[TRIBUNA] Ponferrada: un año en fase 0
MARCO MORALA | Se cumple un año de la llegada de Olegario Ramón a la alcaldía de Ponferrada, y atendiendo a la amable invitación de este medio, ahí va una valoración del mismo.
De entrada, cualquier valoración de este período de gobernanza debe girar en torno a dar respuesta a varios interrogantes: ¿ha mejorado en algo la vida de los ponferradinos?, la ciudad, Ponferrada, ¿ha mejorado en aspectos tales como la economía, el empleo, la pérdida de población y el envejecimiento poblacional?, ¿en que han mejorado nuestras calles, parques, aceras, carreteras?, ¿ha mejorado la limpieza de la ciudad?, ¿han mejorado los servicios públicos municipales?, ¿ha disminuido la presión fiscal municipal en los bolsillos de los ponferradinos?
Como declaración inicial, he de manifestar la existencia de visiones alejadas tanto en la percepción de la realidad ponferradina, como en el diagnóstico y solución de sus problemas y necesidades: su política y la mía distan tanto como la visión de los ciudadanos que nos votaron a él y a mí.
La realidad determina que no exista un debate real entre quienes criticamos una gestión deficitaria y quienes la defienden. Se trata de una polémica artificial, porque todos los ponferradinos saben cómo ha sido esa exigua gestión de gobierno. La realidad sitúa el epicentro del debate, de la controversia política, en el análisis realista y objetivo de la gestión del alcalde socialista entre quienes realizamos una labor de rigurosa y leal oposición a esa gestión, y quienes la ven como un precio asumible mientras sigan gobernando “los suyos”. Lo digo por quienes se empeñan en presentar datos para convencer a quien ha prefijado su posición prescindiendo de cualquier dato. Es inútil. Es ideología. Y mi labor política descansa en el análisis y la sana crítica de hechos y de realidades. Si yo estuviera de acuerdo con la política desarrollada por Olegario Ramón, hubiéramos ido juntos y algunas cosas nos podíamos haber ahorrado. Lo cierto es que partimos con un programa electoral distinto: ellos no tenían y nosotros sí. En definitiva, tenemos una visión de Ponferrada y de sus necesidades distinta, y de ello ha quedado sobrada constancia tras este año de gobierno municipal. Y lo realmente alarmante es que determinado socio de gobierno, que se ha dedicado y dedica a trasladar al salón de plenos municipal la crítica a la política autonómica y a realizar un ejercicio de oposición a la oposición, lo empeora. Un actuar que denota la ausencia de un verdadero plan de gobierno que explicar, desarrollar y defender. Cuando se pierde más tiempo atacando a la oposición que gobernando y defendiendo su actividad de gobierno, es que no hay algo que defender. Cuando se dedican esfuerzos y tiempo a buscar culpables externos desde la posición de gobierno, se pone de manifiesto su dificultad en aceptar la crítica y en practicar la autocrítica.
Valorar este período político es valorar un año anormal y muy difícil: se trata, indiscutiblemente, de un año perdido para Ponferrada. Y no podemos caer en la tentación o en el error de fiarlo todo en el diagnóstico a la crisis sanitaria motivada por el coronavirus y a sus consecuencias sociales y económicas. Antes de la crisis algunas de sus medidas ya eran malas, como el programa tributario de incremento de la presión fiscal o los presupuestos para el año 2.020, que no compartimos, ahora menos, y que contribuyen a la recesión.
Respecto a la tasa de la basura creada por el gobierno tripartito, mantengo lo ya manifestado en su momento y combato los argumentos utilizados por el equipo de gobierno para su defensa: ni obliga Europa (porque la normativa europea no se ha traspuesto al ordenamiento jurídico español, y en consecuencia no es de obligado cumplimiento para el Reino de España como Estado miembro), ni es ilegal sufragarla con el IBI (en un documento de OCU del 13-06-2.018 se recoge que en ese momento la tasa de basura estaba incluida en el IBI en Badajoz, Barcelona, Las Palmas, Madrid, Málaga y Valladolid), ni el importe cobrado al ciudadano es más caro en las que varían según el valor catastral de la vivienda que en las que tienen una tarifa fija.
Del mismo modo, el relato de la culpabilidad del PP para todo, también decae. Curiosamente, esas ciudades señaladas con anterioridad en las que la tasa de basura se incluía en el IBI, estaban gobernadas por el PSOE (Las Palmas, Valladolid) o por Podemos (Madrid con Manuela Carmena y Barcelona con Ada Colau). Lo cierto es que sus argumentos pro necesidad de la tasa de la basura, revelan una mayor preocupación en el equipo de gobierno por exculparse que por gestionar. Y en la construcción de un relato con el cansino mantra de “la culpa es del PP”, se presume implícitamente su sentimiento de culpa.
Subir impuestos en la situación actual, con la importante caída del PIB que se avecina, es suicida
Si castigar los bolsillos de los ciudadanos y empresas ponferradinas antes de la pandemia era un error, subir impuestos en la situación actual, con la importante caída del PIB que se avecina, es suicida, reduce la inversión, evita la generación de empleo, liquida el consumo y a medio plazo minimiza también los ingresos fiscales.
En relación a los presupuestos para el año 2020, el pleno de presupuestos 2020 comenzó con un desfile del equipo de gobierno al estilo “Santa Compaña” y finalizó con la alegoría del alcalde a la “nortada” y a un imparable tren venido del norte con tres maquinistas al mando. De los tres, uno se ha apeado ya. Y la nortada nunca pasó de imperceptible brisa. Volviendo a los presupuestos 2.020, si eran malos en su momento, ahora son directamente inservibles para atender las necesidades de Ponferrada.
Capítulo especial merece el apoyo por parte del grupo popular al Plan de Reactivación de Ponferrada COVID 19. Ante una situación excepcional y de extrema gravedad, hemos demostrado capacidad de consenso, y por lealtad institucional hemos tenido que salir en apoyo, no del equipo de gobierno, sino de los intereses de los ponferradinos. Yo apoyo a la gente que está en casa y sin cobrar, apoyo a los ponferradinos que lo están pasando mal. Ahora bien, a las palabras (y a los acuerdos en especial) hay que dotarles de presupuesto, porque en caso contrario quedarán en meras manifestaciones con mayor o menor dosis de buena intencionalidad. Y el dar apoyo a un plan de reactivación para Ponferrada, lleva parejo un nivel máximo de exigencia en su desarrollo, cumplimiento y ejecución.
En estos momentos estamos en la hora de la responsabilidad política e institucional, en la hora de la unidad, pero ya llegará la hora de las responsabilidades. Esta es la esencia de la oposición en democracia: que unos pidan cuentas y otros las rindan. La trasparencia debe ser consustancial a la democracia: se tendrán que dar explicaciones y asumir responsabilidades.
He hablado del pasado año, con la plena convicción de que en el futuro habrá “coronavirus como excusa para todo”. Sin duda todos los males, carencias y errores del equipo de gobierno serán relatados como culpa del PP y del COVID. Se trata de la excusa con la que se intentará tapar las carencias de un equipo de gobierno construido y llamado a hacer oposición pero no a gobernar. Ahora, nos ha pasado una ola por encima que ha dejado al descubierto dichas carencias: un gobierno municipal formado en base a cuotas de socios de coalición y a cuotas de género, ideado para épocas de bonanza, verbenas y enemigos imaginarios.
Nos han pedido lealtad, y hemos dado lealtad. Nos han pedido consenso, y hemos buscado y alcanzado consenso. Y nos han pedido unidad, y hemos dado unidad. Y en ese posicionamiento nos mantenemos en la actualidad, porque, sin duda, es lo que el ciudadano demanda.
Termino. El primer año del mandato de Olegario Ramón, ha sido un año en fase 0 que condena a Ponferrada a continuar en fase 0 durante mucho tiempo. Y esa es la respuesta a los interrogantes planteados al comienzo.
¡Lucha, Raquel, lucha!
- Marco A. Morala López es portavoz del PP en el Ayuntamiento de Ponferrada.