[ZASCAS] La sombra del múltiple imputado es alargada
Una innecesaria declaración pública de agradecimiento del presidente del Consejo Comarcal a la televisión local incomoda al resto de los medios y reaviva el debate sobre el trato de favor que recibe por parte de las instituciones.
«Gracias a @8Bierzo por la cobertura en directo que habéis realizado. Enhorabuena!!!». Este mensaje de Gerardo Álvarez Courel, seguramente dictado por la emoción del momento y que podía haber transmitido personalmente a los responsables de la emisora sin tanta alharaca, no pasó desapercibido al resto de los medios. Porque, más allá de la anécdota, llueve sobre mojado.
La primera pregunta es si esa transmisión le saldrá gratis, ahora o en el futuro, a los bolsillos de los bercianos y bercianas. Es tal la desproporción entre lo que recibe la tele del múltiple imputado y su socio condenado en el caso de la construcción que la pregunta no tiene nada de ociosa. Mientras a unos el espectador les sale a un euro de recompensa publicitaria, otros han de conformarse con menos de 50 céntimos por oyente o con 25 céntimos por lector.
¿Mantendrá el Ayuntamiento de Bembibre, de cuyo Gobierno Courel es uno de los hombres fuertes, la morterada de 22.000 euros que cada año le entrega a la cadena televisiva que pagamos como pública pero funciona como privada? ¿Le seguirá pagando el Ayuntamiento de Ponferrada más de 30.000 euros anuales? Por no hablar de la Junta de Castilla y León, cuyas cifras entran ya en la categoría de escándalo.
Vale que se tengan en cuenta otros criterios –no el chantaje y la extorsión, desde luego– además de la audiencia, pero lo que no parece de recibo es la alarmante desproporción que roza la arbitrariedad pura y dura. Los gobernantes deberían entender que manejan dinero de todos, y que los lectores, espectadores y oyentes son de todos los colores. O de ninguno, en la mayoría de los casos. Por eso, sobran las filias, las fobias y los miedos.
El reparto de la publicidad institucional debería hacerse con mesura y equidad para no desequilibrar todavía más la igualdad de oportunidades y la libre competencia. Lo dice quien jamás se ha quejado particularmente de lo que le toca, pero que no deja de apreciar la injusticia en el trato al conjunto del sector de los medios de comunicación. Con dos excepciones, claro.
Y los agradecimientos, mejor en privado. Como la propia tele.