[PÍLDORAS CONFINADAS] Otro fútbol espera en la desescalada
Ya falta menos para que vuelva el fútbol, ese deporte (o lo que sea) que terminará jugándose solo para la televisión aunque no le guste al Frente Norte. Pero ya no será lo mismo sin público y, lo que es peor, sin Michael Robinson, la voz que revolucionó el fútbol y nos enseñó a interpretarlo en aquel innovador programa que fue El día después. En efecto, Robin será para siempre El hombre que cambió la manera de explicar el fútbol.
Ya tenemos El plan de desescalada del Gobierno: cuatro fases y «nueva normalidad» a finales de junio, con no pocas dudas e incertidumbres, así que conviene saber Qué puede y qué no puede hacerse en cada fase de desconfinamiento. Tampoco podían faltar los absurdos e incongruencias que han caracterizado la gestión de todo este proceso. Un sinsentido es, por ejemplo, que «En la fase 1 no se puede ir a casa de un familiar» pero sí «tomar el vermú en una terraza». Discutible también es el criterio cerrado de las provincias, y más en zonas fronterizas como esta. Dicho con humor: No se puede ir a coger los chorizos del congelador de los abuelos de Piedrafita.
El coste real para las arcas municipales de la crisis todavía está por cuantificar
En La enrevesada ‘desescalada’ de Sánchez y el engorro de vivir también se abren muchos interrogantes sobre la reapertura de las terrazas. Por ejemplo, Gandia dejará que los hosteleros puedan ocupar más zonas de calle por la seguridad de sus clientes. Imaginen que aquí hacen lo mismo: si ya era difícil pasear por Fernando Miranda o que los niños corretearan entre mesas y sillas ahora resultaría sencillamente imposible. Por cierto, Ponferrada dejará de ingresar más de medio millón de euros por la suspensión de tasas. Y el coste real para las arcas municipales de la crisis todavía está por cuantificar.
Después de dos meses y medio hablando a todas horas de lo mismo, Aparecen algunos síntomas de saturación informativa en el consumo de medios durante el confinamiento. Era de esperar, pero ahora vendrá otra fase no menos dura. La de las mociones, las comisiones de investigación, las manifestaciones de protesta, las misas y los homenajes. El País empieza a cobrar por sus contenidos digitales (algo esperado porque ya lo había anunciado antes de la crisis), y detrás irán todos los que no lo habían hecho antes. Entretanto, Las asociaciones de medios y de compañías de publicidad solicitan al Gobierno ayudas urgentes. También muy previsible.