[PÍLDORAS CONFINADAS] Dos meses de noche virtual sin drogas
Nos lo dejó escrito el cantor antes de irse, en la letra de ‘Al alba’, el himno contra los fusilamientos del franquismo que llegó cuando Aute no lo esperaba: “Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga”.
A estas alturas ya estarán hartos de leer y escuchar que Sánchez prorroga otras dos semanas el estado de alarma y anuncia que se ampliará más allá del 26 de abril. Al final saldremos, con lo que llevamos y lo que nos queda, por no menos dos meses de arresto domiciliario (váyanse despidiendo del puente del 1 de mayo), aunque ya se habla de suavizar el confinamiento si la evolución de la pandemia es positiva. Como parece que lo empieza a ser en la comarca (o lo que sea), donde Los pacientes curados de coronavirus ya superan a los hospitalizados al tiempo que Vuelve a bajar el número de casos diagnosticados en atención primaria.
Algunas voces, como la del investigador y catedrático de la UAB Miquel Porta, señalan que «Endurecer el confinamiento no salvaría más vidas». Otras, más estrambóticas, proponen soluciones milagrosas, al estilo de ese cura de Talavera de la Reina que pide (con un vídeo, claro) a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias «convertirse para salvar a España del coronavirus». Pero ahí están, ahí están Pedro Sánchez, un Gobierno que miente y un país que muere mientras aplaudimos compulsivamente y cantamos Resistiré. No hay nada que hacer: Roma locuta, causa finita.
En el país que perfeccionó la Inquisición se tolera mal la disidencia
También hay quien piensa que ‘La supuesta cura es inmensamente peor que la enfermedad’. Claro que eso es en Reino Unido. En el país que perfeccionó la Inquisición se tolera mal la disidencia. Aquí lo que proliferan estos días son personajes como Rosario la balconazi. Otro signo de los tiempos es la explosión de generosidad, no pocas veces interesada. Como el interés más desinteresado del eslogan de aquel banco, vamos. Así que en lo tocante a tanto desprendimiento súbito, estamos con Gabriel Rufián: “Una donación anunciada no es generosidad, es publicidad”.
Seguiremos viviendo en el mundo virtual, al que se ha apuntado todo dios con las iniciativas más peregrinas. Hasta la Semana Santa es ahora virtual. Recordamos haber leído en alguna entrevista antigua con Jesús Esteban algo así como “si no creo en la católica, apostólica y romana, que es la verdadera, cómo voy a creer en otra iglesia”. Parafraseando tan aguda reflexión (si la cita de memoria es inexacta o apócrifa le pedimos que nos corrija) hemos de recalcar que si este digital nunca ha informado de la Semana Santa real, como para hacerlo de la virtual que se han sacado de la manga este año.
Lamentamos no tener nada mejor que contarles. Pero como bien dice Dimitris Kouvelas, profesor de farmacia de la Universidad de Salónica: ”Quien quiera optimismo que tome drogas”. Delenda est cuarentena.