[LA PIMPINELA ESCARLATA] Ácratas en Ponferrada
EDUARDO FERNÁNDEZ | Hay quien piensa que la puerta del fascismo se abre con la mano izquierda. La enunciación es de una meridiana claridad, aunque no deja de tener un algo de parcialidad, porque implica creer que la izquierda no debería hacer nada mal. La evidencia empírica se empeña machaconamente en desmentirlo, como se infiere de la propia frase. Lo peor es que, liberada del sesgo de un solo lado, me parece plenamente aceptable en la situación política del país y de la ciudad. Cómo estará el país y cómo estaré yo. Cada uno de los extremos abre la puerta al otro, porque se necesitan para autojustificarse como última frontera contra la barbarie que cada extremo cree que representa el otro. Yo añado que la barbarie son ellos, los extremos, pero en fin, uno se ha vuelto moderado hasta la tibieza al calificar a la parte del género humano que menos recursos intelectuales demuestra.
En días pasados el Congreso de los Diputados ha convalidado un estado de alarma, nada menos que por seis meses. La de cosas chulas que me he perdido allí. Y no ha sido la derechona despótica a la que le estorban nuestras libertades públicas como la de moverse donde y cuando uno desea. Si puedes excepcionar la normalidad por seis meses, no lo hagas por menos, parece frase adecuada para cualquier salvapatrias de tic autoritario; pero no, es de esa izquierda que abre puertas a situaciones democráticamente anómalas. Quizás para nada, si la dinámica con la que avanza la pandemia obliga a cambios del decreto-ley en unos días y hay que volver a pasar esta pendencia de otra convalidación parlamentaria, con trifulca sobre si dos meses, cuatro o seis para una nueva novísima novisísima normalidad o la que sea, que ya me he perdido en la cuenta de las veces que nos la han cambiado. Y me parto también de que los primeros que le hayan dicho a los de la alarma gubernamental que no vale, porque quieren más madera y confinamiento domiciliario, no haya sido un gobierno autonómico del PP, sino de la muy revolucionaria e izquierdista Asturias socialista. Otra mano izquierda que abre otra puerta. Vayan apuntando, porque luego lo pagará la derecha, gracias a la incompetencia de los que la dirigen.
La semana pasada se ha celebrado en Ponferrada un encuentro en la UNED -que se ha convertido no solo en centro educativo, sino en referencia cultural- sobre el anarquismo. Los que somos de la cosa de las ideas políticas hemos coincidido allí (allí es lamentablemente en la pantalla) con los de la cosa revolucionaria. Ni se imaginan la de quina que tuve que tragar en esos tres días de tránsito desde el anarquismo mundial al berciano. Yo me trago estas cosas con la secreta esperanza de aprender algo que luego arrojar al debate ideológico con la izquierda. La que abre puertas y la que cierra mentes. No tengo del PSOE actual mejor imagen que la de un partido aburguesado atrapatodo (cosa que me parece bien) que para disimular se echa al monte de vez en cuando (cosa que me parece mal) y con unos dirigentes nacionales dignos de un cuento gótico (cosa que me parece lamentable en un partido que ha hecho tanto por España con otro tipo de liderazgo, no sé si con o sin cal, que dirían sus socios y no yo). De Unidas Podemos ya no puedo ni tener idea. El paso de la protesta en Sol al viaje en primera, los escoltas y el aire que le dan a las tarjetas taxi del Congreso, sí esas que dijeron que devolverían, es como el salto del nunca me iré de mi pisito de Vallecas al oiga, guardia, quíteme de la puerta del casoplón a los que se me manifiestan allí. Esta es la izquierda coaligada que prefiere estados que alteran la normalidad democrática. Como descubran que no se disuelven las Cámaras en estado de alarma, igual en vez de por seis meses es por seis años. Pues a esta izquierda le recuerdo un par de cositas de Bakunin que en el curso de la UNED de Ponferrada me venían a la memoria: “cuando el pueblo está siendo golpeado con un palo no es mucho más feliz si a eso se le llama el palo del pueblo” y “libertad sin socialismo es privilegio e injusticia; socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad”
Cómo estará el asunto de raro, que yo les cito a Bakunin.
Saben muchos de ustedes por mis metáforas que soy entusiasta seguidor del rugby, que es de las pocas cosas que a estas alturas puedo seguir entusiásticamente sin menoscabo de mi salud ni de mi escasa autoestima. Por lo primero no podría ser entusiasta de la repostería, por lo segundo de intensos ejercicios amatorios. Me conformo con seguir el rugby y las cosas de este gobierno que corriendo detrás de la pandemia es como de un reality de perdidos en el Oronico. En rugby yo soy de Sudáfrica y de Irlanda, selecciones con cachalotes que superan mi peso, de manera que no me siento rechazado por la imagen de mi propio cuerpo. La selección sudafricana está esponsorizada por Carling Black Label (que es cerveza y no tarjeta black) y la irlandesa por Vodafone. En cambio, a la selección galesa, que anda de capa caída, la patrocina Isuzu. La que ha elegido el ayuntamiento para los nuevos autobuses. Sé que cuando termina rota no es por ese mecenazgo y confío en que todos los orgullosos propietarios de un vehículo Isuzu disfruten de su robustez. A pesar de algunas malevolencias, que rechazo enérgicamente e inevitables cuando se manda (y que por cierto el PSOE en la oposición municipal en Ponferrada nunca se cortó en alentar), de momento se desconoce que el equipo de gobierno municipal esté esponsorizado para ir con anuncio al pecho al siguiente pleno. Nunca cada uno para su propio interés, claro, sino para sacar algo con lo que acrecentar las aportaciones a causas sociales. El caso es que hay quien mezcla todo, lo del mecenazgo y lo de los vehículos y presagia futuras averías a raudales de autobuses por estrenar. Nada, ganas de enredar, que en Ponferrada no han faltado nunca. Yo no sé con qué mano se abre un Isuzu, ni la puerta de los despachos del ayuntamiento. Pero sé que con estos que prolongan estados de alarma sin fin y a la vez quitan presupuestos para las obras del Bierzo me volvería ácrata en Ponferrada.