[LA OVEJA NEGRA] Hombres de honor
GERMÁN VALCÁRCEL | En Ponferrada es cada vez más difícil distinguir una columna de opinión política de una mala novela negra, eso es señal de que hemos tocado fondo.
En territorios con una fuerte tradición caciquil y clientelar, como el Bierzo, la mentalidad mafiosa es una forma de ejercer la acción política, de pasar por encima de quien sea, incluso de las leyes. No en vano la “élite” dirigente lo es todo por aquí, es la Administración y la Justicia. Un tinglado que crea lazos personales, alimenta la corrupción y los privilegios, y del que vive literalmente muchísima gente.
Hay elementos en el sistema que fomentan la corrupción, por eso es tan difícil de erradicar. A ello ayuda la deficiente Administración de Justicia. Por mucho que se intente que se procese y condene a gente corrupta, la justicia resulta inoperante si lo que de verdad se persigue es extirpar la infección. Por eso son muchos los españoles que creen que esta prostituida y tan necesitada de regenerarse y democratizarse como la clase política.
Leyendo el sumario de la causa del Mundial de ciclismo organizado en la capital berciana nos encontramos con algunas de las causas que sustentan y aumentan la desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones judiciales. En ese mismo sumario encontraremos, también, un ejemplo de la doble forma de actuar de la gran banca que, mientras se dedica a desahuciar a decenas de miles de personas pobres, ancianos y niños por el impago de pequeñas hipotecas, en el caso del Mundial renuncia, al menos de momento, a recuperar un crédito de casi tres millones de euros.
De la lectura del auto de archivo, a servidor le queda la impresión de que, como decía el personaje mafioso interpretado por Robert de Niro en la película Casino, hay tres maneras de hacer las cosas: la correcta, la incorrecta y como las hace Samuel Folgueral y su cuadrilla; parece que su señoría avala, en dicho auto, la forma de hacer de estos personajes. No queda otra que acatarlo.
Si son capaces de reprimir el vómito, y no tienen otra cosa mejor que hacer, les invito a tragarse ese compendio de simplificaciones, deformaciones, tergiversaciones y falacias que Samuel Folgueral y los otros cuatro hombres de honor que le acompañaban en la rueda de prensa que dieron para congratularse del auto de archivo provisional de la causa del Mundial de Ciclismo. Patético resultó escuchar sus cada vez más sonrojantés discursitos ciegos de ego (algún día les contaré, si me autorizan, lo que algunos psicólogos opinan del personaje, después de visionar las imágenes del video -lo han utilizado en algún curso- del día que fue investido alcalde), su argumentación trufada de matonismo político, de totalitarismo transpirante solo atenuado por su insondable mediocridad, y de una petulancia inversamente proporcional a su catadura moral e intelectual.
Cualquiera que escuche esa rueda de prensa puede apreciar que ese totalitarismo se sustenta en el constante cuestionamiento e intentos de cercenar los derechos de los ciudadanos a la crítica política, a la libre asociación, a la participación en los asuntos públicos y a la tutela efectiva de jueces y tribunales, todos ellos derechos reconocidos en nuestra Constitución.
Tenemos que recordarle a estos hombres de honor que, a pesar de que la jueza sostenga que no ha podido encontrar indicios de responsabilidad criminal en los investigados -al mafioso Al Capone tampoco pudieron probarle nunca nada-, ahí quedan el informe del perito judicial, el Dictamen del Consejo Consultivo de Castilla y León o las conclusiones emitidas por la Comisión de Investigación Municipal, refrendadas por diecinueve de los veinticinco concejales del Consistorio, en los que siempre encontraremos material más que suficiente para ir llenando tantas columnas de opinión como ruedas de prensa den o comunicados emitan, al menos hasta que los ciudadanos les expulsen definitivamente del panorama político local.
¿Va a denunciar al fiscal, a los miembros de la Comisión de Investigación municipal del Mundial o al Consejo Consultivo?
Recordarles que, por si no lo han leído o se les ha olvidado, el informe pericial sostiene “que la gestión realizada por la Fundación de Deportes de Ponferrada en el Mundial de Ciclismo no ha sido correcta, existiendo irregularidades que deben ser explicadas”. En ese mismo informe el perito llama la atención por pagos a una empresa de limpieza en Huelva; ni en Ponferrada, ni siquiera en toda la Comunidad Autónoma, encontraron empresa que limpie, dé brillo y esplendor al que, según los usitas, ha sido el mayor evento de la historia de Ponferrada. También es interesante este párrafo del informe pericial: “Por otra parte, hay indicadores que no cuadran como el hecho de que la factura de Euromedia Creativos fuera mayor en un 28% en servicios de restauración y un 23% en montaje y equipos de carpa VIP, es decir, se tuvieron que ampliar los equipos e infraestructura, y las consumiciones (comidas, cenas, bebidas…) que lógicamente vienen provocadas por mayor afluencia de personas, pero sin embargo los alojamientos en hoteles fueron más bajos de lo previsto”, o este otro: “Hay servicios sin presupuesto previo cuya actividad ya está contratada y presupuestada con otras empresas…”. Lo de Nautalia y otras píldoras, como la intervención directa del entonces alcalde en una reunión de la Fundación de Deportes lo dejamos para otro día. Como podemos apreciar no iban tan descaminados el casi centenar de ciudadanos que llevaron su denuncia al fiscal, que fue quien instó la apertura de la instrucción judicial.
En esa rueda de prensa también estaba otro “hombre de honor”, el vicepresidente de la Fundación de Deportes, don Marcos Díez Bodelón, un homínido dotado de sentido espeleológico y escatológico de los bajos fondos de la política y especialista en fontanerías ocultas que no tuvo ningún pudor en reconocer, en sede judicial, su falta de conocimiento para ponerse al frente de la organización de un evento de esas características. Los resultados de su irresponsable osadía han sido evidentes. Es sabido que con un par de gin-tonics y un puro algunos se creen Superman.
Pero al caballero exigirle responsabilidades le parece una persecución personal. Debe creer este Villarejo de pacotilla que todos hacemos como él: cotillear y husmear en la vida privada e íntima de la gente. No en vano es especialista en hurgar en los cubos de basura ajenos buscando desperdicios con los que poder manchar, e intentar silenciar, a quienes únicamente han ejercido el derecho de crítica política.
Este experto enmierdador amenaza con querellarse contra quienes, afirma, han mancillado su “honor”, y carga contra la Plataforma Cuentas Claras, asociación constituida, curiosamente, con posterioridad a la denuncia del Fiscal ante el juzgado número dos. ¿Va a denunciar al fiscal, a los miembros de la Comisión de Investigación municipal del Mundial o al Consejo Consultivo que emitieron e incorporaron sus informes a la denuncia de fiscalía?, informes que refrendaban las sospechas de los dos grupos de ciudadanos que pusieron en conocimiento del Fiscal las posibles irregularidades.
Este fontanero de las cloacas políticas, con su peculiar método de comunicación barriobajero vuelve a utilizar una falacia, la de la pregunta compleja, para levantar sospechas sobre quiénes son los componentes de esa asociación, lo tiene fácil de saber. Ya que parece que su consiglieri jurídico no le ha susurrado al oído cómo hacerlo, tal vez entretenido en solapadas tareas literarias, servidor le informa gratis: con solicitar una copia de la composición de la Junta Directiva de la Asociación al Registro de Asociaciones de la Junta de Castilla y León lo sabe; eso sí, tiene que pagar una pequeña tasa de cinco euros, no olvide que de su bolsillo. Aunque tal vez pueda endosarla a los ingresos que el grupo USE recibe de las arcas municipales para su funcionamiento. Pone los pelos de punta recordar que este alumno aventajado de ese excremento periodístico que es Eduardo Inda ha dirigido la política de comunicación institucional del Ayuntamiento de Ponferrada.
Abordar el análisis del auto desde la visión reduccionista de la satisfacción de unos o la frustración de otros solo contribuye a distraernos de la raíz del problema; lo cierto es que el fallo del juzgado ponferradino avala una forma de gestión de la cosa pública que abre la puerta al todo vale.
En unos tiempos donde los totalitarismos intentan colonizar todos los sectores sociales debería causarnos profunda inquietud que actuaciones tan irregulares, como las ejecutadas por los gestores y responsables de la organización del Mundial de ciclismo de Ponferrada, terminen convirtiéndose en el “sentido común” de aquellas instituciones que deben velar por el bien común y los derechos de todos los ciudadanos.
A servidor le ha quedado claro que en este atrabiliario país es más fácil ser juzgado por cagarte en dios que por malbaratar las arcas públicas. Ya lo dijo, en Luces de Bohemia, Valle Inclán: “En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza, se premia todo lo malo”.