[CARTAS] ‘T’ de centollo
A la espera de que el bicho permita abrir las marisquerías para poder degustar otros bichos nada perjudiciales para la salud, hay un sindicato de clase –business– que se devana los sesos desde hace meses a la hora de dilucidar cómo salir de la devastadora crisis que nos asola. Y parece que dos han sido los caballos de batalla de su lucha sindical en estos aciagos tiempos que estamos viviendo. El primero ya ha sido resuelto de manera ampliamente satisfactoria al lograr que el gobierno eleve en más de un 50 por ciento con respecto al ejercicio anterior la partida de subvenciones que reciben los sindicatos y que, entre otros objetivos, servirá para mantener su pesebre, la boca cerrada y los banderines, banderolas y pancartas en el almacén.
En cuanto al segundo, parece que luego de décadas y décadas, han caído en la cuenta de que sus siglas no son del todo inclusivas. Poniendo el foco en semejante cuestión trascendental, está claro que para ellos y sus liberados las cosas no deban estar tan mal como se cuenta a pie de calle –en los despachos se ven con otro enfoque o, sencillamente, no se ven–. Mientras a quienes supuestamente representan se desangran, ellos sí que saben cómo salir de su crisis.
Más que de añadir letras a sus siglas, preocúpense de que las de siempre recuperen el espíritu y la función con que fueron creadas.
El bandido Fendetestas
P. D.