Ella (II)
Qui non zelat, non amat.
Preguntó él si le amaba.
Ella le susurró que más sabrosa
le sabe al lobo que al pastor la oveja.
Si a a otro hombre miraría:
“No esperes novedades
de quien no va a la plaza”.
Y como él insistiera: “¿Valdría así
menos?” Y vigilando
la impaciencia en sus ojos
aún añadió: “¿En qué puede
importunar mi lengua
al dueño de mi boca?”
—
Juan Carlos Suñén
Magaz de Abajo