[LA OVEJA NEGRA] La solución final
GERMÁN VALCÁRCEL | El lenguaje oficial ahoga la disidencia y la crítica para otorgar impunidad al expolio y al latrocinio, y a quienes los imponen por modelo, los políticos, en nombre del desarrollo y a los empresarios que le sacan el jugo.
Sin ir más lejos en un reciente foro que, patrocinado y organizado por el periódico del multimputado por presunta corrupción y como supuesto corruptor, dueño de los más importantes medios de comunicación de la Comunidad, y amo y señor de la deleznable casta política que gobierna las instituciones de esta Comunidad Autónoma, desde el Gobierno Regional, a las Diputaciones Provinciales y Consejo Comarcal, pasando por el más pequeño ayuntamiento, ha decretado que Cosmos y Forestalia son dos empresas verdes que cuidan por la salud medioambiental del Bierzo y de los bercianos, y el crecimiento de nuestra economía está asegurado mediante la construcción de infraestructuras tan sostenibles como el AVE, la A-76 o la Autovía a Asturias que van a generar gran riqueza.
Esa parece ser la hipócrita conclusión que pretenden vendernos los participantes en el aquelarre organizado en Camponaraya, el cortijo del nuevo capo del social pancismo berciano y provincial, a principios de esta semana, para tapar la desoladora imagen de analfabetismo que, en materia de Economía, Ecología y Energía, han dado los participantes en el evento, ni más ni menos que la flor y nata de nuestros caciques políticos, nuestros expoliadores y esclavistas empresarios, y sus lacayos, los periodistas que ejercen de voceros de estos vendedores de peines para calvos.
Dicho foro (que celebraba sus comilonas en un restaurante propiedad de una empresa que aparece entre una de las irregularidades detectadas por el perito judicial del Mundial de Ciclismo) equivale, para el futuro de la Comarca Circular, a una conferencia donde la Iglesia Católica enseñase cómo hacer pederastia de forma más eficiente y responsablemente. Por eso no es casual que fue en esa reunión donde Suárez-Quiñones anunció que la Cementera de Votarantim -otro de los patrocinadores del evento-, situada en Toral de los Vados, va a recibir autorización para gasear masivamente a la población berciana y también que los montes del Bierzo van a ser arrasados para alimentar la incineradora de árboles que se está instalando, por parte de Forestalia, en Cubillos de Sil.
El consejero de la Junta ha devenido en el “Ángel de la Muerte” de los bercianos, ya que con su firma va a ser el responsable último de un grave atentado contra la salud de miles de personas y de los ecosistemas circundantes, tal como ponen de manifiesto los estudios realizados, sobre incineradoras similares, entre otros, por el profesor Eduard Rodríguez Ferré -miembro de la Comisión científica de la Unión Europea para los Nuevos Riesgos para la Salud- y el doctor Fernando Palacios, del Departamento de Biodiversidad y Biología evolutiva del CSIC, como recientemente manifestó en Ponferrada este último, hace poco más de un mes, donde informó de que las cementeras no deben someterse a unas normas tan estrictas como las que rigen las emisiones de incineradoras, por lo que son más contaminantes.
El consejero Suárez-Quiñones declaró a los medios de manipulación que cuenta con informes favorables de personal del Ciemat, informes que debería hacer públicos, su palabra carece del más mínimo valor político o administrativo. Sin embargo, el señor consejero no tiene ningún problema en pasarse por el arco de sus caprichos informes de ese mismo organismo que sostiene que no es viable ninguna planta de biomasa en el Bierzo. A servidor le invade la indignación y la rabia cuando constata que los directivos de Ciuden no hacen público ese informe que descalifica la barbaridad que se está llevando a cabo en Cubillos del Sil, a no ser que lo que se pretenda sea convertir el Bierzo en el crematorio del Estado y lo que va a quemar Forestalia no sea exclusivamente biomasa.
El consejero de la Junta va a ser el responsable último con su firma de un grave atentado contra la salud de miles de personas
Los intereses económicos que se mueven en torno a las cementeras son descomunales, por lo que no es extraño que dediquen tantos esfuerzos a “vender” el producto, aunque sea disfrazándolo de valorización energética, destrucción térmica de residuos o economía circular; también lo hacen blanqueando sus siniestras labores financiando actividades y maquinaria de ayuntamientos y eventos de todo tipo de organizaciones que se presten a ello, ya sean feministas, deportivas o asistenciales que aceptan la limosna de buen grado, haciendo visible el anagrama de la cementera -en sus carteles o incluso en alguno de sus vehículos- sin ningún tipo de contradicción, lo cual nos ofrece un terminado retrato de la altura ética y moral de sus responsables.
De entre las necedades e inexactitudes que sostuvo, y sostiene, el presidente de los empresarios bercianos, dando parabienes a quienes echan veneno al aire y pudren las aguas, surge la verdad de las gentes a las que representa, en términos que podrían ser resumidos así: los defensores de la naturaleza son abogados de la pobreza, dedicados a sabotear y espantar el desarrollo económico. Lo que este individuo y a quienes representa callan es que estas actividades económicas generan contaminación, destruyen el medioambiente, dañan la salud pública, agotan los recursos financieros para otras alternativas de reducción, reutilización y reciclado; desperdician energía y materiales, socavan la prevención de la generación de residuos y los enfoques racionales para el manejo de residuos, y tienen una experiencia operativa marcada de problemas por desajustes, fallos, interrupciones y con frecuencia exceden los estándares de contaminación del aire, además de manejar incorrectamente las cenizas. Ya sostenía Karl Marx en el siglo XIX: “Bajo el dominio del dinero, la actitud frente a la Naturaleza es su desprecio real, su violación de hecho”. Pero todo esto, a este indocumentado, especialista en el manejo de falacias argumentativas, y de otro tipo de materiales explosivos, como método de debate, le importa bien poco. Él no es más que la voz de su amo.
Los políticos que asistieron a semejante aquelarre de muerte y destrucción, en lugar de defender la biodiversidad de la Comarca Circular, ya muy mermada por más de un siglo de extractivismo salvaje, y de tratar de paliar sus devastadores efectos aplicando políticas integrales de restauraciones ecológicas, de ganarle el territorio a los mercaderes de la muerte, de impedir que continúe su destrucción, saqueo y vampirización, de enfrentarse a proyectos que destrozan ecosistemas y acaban con la salud de las personas con el único objetivo de generar mayor acumulación en pocas manos, se dedicaron a prometer el mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices; ahí tienen, por ejemplo, las palabras del insustancial y vacuo Presidente del Consejo Comarcal afirmando que “el Bierzo está sabiendo reinventar su futuro”. Pero las estadísticas confiesan (ellos ni siquiera se toman la molestia de leerlas, tampoco sabrían interpretarlas), los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que las políticas implementadas por todos estos personajes nos llevan al desastre, y sus decisiones políticas fomentan las agresiones contra la naturaleza, y es la Comarca entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua y la dilapidación de los recursos naturales no renovables. Estos personajes no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, estas gentes están cometiendo el delito de apología del crimen.
Como vemos nuestras élites políticas y económicas no necesitan anteponer la palabra eco o pintar su mierda de verde para hacer que nos la comamos, no en vano saben que la sociedad berciana ha interiorizado y convertido en valores el cinismo, la resignación y el fatalismo, pero permitan que recuerde que sin un medioambiente sano y sin justicia social no hay futuro. Pero en el Bierzo, con una sociedad que, mayoritariamente, hace de la servidumbre voluntaria su valor más preciado, nuestros verdugos ni siquiera necesitan disfrazarse de verde, como ocurre en el sarao internacional de Madrid, para seguir expoliando y destruyendo a esta comarca, y explotando, enfermando y humillando a sus gentes.
Ya nos decía Eduardo Galeano que “la civilización que confunde a los relojes con el tiempo, al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a romper su propio cielo.”