Medidas especiales para reducir la presencia de osos pardos en entornos urbanos del Alto Sil
La Junta solicita la colaboración ciudadana mediante el aviso temprano de estos sucesos para evitar el aprendizaje y la habituación del animal a los entornos cercanos a la población.
En la Cordillera Cantábrica, desde hace ya algunos años, se repiten de forma más o menos recurrente episodios en los que los osos pardos se aproximan a los entornos urbanos o periurbanos para aprovechar recursos tróficos de origen humano; frutales, colmenas, contenedores de basura, alguna cabeza de ganado, pienso para perros o terneros, etc.
Estos hechos coinciden con la recuperación de la población osera, pero no son exclusivos de las zonas de mayor densidad de la especie. En estos episodios tiene una gran influencia, por un lado, la posibilidad de acceder al recurso y, por otro, el carácter de cada uno de los ejemplares. Es decir, ejemplares con un carácter menos huidizo y con una buena posibilidad de acceder al recurso, acceden a este sin dudarlo mientras que ejemplares más tímidos, aunque tengan una buena posibilidad de acceder al recurso, son mucho más reticentes a usarlo.
Además del carácter de cada individuo, en los osos hay una parte importante de aprendizaje: por un lado, el que le da su madre al permanecer un ciclo biológico completo con ella y, por otro, el aprendizaje del individuo a lo largo de su vida.
Son numerosos los incidentes registrados de osos accediendo a recursos tróficos de origen humano desde el año 2010, una cifra que ha crecido en los últimos años, y que en algunos casos se repite casi periódicamente. Todos estos episodios se han monitorizado por parte de agentes medioambientales, celadores de medio ambiente y patrullas oso de la Fundación del Patrimonio Natural, con la colaboración de la Guardia Civil y la Fundación Oso Pardo, interviniendo mediante el condicionamiento negativo en algunos ejemplares; unas medidas enmarcadas en el protocolo de intervención con osos en la Cordillera Cantábrica, aprobado por la Comisión Estatal de Patrimonio Natural y Biodiversidad el 24 de enero del año pasado.
En todos los casos en los que se ha llevado a cabo este condicionamiento, los osos han cambiado su actitud, abandonando la zona o pasando desapercibidos; por tanto, se trata de medidas efectivas, siempre y cuando se actúe con rapidez y continuidad para evitar la habituación de los osos a estos recursos tróficos.
La importancia de un aviso temprano
En los casos que tienen lugar en localidades más pequeñas, o ni si quiera se ve a los osos o los vecinos están más acostumbrados a su presencia. En cambio, los casos de localidades más grandes y que se producen de forma continuada, crean una alarma y una atención sobre la especie, la mayor parte de las veces, no justificada. En el caso de Caboalles de Abajo, en León, los equipos de intervención de la Junta se encuentran con una amplia superficie de actuación y un límite urbano cercano a los 10 kilómetros, lo que dificulta las labores. De ahí la importancia de trasladar a la sociedad que es un comportamiento normal de la especie, como oportunistas, pero que a la vez requiere la colaboración ciudadana y la adopción de medidas de gestión por parte de las administraciones implicadas para continuar ayudando a la compatibilidad y convivencia del oso con el resto de actividades.
Una pronta actuación ataja rápido el problema; sin embargo, una falta de proceder, por desconocimiento del episodio por parte de las administraciones y equipos especializados, hace que el oso se acostumbre y sea más difícil la intervención por dominar el terreno en el que se mueve.
Los ejemplares jóvenes son los que menos riesgo representan para los humanos, pero los que más riesgo representan para la conservación de la especie si no se detecta, evalúa y corrige su comportamiento, ya que si esta conducta pasara desapercibida durante varios años, nos encontraríamos con un adulto habituado que sí podría suponer un peligro para las personas y, por tanto, un cambio de visión sobre la especie y su necesidad de conservación por parte de la población local.
En los más de 20 episodios monitorizados desde el año 2010 por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, todos eran osos nocturnos, que presentaban actitud de huida y que, bien tras la aplicación de medidas correctoras o con la eliminación del recurso, no volvieron a tener actitudes de habituación.
Por eso es interesante trasladar a la población la importancia de un aviso temprano, para evitar el aprendizaje y la habituación del animal. El oso dentro de su comportamiento normal intentará acceder a los recursos tróficos cuya obtención le suponga un menor gasto energético. Por ello, y en relación con los últimos avistamientos de osos pardos en zonas urbanas o perirubanas de Alto Sil, se traslada a todos los ciudadanos que en el caso de observar un ejemplar de oso pardo en zonas urbanas o periurbanas den aviso inmediato al teléfono 987 226 917 para que el personal especializado, a la mayor brevedad, atienda la situación para monitorizar y, en su caso, aplicar medidas aversivas.