[PÍLDORAS CONFINADAS] Fase 1 con síndrome de Estocolmo eléctrico
Ya sabíamos que vivimos en una comarca (o lo que sea) en la que a buena parte de sus habitantes les importa un bledo la libertad, su libertad, porque nunca han pensado hacer uso de ella.
Después de dos meses de secuestro y de que Onda Bierzo adelantase a las 18.55 el pase a la fase 1 hemos descubierto además que muchas de sus gentes padecen el síndrome de Estocolmo e incluso se resisten a salir de la fase cero. A ver, los desconfinadores (como despectivamente llaman algunos a los defensores de la libertad individual desde el pensamiento crítico) no abogan por echarse a la calle a lo loco, sino por que se les permita ejercer esa libertad con responsabilidad, civismo y escrupuloso respeto a las medidas sanitarias. Sin coacciones del Leviatán. O sea, nos repetimos: más pedagogía y menos policía.
Ahora dicen que están estudiando obligar al uso de mascarilla en la calle. ¿Tendremos que tomar el café y el vino con mascarilla? Igual es que alguien tiene un cuñado que las fabrica. Salvo que usted vaya a acudir a un lugar donde se produzcan aglomeraciones, se trata de una estupidez (otra más) que lejos de cuestionar aplaude la mayoría de esta sociedad obediente, conformista y anestesiada. Solo hay que ver la respuesta a la pregunta ¿Crees que debe ser obligatorio el uso de la mascarilla en espacios públicos? Y eso después de haber escuchado al sabio Fernando Simón decir que «LA MEJOR MASCARILLA SON LOS 2 METROS DE DISTANCIA».
Solo les falta amenazarnos con la primera pistola eléctrica del Bierzo
Por cierto, tiene mucha gracia eso de que ahora toca sobreactuar. ¡Si es lo que llevan haciendo todos desde el minuto 1! Todavía querrán asustarnos más. Ya solo les falta amenazarnos con la primera pistola eléctrica del Bierzo, la que ha comprado el Ayuntamiento de Toral de los Vados para su policía. Esperemos que no ocurra lo mismo que con aquel empresario que al enterarse de que su principal rival en los negocios se había instalado el primer teléfono portátil de la comarca en su coche ordenó a sus empleados que a él le colocaran dos. Y cuando le llamaba el de la competencia le pedía que esperase, que estaba hablando por la otra línea. Sobreactuando.
Claro que para sobreactuación la de los ricos también lloran por un mísero 2% de impuestos añadidos a partir del millón de euros. Los muy patriotas amenazan con llevarse el dinero fuera. Ser patriota no es sinónimo de idiota, ya lo cantaba Aute en Ay Suiza, patria querida. Siempre está bien asomarse al exterior, aunque cada día nos lo están poniendo más difícil. Como bien dice el pediatra Carlos González “a otros países les ha ido mejor sin medidas tan extremas”. En su opinión, “Habría que haber aislado bien a los ancianos y haber dejado salir a los niños”. Y protegido mejor a los profesionales sanitarios, si se nos permite el añadido.
Menos mal que don Prudencio y doña Cautela se apiadaron de nosotros. Ya está tardando Tarsicio en salir a colgarse la medalla.