[PAJARITOS Y PAJARRACOS] Tiro de gracia ambiental, tiro de salida de la autonomía
XAN DAS VERDADES | Nuestra tierra no se ha desmoronado por una concatenación de circunstancias adversas; esa es la falacia que les gusta propalar a los malditos bastardos que la han hundido con aviesa intención y criminal ineptitud.
El infame aquelarre político-mediático montado estos días en Camponaraya nos viene a confirmar la sima insalvable que separa a los que sacan cacho magro con la mayoría puteada y resignada. Así, mientras unos tragan quina y sufren callados, los otros la pían en juegos florales como el que nos ocupa para contar trivialidades, o lo que es peor: anunciar el tiro de gracia ambiental.
L’administration c’est moi, ese nada eximio político y extravagante ciudadano, se ha corrido de gusto, se le notaba que disfrutaba, al adelantarnos que se va a autorizar a la cementera Cosmos envenenarnos a placer. Eso dicho donde se dijo, con la prepotencia que lo hizo y con la ramplonería argumental que empleó para dar la puñalada trapera, es la gran aportación intelectual y científica de la Junta de Castilla y León a los esfuerzos de la Cumbre del Clima.
Habría que remontarse muy atrás, tal vez a los tiempos más duros de franquismo, para encontrar un regodeo semejante al anunciar un gran mal sin bálsamo alguno. No es la única, pero sí la gota que desborda el dique de contención de la balsa donde se acumula toda la ponzoña de treinta y seis años de esquilmación, corrupción, postración y oprobio.
Esto no es un rebote puntual más por la enésima putada que nos infligen; es la constatación definitiva de que no hay solución, que todo está perdido y que si no hay presente menos habrá futuro para el Bierzo en Castilla y León.
Esta claudicación ante una empresa no competitiva es revelador del desprecio con que nos trata Castilla y León; enfrentarse a todo el Bierzo para apuntalar a una actividad vetusta sin mercado cercano y con escaso futuro es un dislate impropio de una gestión pública racional. Y si para hacerlo no dudan en dejarles que rebajen los costes quemando veneno, la cosa raya el delirio. O cosas más inconfesables.
Lo cierto es que con esta cruzada cementera han dejado muy claro de parte de quién están. Y sus desvelos no están con los horticultores de Narayola, ni con los viticultores de Valtuille, ni con los fruticultores de Posada; en los despachos de Pucela se defienden antes los intereses de los sátrapas brasileiros que cotizan en la Bovespa de São Paulo y viven en los penhouses de Ipanema.
¿Qué defensa pueden tener agricultores e industriales bercianos ante los medios de una multinacional con sus bufetes jurídicos, sus despachos de influencias y sus gabinetes de comunicación? Poca o ninguna que no sea la que le deben brindar sus representantes públicos; y en este caso, siguiéndole la pista al Consejero en el asunto, las posibilidades de éxito eran totalmente nulas.
Esta claudicación ante una empresa no competitiva es revelador del desprecio con que nos trata Castilla y León
Jamás una decisión como esa se habría tomado en el Bierzo. Es la nueva lección que nos vuelve a decir el peligro que tiene dejar el poder en manos de quienes no controlamos y a quienes les importamos un pimiento.
Tan solo nos queda una posibilidad, difícil pero posibilidad en definitiva, y es la que depende de nosotros mismos sin vicarios ni intermediarios. En la certeza de que nuestra clase política es incapaz de ofrecer solución alguna que no esté mediatizada por sus señoritos de la provincia o la autonomía, el apoyo a las organizaciones ecologistas y ciudadanas es fundamental y debe ser total y sin fisuras.
Pero siendo importante no es suficiente. Hay que abrir brecha en otro frente para ampliar las posibilidades de revertir esta situación de desamparo, y esa nueva vía deber ser rompiendo la baraja. En palabras claras: segregando el Bierzo de la Comunidad autónoma de Castilla y León.
Hay que reorganizar con urgencia a la sociedad civil fosilizada en la resignación para que, desde la legítima rebeldía, se tome el camino de la recuperación. El decidido inicio de las acciones para planificar e instrumentar la efectiva desvinculación política y administrativa de Castilla y León también será la mejor respuesta al escarnio que parece no tener fin.
España tiene problemas muy serios en el ámbito de la organizaciones territorial del estado, y ese es motivo suficiente como para no frivolizar con cuestiones sensibles como esta. Aquí no se está planteando un bufo Viva Cartagena, se está invitando a iniciar un proceso de segregación territorial con pleno encaje constitucional.
Detesto el nacionalismo, me repugna la excluyente insolidaridad de los más ricos y poderosos con los más desamparados y pobres. Que nadie se equivo, que no se trata de cambiar de patrón; no va de nada de eso, simplemente va de supervivencia… y de dignidad.
Al Consejero heraldo de la devastación berciana poco que decirle, su lenidad con los poderosos y su falta de obligada empatía con los atropellados lo descalifican, lo suyo no es la política; aunque habrá de cuidarse de transitar por su demarcación el día que se reincorpore a la judicatura.
Sí quiero detenerme con el Sr. Mañueco, Presidente de CyL. En primer lugar para decirle que no hace falta ser experto para entender que las características orográficas del Bierzo son probablemente las peores para albergar actividades de incineración.
En segundo, advertirle de que todo el gran esfuerzo reputacional de los productos bercianos se puede malograr por el apoyo ciego de su administración a una industria mal ubicada para competir en el mercado cementero, que pretende lograrlo a costa de poner en riesgo la salud y el porvenir de los todos los bercianos.
Y en tercer lugar, sugerirle que ponga coto de este dislate, y se informe de las posibles consecuencias sociales, ambientales y económicas por otras fuentes solventes que no sean las de sus acólitos.
El Bierzo está mudo, lleva tiempo enmudecido pero es el silencio de un volcán que puede explosionar de repente, y en esta ocasión la canallada es tan gorda que los ánimos se van a caldear intensamente, por mucho que aprovechen el tiempo difuso de las navidades para consumar la traición. Es poco lo que se pide, solo que dejen de jodernos.