[ANÁLISIS] Los dilemas de Olegario Ramón
JUANJO URBINA | El candidato del PSOE a la alcaldía de Ponferrada, con varias opciones para gobernar, se inclina por un pacto antes de la investidura con Pedro Muñoz y Lorena González.
Faltan doce días para que se celebre el pleno de investidura en el Ayuntamiento de Ponferrada y la discreción impera en torno a las conversaciones entre las siete formaciones que han obtenido representación en el consistorio. Ni el PSOE ni el PP, que con 9 y 6 escaños respectivamente están llevando la iniciativa, han soltado prenda sobre los resultados de las reuniones que han mantenido. Hasta hoy.
Los socialistas lo tienen todo a favor para sellar el día 15 la investidura de su candidato, Olegario Ramón, y disponen de varias alternativas para gobernar: en minoría, con acuerdos puntuales aprovechando la geometría variable de la corporación; con pactos estables que pueden formalizar con al menos otras dos formaciones antes o después de la elección de alcalde; o incluso con una suerte de gran coalición de perfil bajo con el PP, a través de acuerdos sobre las grandes cuestiones pendientes de la ciudad.
Aunque no pocos —sobre todo los sectores empresariales— consideran que acaso fuese la que más garantías ofrece para encarar cuestiones como los presupuestos, la municipalización de servicios, la salida al embrollo de contrato de limpieza o la necesaria reorganización interna de la casa, esta última opción carece de cualquier posibilidad de prosperar. Los condicionantes del marco político general están por encima de las buenas relaciones entre Ramón y Morala, que en principio podrían facilitar una solución de este tipo
El candidato socialista ha renunciado a acudir a la investidura a cuerpo –aunque tuviese la alcaldía asegurada salvo que se alzase en contra un imposible pentapartito– y se inclina por un acuerdo, se supone que con luz y taquígrafos, con otras dos fuerzas para asegurarse la mayoría absoluta de 13 votos en la primera votación.
El candidato socialista ha renunciado a acudir a la investidura a cuerpo y se inclina por asegurarse la mayoría absoluta en la primera votación
En el PSOE había unanimidad en torno a la preferencia por Coalición por El Bierzo como uno de los socios de gobierno. Los bercianistas han acreditado su capacidad de gestión durante los últimos cuatro años al frente de las áreas de Bienestar Social y Medio Rural. Y no hay que olvidar que han ganado en 10 de las 17 pedanías del municipio, algo que podía convertirse en un auténtico dolor de cabeza sin un canal de comunicación y colaboración fluido con las juntas vecinales.
Respecto a la identidad del otro posible socio, ha ganado la posición que apuesta por la afinidad política con Podemos, en detrimento de aquellas voces que preferían tener un grupo en la oposición a su izquierda para evitar que USE intente monopolizar ese flanco. La alternativa de Ciudadanos, que se ofreció públicamente para formar «un gobierno fuerte» y con el que además los socialistas necesitan alcanzar acuerdos para gobernar instituciones como la Junta de Castilla y León, ha quedado fuera de juego.
El movimiento cercena a 12 días de la investidura cualquier maniobra en la sombra que nunca pasó de comentario de barra de bar. Marco Morala solo tenía una bala, un cuestionable pentapartito que más que una operación arriesgada se antojaba casi suicida. Integrar en el mismo equipo de gobierno a PP –en minoría además respecto a la suma de sus socios–, Coalición, Ciudadanos, USE y PRB sin que se produjesen frecuentes fricciones entre ellos alcanzaría la categoría de empeño homérico desde el momento mismo del reparto de poder. Y es que, por ejemplo, ¿cuántas dedicaciones exclusivas serían necesarias para que todos quedaran satisfechos?