[LA OVEJA NEGRA] Sostenible, verde y casi eco
GERMÁN VALCÁRCEL | El actual gobierno, conformado por la jet set socialdemócrata, y el neoestalinismo podemita –marxistas grouchianos– se está revelando como la forma más eficiente, y con menos contestación social, que tienen las grandes corporaciones empresariales para implantar la Green New Deal en nuestro país.
En el Bierzo. lo podemos constatar de forma clara, los fondos de reconstrucción europeos, repartidos por el Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, van a terminar, mayoritariamente, en manos de empresas tan “sostenibles, verdes, casi eco” como Cosmos, Endesa y LM.
En la Comarca Circular, no de forma casual, estas empresas, a la que podemos añadir Forestalia, son actores sociales de primera magnitud no solo porque destruyen y envenenan el medio ambiente, también generan conflictos sociales y provocan divisiones. Para ello buscan generar adhesiones a través de contratos -campañas publicitarias en medios de comunicación- y dádivas a colectivos sociales. También desarrollan vínculos estrechos con Universidades e Instituciones locales. Tienden a reorientar la actividad económica y se convierten en agentes de socialización directa con acciones “educativas” (recordemos las visitas guiadas de alumnos de colegios de la zona a Cosmos), sociales y comunitarias (financiación de actividades de todo tipo colectivos, -incluso feministas y de lucha contra el cáncer- sindicatos e Instituciones). En definitiva, se convierten en agentes socializadores para así conseguir un control de la producción y reproducción de la vida y las poblaciones.
Las reuniones de algunos colectivos ecologistas y su presencia ante la prensa con la vicepresidenta para La Transición Ecológica, en su visita a CIUDEN, otorgan un aire ciudadanista a las decisiones que se toman desde el poder institucional, dando apariencia de “participación ciudadana en la vida pública”: así es como, desde el poder institucional, intentan hacernos creer que los ciudadanos estamos representados en esas tomas de decisiones y que nuestra opinión no solo importa en las elecciones.
Una vez más se construye un espacio-espectáculo que a pesar de lo que pretende aparentar no llama a la participación en la toma de decisiones, sino que solo sirve para consagrar la pasividad. Son circos mediáticos que ayudan a confundir, aún más, a la opinión pública y dejan tras de sí un marco social devastado por las decepciones y las oportunidades perdidas.
Esas decisiones van a volver a convertir el Bierzo en centro de generación de energía eléctrica, mediante huertos solares que desertizarán nuestro valles y tierras fértiles, aerogeneradores o centrales de Biomasa que arrasarán nuestras montañas y bosques, para luego convertirlos en plantaciones de árboles de crecimiento rápido, y, con ello, terminar de destruir y arrasar la poca biodiversidad que queda. El resto del espacio disponible siempre lo podrán dedicar a macro granjas de cerdos para la exportación a China.
Eso sí, los habitantes de esta comarca siempre tendremos el internet de las cosas que nos permitirá disfrutar, en nuestros hiper tecnológicos Smartphone, de maravillosas montañas nevadas con bosques virtuales, repletos de árboles exóticos y cascadas cristalinas. Todo ello sin movernos de casa.
Todo ello nos obliga a preguntarnos ¿qué sentido tienen conceptos como ecologismo o sostenibilidad si su aplicación depende de los Estados, parlamentos, Universidades o foros políticos, empresariales y medioambientales donde se sientan los mismos que destruyen, explotan y justifican el envenenamiento y destrucción de nuestro medioambiente y nuestras vidas? Para nuestros gobernantes es absolutamente impensable un futuro fuera del crecimiento económico, lo cual convierte lo ecológica y socialmente necesario es cultural y políticamente imposible.
Lo que está ocurriendo en el Bierzo es un proceso que no puede ser catalogado de inesperado
Lo que está ocurriendo en el Bierzo es un proceso que no puede ser catalogado de inesperado en ninguna de sus partes, los procesos en marcha, despoblación, envejecimientos, desempleo, emigración de la población más joven, expolio y destrucción medioambiental, colapso de la minería del carbón, etc… han sucedido a plena luz del día. Fueron vaticinados hace décadas, son consecuencia inevitable de decisiones que fueron tomadas por los dirigentes políticos, sindicales y empresariales de la época. Pero, no nos engañemos, toleradas y aplaudidas, por la inmensa mayoría de una población local que, con una amplia base clasemediana, acepta de buen grado argumentos basados en la ideología posmoderna y neoliberal que hacen de la happycracia y el individualismo sin límites su credo, y que para nada está dispuesta a prestar la mas mínima atención a relatos que cuestionen y la saquen de su burbuja de bienestar, a pesar de estar asistiendo y sufriendo, de forma acelerada y en primera fila, al derrumbe del modelo industrial sustentado en la energía fósil.
Una vez más, decisiones basadas en el ejercicio desigual del poder y poniendo como prioridad exclusivamente la maximizacion de los beneficios empresariales, van a condicionar el futuro de las próximas generaciones. Sembrar de huertos solares las zonas más fértiles, plantar aerogeneradores en las montañas de la Comarca, traer incineradoras de residuos y convertir en reserva minera a esta geografía es enterrar cualquier posibilidad de futuro, no ya económico sino incluso vital.
Conviene apuntar que, cuando se habla de transformación verde de la economía o de transiciones ecológica suena bien pero debemos ser sinceros y llamar a las cosas por su nombre. Si no nos estaremos mintiendo y haciendo trampas al solitario, para eso ya están los políticos profesionales. Reverdecer la economía, hacer realmente sostenible nuestras vidas requiere aceptar que el Decrecimiento es la única vía racional y ética para intervenir, pero también reconocer que ello significa consumir muchísima menos energía, renunciar a actividades que ahora apreciamos mucho y tienen un alto valor económico en nuestra sociedad como el turismo, el automóvil particular, el consumo, en definitiva: vivir de modo mucho más frugal, lo cual no significa vivir peor.
El conocimiento acumulado por el ecologismo durante los últimos cincuenta años, desde el primer informe del Club de Roma, del año 1972, sobre los límites del crecimiento, demuestra que no eran desacertados, y la actual crisis sanitaria, a la que asistimos atónitos, parece se encuentra vinculada a los efectos nocivos que el enajenante modo de vida, basado en el neoliberalismo económico, tiene sobre la biosfera.
Sin embargo, seguramente como consecuencia de la crisis sanitaria, conceptos como colapso, decrecimiento, calentamiento global, crisis energética y falta de recursos han entrado de lleno en los medios de comunicación de masas, y empiezan a abrirse paso en algunos sectores sociales, cuando hasta hace menos de un año eran exclusivamente manejados por sectores muy muy minoritarios de la sociedad y casi siempre extramuros del sistema.
La Green New Deal que apoyan el “gobierno más progresista de la historia de España”, incluso sectores del movimiento ecologista berciano (Santiago Muiño y el diputado de la Asamblea de Madrid, Tejero Franco, como cabezas visibles a nivel estatal) nace en los despachos de los burócratas de Bruselas encabezados por la derechista presidenta de la Comisión de la UE, Úrsula Von der Leyen, y no es más que un intento insostenible de seguir con el crecimiento económico, aunque pintado de verde.
Sostenía el prestigioso científico James Lovelock: “hemos atravesado ya el punto de no retorno…. sin embargo, algunos gobernantes parecen ser renuentes a aceptar la realidad de la amenaza climática, amparándose, a menudo, en los argumentos de ciertos científicos de saldo, a sueldo de los emporios energéticos”.