[LA OVEJA NEGRA] Llaman a procesión
GERMÁN VALCÁRCEL | Aunque sé que más vale hablarle al perro, al menos escucha, hoy me voy a dar el lujo de divagar sobre nosotros los bercianos, ese pueblo soñador que, subyugado y seducido por bandas de mafiosos y emprendedores trileros salvapatrias, ha mantenido y mantiene la cabeza más agachada que japoneses con visitas.
Instalada en la conciencia social de las gentes del Bierzo la fatalidad de que la corrupción y el caciquismo ni se crean ni se destruyen, simplemente se transforman, la vida política, mediática y social sigue embalsamada y esta semana ha girado en torno al raquitismo intelectual de elucubrar sobre la autoría de unos carteles donde se nos decía lo evidente: el Bierzo se muere.
Todo ello dentro del marco de la próxima procesión convocada para el próximo día 16 de febrero por nuestros verdugos, esos pedantes señoritos que están en el sindicalismo, en política y el “emprendedurismo” para servirse a sí mismos y a sus desaforados egos, esos cretinos de grasiento cerebro incapaces de tener otro horizonte que la defensa y perpetuación de sus espurios intereses. Una vez más toca, en lugar de buscar soluciones reales, sacar a relucir ese orgullito berciano inútil, tan propio de esta tierra, de buscar la complicidad de las gentes destinadas a arder primero cada vez que llueve fuego. A buscar en la desesperación, el dolor y la miseria complicidades, no para resolver los problemas sino para perpetuar sus posaderas en los sillones del poder o llenar sus bolsillos; el amor al terruño, para algunos, siempre tiene precio.
Hay que ser muy cínico para llevar adelante semejante convocatoria por parte de los mismos que han generado los problemas. Pero es la consecuencia de la desarticulación llevada a cabo por ellos del tejido social, utilizando la colonización que de la mayoría de los movimientos sociales (convertidos en ese eufemismo que se conoce como “tercer sector”) hacen todo tipo de trepas, prestos a buscar subvenciones. Esos son los lodos generados por las subvenciones que, de forma interesada, concede el poder a los colectivos sociales si son dóciles y cumplen sus “normas”.
Como es sabido cada pueblo tiene sus usos y costumbres, en la Comarca Circular nos gusta guiarnos por las apariencias y, como no tenemos mucha cultura política, elegimos a nuestros dirigentes basándonos en intuiciones sin fundamento; nos movemos por filias y fobias, no por razonamientos; por el egoísmo y las señales sociales, no por el contenido de los mensajes o los argumentos. Esclavos de nuestras pasiones instintivas y nuestros volubles intereses, no somos capaces de la menor reflexión y rigor siendo, consecuentemente, susceptibles a la adulación populista. Por eso votamos a tipejos que debieran tener menos poder de convocatoria que un zapato que pisó mierda, lo cual nos lleva a aceptar que nos representen un hato de retrasados mentales. En el pecado llevamos la penitencia.
Como bien decía el pasquín con el que apareció empapelada Ponferrada, “el Bierzo se muere”; se muere porque sus habitantes jamás hemos utilizado las posibilidades que nos brinda su geografía para construir poderes propios, realmente populares, la experiencia y observación nos dice que todos los movimientos emancipadores del siglo XXI basan sus proyectos en la territorilización de sus acciones, en crear nuevos marcos, en promover dinámicas al margen de las instituciones, en la auto organización, no en crear más entramados institucionales.
¿Saben en cuantas administraciones está dividida la gestión política en el Bierzo? Siete si contamos las Juntas Vecinales de algunos pueblos, eso sí despoblados, y la mitad de los treinta y ocho ayuntamientos con menos de mil habitantes. Mientras, la Sanidad y la Educacion son geográficamente “centralizadas” y en vías de ser desmanteladas. Si en esta tierra quedara un mínimo de digna rabia habría un estallido social ante lo que están haciendo con ambas cosas.
Una vez más toca, en lugar de buscar soluciones reales, sacar a relucir ese orgullito berciano inútil
Los profesionales de la representación, aparte de sacarnos en procesión, pretenden ahora dotarnos de más instituciones, una nueva Comunidad Autónoma y convertirnos en provincia. En definitiva, seguir engordando las redes clientelares. Pero la actual organización político-territorial tiene sus ventajas, permite culpar a León, Valladolid, Madrid o Bruselas de nuestros problemas; es más fácil que enfrentarse al cacique o negrero cercano, ante los que hemos decido practicar nuestra cotidiana servidumbre voluntaria.
Pero el objetivo no debe ser la toma del poder, sino vaciarlo de contenido. No luchar contra los caciques, sino dejarlos sin clientela. El territorio es la casa común donde deben nacer y crecer otros mundos. El proceso es lento, pero es preferible ir lento porque el objetivo es ir lejos, las prisas ya vemos a donde conducen.
Lo ocurrido con Podemos debería servirnos de enseñanza para asumir que los procesos sociales son muy, muy lentos. Nacido hace ahora seis años de las luchas sociales del 15M y las Mareas, con un relato donde las ilusiones rupturistas y constituyentes eran el banderín de enganche de millones de personas, seis años después no es más que el nuevo puntal del pútrido régimen heredero del franquismo, y con su entreguismo ha convertido, una vez más, el actual sistema democrático español en el campo de tregua después de haber sido derrotados, sin dar ni siquiera la batalla política e intelectual, exactamente el mismo papel que los calificados como comunistas jugaron en la Transición. En la democracia española queda constatado que, si quieres jugar, debes aceptar que las cartas estén marcadas.
Con la cooptación de Podemos se han vuelto a cerrar los límites, no sólo los de la Constitución del 1978, sino los que dejó la dictadura misma. La Constitución del 78 fue la continuación de la dictadura franquista por otros medios: de “ley a ley” que dijo Fernández Miranda «o yo con mis límites o la vuelta al caos» que es lo que supuso el golpe de Estado de 1981. De modos distintos, el 15M y el independentismo forzaron esos límites y el contragolpe han sido la dimisión de Juan Carlos por un autoritario Felipe VI, Vox y la utilización de la Judicatura contra cualquier tipo de disidencia. Un apuntalamiento protofascista del 78 que hace aparecer la defensa de lo «social», por parte de los podemitas, como «lo menos malo” de un régimen cada vez más autoritario, corrupto y podrido.
¿Y ahora qué? ¿Vamos a tener que seguir consumiendo la ropa vieja de la olla podrida? Seguramente, una vez conseguido el debilitamiento político de la solidaridad, transformada en asistencialismo institucional por los profesionales de la representación para, así, hacerse imprescindibles, las autodefinidas gentes de izquierda seguirán las recetas de sus líderes y renunciarán a cualquier forma de resistencia, solo parece quedar en pie el movimiento feminista, como ayer mismo demostraron tomando de nuevo las calles ante los intentos de institucionalización. La reciente condena a seis acusados por los disturbios de Rodea al Congreso del 2013, coincidiendo casi en el tiempo con la llegada al Gobierno de la nación de los dirigentes podemitas es todo un símbolo. Por lo pronto, aquí en el Bierzo, el próximo día 16, ustedes son totalmente libres de ir detrás de los culos que todos los días nos enmierdan.
Por ello, servidor, más que ilusionarse con falsas manifestaciones, más bien procesiones convocadas por los mismos que para mantenerse en el poder transaccionan con nuestras vidas, dejará sus mejores esfuerzos en prepararse para asumir las consecuencias que traerán adjuntas las decisiones de los jefes de los convocantes y que serán la espesa mermelada sobre las tostadas de los desayunos venideros. El voto favorable de los sindicatos en el tema de la incineración en la cementera de Cosmos, o el desmantelamiento de la sanidad y educación por parte del gobierno de la Pandilla Putrefacta, también entre los convocantes, son toda una declaración de principios.
Hoy, permítanme que termine recordando al admirado y ya desaparecido José Antonio Labordeta, y les dedique a los convocantes aquella expresión que él dedicó a la bancada de la Pandilla Putrefacta en el Congreso de los Diputados: ¡Váyanse a la mierda!