La amenaza
¿Qué visillo no puede
deslizarse sin ruido,
qué lámpara no vela
una intención oscura,
en qué bolsa no cabe
la ambición, en qué manto
de pliegues inocentes
no se oculta una daga?
Por evitar al lobo
se vuelven hienas los mejores perros.
—
Juan Carlos Suñén
Magaz de Abajo