[PAJARITOS Y PAJARRACOS] Cosmos da duro, no vale ser neutrales
XAN DAS VERDADES | Es legítimo defender el puesto de trabajo, lo es menos hacerlo dando por sentado que su derecho al trabajo está por delante del derecho general a la salud.
En un vídeo corporativo los trabajadores de Cosmos afirman con rotundidad lo que ignoran, como si el hecho de trabajar en una fábrica de cemento les dotara de conocimientos científicos especiales. Hablan de que numerosos estudios avalan sus afirmaciones, no más de los numerosos estudios que avalan lo contrario.
Dicen también que las marcas de calidad han crecido conviviendo con la cementera; cierto, lo que cambia es que las uvas, las castañas, las cerezas, las peras, las manzanas, los pimientos y el resto de los productos alimentarios del Bierzo igual se dejan de consumir porque el mercado los rechaza al estar cultivados al lado de una chimenea que echa veneno.
Los empleados son libres de hacer lo que consideren oportuno, incluso de hacer acritico seguidismo a la política de la empresa. Una empresa fosilizada en un sector falto de innovación, y de escasa rentabilidad que para no echar el cierre necesita de toda clase de cárteles, oligopolios, lobbys y otras presiones e influencias para lograr la rentabilidad; y lo que es peor, de prácticas de ahorro de costes que invaden los derechos de terceros a la seguridad, ambiental, psicológica y económica.
Ese es el problema de los trabajadores de Cosmos: tener de empleadora a una empresa del más rancio neolítico empresarial, con unos gestores que tratan de rentabilizarla a cuenta de soluciones carentes de talento y futuro. Torcer la voluntad de los políticos y echarse a la cara a todos los habitantes de su entorno productivo no es solución; sospecho que Cosmos ha elegido el peor de los caminos, y se equivoca si cree que es una victoria lo que solo es un error, un tremendo error que pagaremos todos.
No es un asunto menor el que nos ocupa. Es casus belli; una decisión frívola e inoportuna que es toda una invitación a la guerra abierta de la región natural del Bierzo contra quienes por maldad o ceguera son sus verdugos confesos. El Bierzo ha sufrido como ningún otro sitio la alteración de medio natural por las infraestructuras energéticas, por la voracidad extractiva y por la contaminación termo-industrial; exposición a dichas actividades que parecía haber tocado a su fin con los lesivos efectos económicos y sociales conocidos.
Tras el desmantelamiento y la debacle, esos males padecidos nos ofrecían la alternativa de poder actuar para reconstruir el futuro de nuestra tierra sobre bases más armónicas con el medio natural. En esa respuesta preñada de coherencia y solidez, la producción de excelencia y los elaborados de alta calidad son pilares básicos del nuevo discurso socio-económico berciano.
Bueno, pues en ese ilusionado trayecto en el que el Bierzo dependería por primera vez del talento e iniciativa autóctona y no de la lotería de empresas foraneas, ha tenido que salir este relicto de la más pura Edad de Piedra Industrial con la pretensión de cargárselo todo con su egoísmo de multinacional insolidaria.
Ese es el problema de los trabajadores de Cosmos: tener de empleadora a una empresa del más rancio neolítico empresarial
Nada, absolutamente nada, hay que esperar de unas autoridades regionales y provinciales que han decidido hacer del Bierzo, otrora próspero, singular y reivindicativo, el triste basurero de sus miopes incapacidades cuando no venganzas.
No cabe esperar lo mismo de nuestro representantes locales. Ellos, antes que a sus respectivas jerarquías partidistas, se deben a sus convecinos y no hay una razón, por muy poderosa que sea, que les impida cerrar filas con la suerte de sus paisanos que es la de ellos mismos y la de sus familias. Oponerse frontalmente al desastre no es un acto de indisciplina, es un acto de coherencia con sus promesas y juramentos, y un ejercicio de honestidad y bonhomía.
Y es por ellos, por los Ayuntamientos, por las Juntas Vecinales, por las Mancomunidades, por el Consejo Comarcal, y por las entidades públicas del ámbito berciano por las que, en primer lugar, deben dejarse corporativa y nítidamente expresados las posicionamientos de rechazo a la tropelía. En este asunto se puede ser dependiente o independiente, lo que no cabe es ser neutral, hay que retratarse ante la ciudadanía. Las entidades públicas del ámbito berciano, deberían tomar parte en un asunto crucial que les afecta, dando audiencia previa informativa, si así lo estiman oportuno, a las distintas posturas, para manifestar en sus plenos de manera oficial sus posiciones institucionales.
No hacerlo, es decidirse por una de las opciones, secuestrando la voz de sus representados que los han elegido para defenderles. Mal asunto si cunde el temor, la falta de arrestos, la inhibicion, el escaqueo, el mirar para otro lado; nada peor para los ciudadanos que dejar su seguridad en manos de cobardes, y nada peor para los cobardes que verse delatados.
En medio de tantas frustraciones, penalidades y desencantos, el asunto Cosmos ofrece a los bercianos la oportunidad de saber si cabe esperar algo de la clase política que les representan en la cercanía; o si por el contrario están solos, abandonados a su suerte, sin atisbo de esperanza y con la certeza de que la democracia representativa les pisotea hasta su propia dignidad como personas.
Esperemos que los políticos bercianos hagan su trabajo, esperemos que este desdichado asunto no se les escape de las manos entre el descrédito y la repugnancia de un pueblo que no está para soportar más desprecios. Esperemos que los ciudadanos insten a sus representantes a convocar los plenos a la mayor brevedad, antes que la desgracia se consume.