[LA OVEJA NEGRA] Sin alternativa no hay futuro
GERMÁN VALCÁRCEL | La llegada al poder de ese oxímoron que se autocalifica de izquierda está sirviendo para constatar que la hegemonía cultural, política y social del relato neoliberal, formulada por Margaret Thatcher y conocida como TINA (There is no alternative, No hay alternativa) está totalmente interiorizada y aceptada por las bases políticas y sociales de la izquierda institucional.
Así que, por favor, no perdamos tiempo y energía en debates estériles, aceptemos la realidad, la izquierda y la derecha occidental, en el fondo, defienden lo mismo: sus privilegios como sociedades colonialistas o neocolonialistas, no pregunten a nuestros progres dónde se sustenta el Estado de Bienestar que defienden. No lo quieren saber.
Aceptemos que “las progresistas clases medias” de esta parte del mundo siguen defendiendo, con uñas y dientes, un sistema que nos conduce directamente al colapso. Cualquier cosa antes que renunciar al automóvil privado, a los viajes vacacionales a lugares exóticos, a las salidas semanales al restaurante de moda, a un fin de semana en una casita de turismo rural o a terrazas con calentadores en los fríos inviernos, incluso a cambiar de vestuario cada temporada. Para eso han inventado, tanto ciertos sectores del ecologismo como la izquierda, ese eufemismo llamado “desarrollo sostenible”, puro gatopardismo político e intelectual para seguir defendiendo privilegios que se confunden con derechos.
El primer gobierno de coalición de este país desde la República coincide con una derecha absolutamente enloquecida y fascistizada cuyos únicos combustibles son la confrontación y el odio, fundamentalmente el odio que, aderezado con la mentira, tan bien queda ejemplificado en el repugnante y falaz tuit que el portavoz popular en el ayuntamiento de Ponferrada, la ciudad donde vivo, soltó ayer: “El social comunismo se empeña en adoctrinarnos en todos los aspectos de la vida para construir y manejar al individuo según su trasnochada y delirante ideología. Les combatiremos con la libertad y el Estado de Derecho”.
Ese texto lo escribe un individuo que ha sido dirigente de una de las cofradías de la secta de pederastas que lleva sojuzgando y adoctrinando este país desde antes de los Reyes Católicos, nos lo dice un personaje que todas las Semanas Santa desfila disfrazado con un capirote similar a los utilizados por el Ku Klux Klan; Semana Santa con la que nos imponen en la calle sus ritos a todos los que no somos miembros de dicha secta.
Mientras la ciudadanía no sea capaz de sacar de la vida política, por meros motivos de higiene y salud pública, a individuos que no son más que un compendio de esa derecha incapaz de proyectos reales, cuya única preocupación real, elevada al grado de obsesión, es un comunismo que no existe, habrá fracasado como sociedad. Ninguna ciudad, ningún pueblo, por muy desestructurado, por muy envilecido que esté se merece tener representantes de esta catadura política.
Vivimos tiempos de no verdad, de noticias falsas, de política ponzoñosa, de guerras jurídicas, actualmente los golpes de Estado ya no se dan con tanques. La política se ha convertido en un lodazal sensacionalista donde cuando acaba el día vence el más marrullero, el que miente más groseramente, el que más grita. La crispación se ha instalado definitivamente en el hacer político y cotidiano. Resulta impresionante la tergiversación torticera que hacen nuestros políticos, Asusta la desvergüenza con la que mienten. El tuit del portavoz popular es un buen ejemplo.
Pero en los tiempos que corren también estamos soportando la tentación autoritaria que hay en la izquierda, no tenemos más que hablar con gentes del entorno “pesoìsta” o podemita y podrán comprobar cómo la vieja retórica del “quintacolumnismo” está vigente, es una retórica volcada hacia el enemigo interno como forma de cerrar filas contra cualquier forma de disidencia. Es curioso cómo te ganas toda suerte enemigos cuando sostienes que sigue siendo una tarea fundamental señalar los límites, la inviabilidad de sus enunciados en el contexto actual, los errores. Por supuesto no les recuerdes que tanto Iglesias como Garzón firmaron hace menos de cinco años un manifiesto que llevaba por título Última llamada y que decía cosas como: “… Hoy se acumulan las noticias que indican que la vía del crecimiento es ya un genocidio a cámara lenta. El declive en la disponibilidad de energía barata, los escenarios catastróficos del cambio climático y las tensiones geopolíticas por los recursos muestran que las tendencias de progreso del pasado se están quebrando.
El primer gobierno de coalición de este país desde la República coincide con una derecha absolutamente enloquecida y fascistizada
Frente a este desafío no bastan los mantras cosméticos del desarrollo sostenible, ni la mera apuesta por tecnologías ecoeficientes, ni una supuesta “economía verde” que encubre la mercantilización generalizada de bienes naturales y servicios ecosistémicos. Las soluciones tecnológicas, tanto a la crisis ambiental como al declive energético, son insuficientes. La crisis ecológica no es un tema parcial, sino que determina todos los aspectos de la sociedad: alimentación, transporte, industria, urbanización, conflictos bélicos… Se trata, en definitiva, de la base de nuestra economía y de nuestras vidas.
Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura, tecnólatra y mercadólatra, olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes.
La sociedad productivista y consumista no puede ser sustentada por el planeta. Necesitamos construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a una enorme población humana (hoy más de 7.200 millones), aún creciente, que habita un mundo de recursos menguantes. Para ello van a ser necesarios cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial: y sobre todo en los valores que guían todo lo anterior. Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera, y utilice la investigación, la tecnología, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Necesitaremos para ello toda la imaginación política, generosidad moral y creatividad técnica que logremos desplegar…”.
Sin embargo, el primer punto del programa de la coalición de gobierno es el Crecimiento. Por eso me produce espanto quienes apoyan acríticamente a este gobierno, y los intentos de silenciar cualquier crítica, cualquier disidencia. Olvidan que no hay ningún caso en la historia de la humanidad en que la moderación socialdemócrata haya conseguido frenar al fascismo.
Sostener que escuchar al marxista leninista Alberto Garzón y a la podemita Irene Montero (dos de los más virulentos críticos con la monarquía borbónica) prometer lealtad al Rey –¿por qué no al Jefe del Estado?, parece lo mismo pero no lo es– es repugnante, supone que los hooligans podemitas y de IU te tilden poco menos que de agente de la extrema derecha. Afirmar que tragarse a Dolores Delgado como fiscal general supone quedarte sin argumentos para rebatir los “golpes de estado” judiciales que está perpetrando, y pretende seguir haciendo, la derecha de este país te convierte en un quintacolumnista.
Para justificar la perenne ceremonia de la confusión sobre la que los diferentes partidos del sistema perseveran y en aras de mantener la alienación de las clases populares ahí tenemos al bufón e ideólogo podemita Juan Carlos Monedero, cuya superficialidad intelectual va pareja con su desvergüenza; al día siguiente de tomar posesión ministerial sus colegas, afirma, sin ningún pudor: “La izquierda, cuando es inteligente, sabe que pelear contra el modelo actual es una quimera”.
Una vez conseguidos los objetivos últimos, el poder y todas sus prebendas, se trata de borrar de la conciencia de las mayorías las ideas, valores y proyectos que, en un pasado muy cercano, fueron capaces de movilizar a millones de personas en este país en la lucha por un mundo mejor. Un mundo donde la explotación del ser humano y de la naturaleza fuera abolida. Siempre ocurre que quien afirma que no existen otras alternativas es el mismo que las destruye.
El actual gobierno, sus “intelectuales“ y sus votantes están preparando una narrativa taimada y tendenciosa: ellos son el cambio, los únicos preparados para luchar contra la derecha, ellos no agreden a nadie, son incluyentes, representan lo bueno. Esa narrativa incluye una suerte de pensamiento mágico según el cual cualquier crítica supone hacerle el juego a la derecha. Esa perspectiva maniquea permite relatos como el de Monedero, ellos son los machos alfa de la manada que se impone a quien se opone.
Usan un lenguaje amigable, pero no hay que más que leer las redes sociales o escuchar a sus insignes representantes para saber que ellos son los que van a ponerle, con sus mentiras, incumplimientos y falacias, la alfombra roja al eco fascismo que viene.