Aunque han pasado ya algunos meses, seguro que ni en la democrática ni en la histórica, sino en la memoria reciente, todavía resuena el 25 de mayo de 2020, fecha del execrable e indigno sometimiento al poder Ejecutivo por parte de prostituidas cabeceras de la prensa nacional de papel -higiénico-. Aquel día, pese a que la ciudadanía había entrado y permanecía -y permanece- en una oscura espiral de debilidad en muchos aspectos de su vida cotidiana, se prestaron, a cambio de unas suculentas monedas de plata, a hacer de altavoz a la más cínica y descarada propaganda gubernamental. «Salimos más fuertes«, se podía leer en las portadas de la, ya a estas alturas, autoconsiderada como «prensa seria». Debe ser que lo que se lee en papel es más serio y veraz que lo leído en la pantalla de un ordenador, una tableta o un móvil… aún siendo el contenido el mismo.
El caso es que hace tan sólo un par de días, una cabecera se ponía el mundo por montera y anunciaba el
embargo de una portada, que no pocos confundieron con el «
secuestro» o la «
censura previa» de la publicación, y que más bien se trató de una estrategia de marketing para crear una gran expectación entre los lectores. Se trataba de una noticia de «impacto mundial», según anunciaba unas pocas horas antes de las 00:30, cuando al fin se correría el velo de la misteriosa exclusiva que habría de resonar en toda la Vía Láctea. Con una España extenuada sanitaria, económica y socialmente, algunos pronósticos apuntaban a algo cuyas consecuencias agravarían o aliviarían el sufrimiento y el dolor de su población. Las expectativas no defraudaron y, conocida la
demoledora exclusiva interplanetaria embargada, no hicieron más que confirmar el pútrido hedor reinante en los arrabales por los que hace la calle, con menguantes excepciones, el periodismo patrio. Claro que no sé qué produce más tristeza y dolor, si la noticia embargada o las reacciones de quienes, sintiéndose agraviados, clamaban «justicia periodística» para que también se hiciesen públicos los contratos de «estrellas rivales».
Lo curioso es que la verdadera noticia importante de aquella portada embargada lucía en la parte superior, en un pequeño espacio, donde se podían leer unas declaraciones de un ministro que advertía de la necesaria
reducción de 30.000 millones en el gasto de las pensiones. Pero más curioso todavía fue comprobar cómo, una vez revelada la portada,
lo de los 30.000 millones se había evaporado. Parece que entre el anuncio y la hora límite del embargo… hubo alguna llamada telefónica del
112.
El Bandido Fendetestas
P.D. #Salimos más fuERTES