Detenidos los grafiteros que pintaron máquinas y vagones de Renfe en el Bierzo
La Policía Nacional ha desarticulado tres grupos de grafiteros que pintaban en máquinas y vagones de tren en distintas localidades del norte de España, y que han actuado también en el Bierzo.
En total han sido detenidas ocho personas, de los que tres han sido localizados en la provincia de León. Se les imputan 128 delitos de daños por un valor de más de medio millón de euros y más de 4.000 metros cuadrados afectados por las pintadas. Los detenidos, que realizaban estudios previos y adoptaban fuertes medidas de seguridad, ocasionaban daños en verjas perimetrales de seguridad y puertas de entrada para acceder a los lugares en los que se encontraban los trenes. Además, al principal investigado, a quien se le atribuyen más de 500 pintadas en la ciudad de A Coruña, se le intervinieron armas de fuego y una placa de policía simulada, entre otros efectos, en un registro realizado en su domicilio.
La investigación se inició hace tres meses cuando los agentes tuvieron conocimiento de la acción de tres grupos de grafiteros en distintas localidades de Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria. Asimismo, observaron que uno de los investigado era un activo grafitero al que le constaban distintas detenciones por hechos violentos. Este individuo apareció en un periódico gallego como el grafitero que sistemáticamente deslucía los muros de la ciudad de A Coruña, llegando a pedir el ayuntamiento ayuda a la fiscalía al verse incapaz de frenarlo.
Los tres grupos de grafiteros actuaban de manera reiterada y sistemática realizando grafitis en máquinas y vagones de Renfe. Los agentes constataron que los detenidos realizaban estudios previos y adoptaban fuertes medidas de seguridad. Comprobaban si existía la presencia de vigilantes de seguridad o dispositivos técnicos de vigilancia en los lugares a los que pretendían acceder. Además, actuaban en zonas fuera del alcance de las cámaras de vigilancia, o durante la noche, y cuando no tenían más remedio que exponerse ocultaban su rostro con gorros, bufandas o verduguillos tipo militar. Todo ello con el único objeto de no ser reconocidos, motivo por el que ha resultado difícil su identificación. Asimismo, para acceder a las instalaciones, finales de vía, cocheras o talleres en los que se encontraban los trenes a pintar.