[PÍLDORAS CONFINADAS] Leer a Saramago desactiva la alarma
“Hay que afrontar las crisis con buen ánimo, el pesimismo nunca ayuda a buscar soluciones”, nos insta Olegario Ramón en el episodio piloto de un nuevo serial de animación producido por la omnipresente Policía Municipal. Quizá en lugar de fijarse tanto en Winston Churchill el alcalde de Ponferrada debería leer un poco más a José Saramago, para quien «los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay». Huelga decir que suscribimos la opinión del Premio Nobel portugués.
Comienzan a escucharse voces que piden Tumbar el estado de alarma mientras el PP se lo piensa: Génova debate si abstenerse en la nueva prórroga del estado de alarma y los barones piden estudiar «otras fórmulas». Más ágil, La extrema derecha desafía el confinamiento con varias manifestaciones. Se las han prohibido, suponemos que siguiendo los argumentos jurídicos con los que El Constitucional tumba la manifestación convocada en Vigo por el 1 de mayo. En cambio, El Tribunal Superior de Justicia de Aragón autoriza una manifestación y advierte de que «solo cabe la suspensión de derechos en un estado de excepción».
Después de mes y medio de encierro es oportuno cuestionarse si no tendrá razón Suecia
Hoy no se habla de otra cosa: El Gobierno regula los paseos a partir del sábado: dos personas, un kilómetro y con franjas horarias. Ya nos lo había adelantado hace días el sabio Fernando Simón: «El pasear una persona sola nunca ha supuesto un riesgo de transmisión». Entonces, ¿por qué cojones nos quieren encerrados? Después de mes y medio es oportuno cuestionarse Y si Suecia tuviera razón. Haciendo vida prácticamente normal, su ratio de muertes por millón de habitantes es inferior a España, Italia, Francia o Gran Bretaña. El tiempo dará y quitará razones.
También sabrán que El fútbol podrá volver la próxima semana. Hay cierto debate sobre esto, pero el balompié es un negocio más que un deporte desde hace mucho tiempo y si los demás negocios abren pues este también. ¿O es que no están trabajando profesionales que se juegan literalmente la vida y por un salario que no admite comparación con las astronómicas cifras de los futbolistas? Entre tanto pusilánime y acongojado sorprende el sentido común de Rakitic: “Quiero volver a jugar, asumo el riesgo del contagio”. Si es que ya se lo dice la ministra Ribera, a los hosteleros: «Quien no se sienta cómodo, que no abra». Y esta es la máxima responsable de la transición justa. Para echarse a temblar.