidad actual, se mantendrán en el diccionario.
Esta petición no era extemporánea, en la medida que la propia RAE ya había eliminado en su última edición, la XXIII, de 2014, la segunda acepción de la palabra rural, que definía al poblador de este entorno como “inculto, tosco, apegado a cosas lugareñas”. Por tanto, a la vista de la respuesta de la RAE, conviene centrar los esfuerzos en que dichas acepciones vayan desapareciendo del uso cotidiano del lenguaje. Por ello, la Fundación España Habitar, organización sin ánimo de lucro creada para potenciar el mundo rural, y Archiletras, medio de comunicación panhispánico especializado en la lengua española, han elaborado el Manifiesto por un Lenguaje Justo con el Mundo Rural. El objetivo del manifiesto es recabar la complicidad de las administraciones públicas, de los medios de comunicación y de la sociedad civil en general para prestar una mayor atención al uso del lenguaje, de manera que no estigmatice a las personas que habitan los pueblos de España, cuya labor es básica para preservar ecosistemas que son los proveedores de elementos, como el agua y el oxígeno, esenciales para toda la población.
El lenguaje importa
Los ciudadanos que han decidido desarrollar un proyecto de vida en el medio rural tienen derecho a no ser estigmatizados por su elección. Por ello, solicitamos evitar el uso de voces asociadas a los pueblos que descalifican a las personas que los habitan. Hoy es difícil sostener esa asociación, pero el DRAE la refleja, de tal manera que se considera como un aval para su utilización sin complejos. Así sucede con palabras como inculto, palurdo, paleto, cateto y pueblerino, todas ellas 2relacionadas con el adjetivo rústico, cuya primera acepción es “perteneciente o relativo al campo” y la segunda, “tosco”.
No confrontar lo urbano con lo rural
La asimilación entre urbano y culto, por oposición a rural e inculto, se popularizó en la segunda mitad del siglo XX y sigue muy presente en el lenguaje cotidiano. De hecho, para la RAE un paleto es una persona “sin habilidades para desenvolverse en ambientes urbanos”, además de “poco educada y de modales y gustos poco refinados”. Sin embargo, se define al urbanita no como aquel que no sabe 3desenvolverse en el entorno rural, sino como la persona “que vive acomodada a los usos y costumbres de la ciudad”.
Deshacer la asociación de fracaso y habitante del pueblo
La masiva emigración del campo a la ciudad a partir de los años sesenta del siglo pasado llevó a que lo rural se asociara con fracaso del modo de vida en el campo. Hoy, esta diferenciación no se corresponde con la realidad.
Prestigiar la opción de vivir en el campo
Los medios de comunicación y las administraciones deben asumir el compromiso de no desprestigiar la vida en el medio rural. Recuperar la vida de los pueblos conviene a todos para preservar el medioambiente, reducir la masificación de las ciudades y reequilibrar el territorio. Es necesario que las administraciones públicas faciliten los servicios públicos y promuevan alternativas de empleo en el mundo 5rural que permitan aprovechar las ventajas que ofrece para el desarrollo personal y familiar. La tecnología posibilita iniciativas que vinculen la ruralidad con la modernidad y le quiten el estigma de retraso.
Evitar el empobrecimiento del lenguaje
La desaparición de los pueblos está implicando también la pérdida de una parte del lenguaje y del acervo cultural, y no sólo de las expresiones asociadas a labores del campo.
Impulsar la conectividad digital en el mundo rural
Es necesario continuar mejorando las comunicaciones en el entorno rural, tanto físicas como digitales, para crear herramientas a la par que oportunidades para el desarrollo de los pequeños núcleos de población, dejando así de contribuir a su imagen de retraso. En este sentido, reivindicamos el cumplimiento de los planes de despliegue de la banda ancha al 100% de la población en 2025.
Ayudar a la supervivencia de los medios de comunicación locales
Muchas áreas con escasa densidad de población van camino de convertirse en desiertos informativos. Las administraciones deben ser especialmente vigilantes a la hora de salvaguardar los derechos y la igualdad de oportunidades de los ciudadanos que han optado por vivir en el medio rural, incluido el derecho a la información. Una forma clave de cumplir con este compromiso es apoyar a los medios de comunicación locales que apuestan por la información de proximidad y ponen el foco de su misión en el respeto y la promoción de la forma de vida de las personas que habitan en pequeñas localidades.
Luchar contra la desinformación
Los habitantes de pueblos sin el servicio público de los medios de comunicación que les atiendan son más susceptibles de ser manipulados a través de las redes sociales y de aplicaciones de mensajería, que distribuyen con facilidad falsas noticias. Es necesario que los grandes medios de comunicación dispongan de los soportes adecuados para preservar y mejorar su vínculo con la ruralidad y prevenir los efectos de la desinformación, la polarización y el debilitamiento de la democracia en territorios con mayores dificultades para acceder a canales de información confiables y contrastados. Sería importante que se desarrollaran verificadores especializados en información del mundo rural.
Incorporar los pueblos y la agenda política
Reclamamos un compromiso institucional inequívoco de las administraciones para que todas las voces, incluidas las de los moradores en el medio rural, puedan ser escuchadas y, en la medida de lo posible, atendidas para evitar vulnerabilidades añadidas a la ya de por sí preocupante desatención en servicios básicos que padecen las zonas poco pobladas. Representar pocos votos no debe condenarles al olvido.
Legislar teniendo en cuenta las peculiaridades del mundo rural
Las normativas nacional y autonómica suelen tener un enorme sesgo urbano, lo¡ que dificulta aún más la vida en los pueblos y contribuye a perpetuar los desequilibrios.