[LA PIMPINELA ESCARLATA] Enseñanzas bercianas de las elecciones gallegas
EDUARDO FERNÁNDEZ | Llevo unos días contemplando cómo los profesionales de la política se afanan por vendernos los resultados de las elecciones gallegas de la forma más presentable y decorosa para sus respectivas formaciones políticas. También en clave berciana. Cómo no entenderlo en Morala, quien hace tiempo cogió el tren en Monforte con las mejores relaciones con el PP de Galicia y alguno de sus representantes más señalados ante el PP nacional.
Es fácil cuando los despropósitos de la gestión de la pandemia por el gobierno nacional no te tocan de cerca y puedes sacar pecho de una gestión autonómica mejor, aquí y en Galicia. Lo de la A 76 le va a dar para estrechar esos vínculos, gracias a la torpeza del ministro Ábalos, que está para cualquier cosa menos para unir Ponferrada con Ourense por autovía. A falta de autovía, con no salirse del sendero le llega a Morala. La foto con Feijóo cotiza al alza. Por supuesto, hay mucho más en ello, siempre en clave interna. A menudo recuerdo ese descreimiento irónico de Unamuno, que decía que en España nadie aplaude a favor de nadie, siempre se aplaude contra alguien. Va a resultar que a ese PP al que muchos quieren deslegitimar al día siguiente de cada elección le conviene la moderación, que para polarización y extremismo ya están otros a los que no les van a ganar a demagogos de derechas. A ver si el mensaje del electorado lo han pillado las Cayetanas de Génova como los concejales de Ponferrada. No sé si pensar primero en los problemas de la gente real que en las siglas desde la oposición le puede dar a Olegario un concejal más, pero parece que puede augurarle al PP varios más.
Algunos en el PSOE de aquí nos dieron la matraca -era su obligación, aunque creo que había mucho de convicción ciega en ello- con la renovación que implicaba Caballero, si es que renovar con semejante apellido es posible. La repetición de apellidos en la derecha es síntoma de casta y nepotismo, el nepotismo (sí, eso, de sobrino) socialista -da igual que te apellides Solana, Aído o Caballlero- es sólo continuidad en el compromiso social. En Podemos que se cobren por parejas sueldos de ministro es mucho más natural, dónde va a parar, que lo de Aznar y Botella, aunque uno estuviera retirado. Que dice ese líder que ha conseguido llevar al PSOE al tercer lugar que el resultado es “insatisfactorio”. Perdura el axioma de que en España no pierde las elecciones nadie; algunos ni desapareciendo perciben que se han llevado una leche de dimensiones colosales. Y Caballero “avisa que seguirá”, lo que suena más a una amenaza mezclada con una plaga bíblica para los suyos que para Feijóo. Aquí también hemos tenido algunos que han decidido seguir a pesar de la voz de la calle, con lo a tiempo que se está de pirarte cuando no te han vencido. Que se lo digo yo.
Lo de Podemos es muy sintomático. Me encanta, para qué se lo voy a negar. Lo disfruto, para qué ocultarlo. A la Marea se la llevó mar adentro la resaca y devolvió a la playa un náufrago de esos que lleva años fuera y reaparece, como es el BNG. Lo sintomático que deberán analizar los suyos aquí -aunque con ese espíritu crítico castrista es probable que no lo hagan y mejor para el resto- es que lo que pierde la izquierda en la izquierda se queda, pero con matices derivados de la atomización del voto en este sistema electoral. Siempre me ha parecido muy dogmática, por no decir cainita, la forma de relacionarse de la izquierda gallega y al PP le ha venido bien. Lo de ahora es otra cosa. El afán de algunas portavoces podemitas por separar lo de Galicia de lo del resto de España resulta pueril. Uno no puede evitar media sonrisa, ya que tuvo tantas ocasiones de oír pontificar al candidato de las Mareas en el Congreso -por cierto, qué dirían ellos si un candidato a unas elecciones no se apeara por si acaso del cargo en otro sitio, en este caso de diputado nacional, por vergüenza ya que no por compromiso en Galicia-. Podemos ofreció una inenarrable explicación para justificar que subían en el Ayuntamiento de Ponferrada la tasa de la basura porque, aunque no querían, de verdad, de verdad, de verdad de la buena, les obligaba el mundo entero, incluida la UE en un delicioso vídeo que guardo para deleitarme viendo cómo el personal cuenta sin rubor alguno invenciones tanto por una imperdonable falta de preparación de los temas como por simple demagogia. Ese día supe que de Derecho Comunitario y de Hacienda Local no tenían la más remota idea. Hoy constato que tienen el mismo conocimiento de comportamiento electoral. Que disfruten sus cero escaños y sigan de triunfo en triunfo hasta su inanición.
Termino. Es posible que mi próxima opinión se publique cuando Endesa -ese invento franquista que tanto debe a los bercianos y no termina de pagar- haya empezado a seleccionar los proyectos que están llamados a aliviar su vergonzante abandono de Compostilla. A ver si esa murga de la transición justa que nos cuenta el gobierno para que olvidemos que han adelantado casi dos décadas la pérdida de empleo en el sector energético respecto a Alemania, se concreta en proyectos viables, sostenibles y, lo que es más importante, a la vez generadores de empleo y con capacidad para fijar población. Incluso a ver si hay de carácter social y no sólo para que se subvencione lo que por la vía ordinaria ya sería un negocio para alguna empresa energética.