Un hombre no debe ser recordado
Cuando llega el momento
de partir a la guerra,
el hombre ensilla su caballo y pasa
miedo y, para alejarlo, piensa: Pronto
adornarán mis hijas su juventud con flores
de estos campos, con vino
de estas cepas celebrarán sus bodas.
Aquí alzarán su casa y un buen día
me darán nietos sanos y robustos
que pensarán que a nadie deben nada.
—
Juan Carlos Suñén
Magaz de Abajo