[LA PIMPINELA ESCARLATA] Sacacuartos o libertad
EDUARDO FERNÁNDEZ | La campaña electoral de Madrid evidenció que la turbopolítica ha venido para quedarse, como los incordios de la pandemia, hasta en Ponferrada. Todo va a enorme velocidad, como la desaparición de donuts en mi despensa, pero con más improvisación, pues lo mío es metódico y la política municipal improvisada como una ocurrencia. Como me pasa a mí, el donut de un minuto hace olvidar al del minuto antes. O eso espera algún preboste, confiando en que escampe la amenaza de externalizar la gestión del servicio municipal de urbanismo, machada a la que no se atrevieron ni algunos de los más liberales, o lo que sea, de los míos. Miren que uno no le hace ascos a una buena privatización de cuando en cuando, pero del urbanismo parece un tanto atrevida para un gobierno que dice destilar esencia de la izquierda. El PP privatiza y la conjunción planteario-ponferradina de PSOE y Unidas Podemos externaliza. Que me pregunto yo por las diferencias idiosincráticas de la externalización cuando se le encarga algo por una administración local a un privado y la privatización cuando se recurre al procedimiento concesional. Pero esos arcanos de la comunicación propagandística de la ocurrencia edilicia se me deben de escapar, porque la externalización es progre, aceptable, sostenible y respetuosa con la función pública, mientras que la privatización es carca, indeseable e invasiva de las competencias y funciones públicas. Consideren que escribo académicamente sobre el léxico político y ni así soy capaz de apreciar las vaporosas sutilezas del lenguaje municipal olegarista, prueba de la excelsitud de su contenido y de mi incapacidad conceptual. La turbopolítica viene a ser la política líquida elevada al paroxismo -dos cursilerías como para azotar a su inventor hasta sangrar, que diría el gran politólogo hijo predilecto de Galapagar-, la externalización viene a ser la privatización nada menos que del interés general del urbanismo, pero con propaganda de proyecto de progreso.
En la dichosa turbopolítica importa más un eslogan pegadizo que un programa coherente. Cuanto más simplificado mejor, que la peña te lo compra todo en redes sociales. Si el de Ayuso fue comunismo o libertad, el de Morala va a ser sacacuartos o libertad. Y como el liderazgo cósmico municipal ha demostrado dolerse a la primera, pues tendrá retintín hasta el mismo día de las elecciones. Si los servicios, como el transporte, son los de Alemania Oriental -además de que en el equipo de gobierno algunos aspiran a ejercer de Stasi-, los impuestos son como de Suecia en los años de Olof Palme, pero sin sus servicios; y gracias que la referencia histórica es Palme, porque al querer controlar la seguridad parecieron optar más por el modelo Idi Amin. El tasazo de la basura es ya como de confiscación de sovjós. Era inevitable lo de sacacuartos.
Si el gobierno bonito le hubiera dado algo en las subvenciones por pérdida de térmicas o en el plan para llevar departamentos estatales a lugares afectados por la despoblación, habría que apoquinar menos, pero… Esa gran protectora del empleo en El Bierzo que es la ministra Teresa Ribera se ha acordado de Miranda, Alcázar, Soria, Mérida, Teruel o Linares, pero no de Ponferrada. Lo de que a Olegario no le hagan caso ni los suyos es una lástima, porque yo preferiría que le tuviesen en mayor consideración y de tanto dinero como llegara del Estado, se pudiera descontar algo de los tributos municipales que se les exigen a los ponferradinos. Pero la voz que se alza al final de ciertos plenos para recriminar a los que hacen pupita, se vuelve blandito silencio sepulcral ante los jefes políticos, no vaya a ser que haya que buscar acomodo en escaño más mullido que el municipal. Como no llega la pasta del gobierno, más madera al tributo. Eso cala en los vecinos como la lluvia fina. Si todo lo que tienen que decir son cosas como que la devolución del IVA no afecta a Ponferrada, ya nos explicarán por qué con su voto aprobó el pleno por unanimidad el asunto, no sé si es cuestión de desmemoria o de saturación por la leña recibida, pero yo les animo, vamos, pueden hacerlo mejor, un poquito de coherencia.
Como estará esto, que con medidas como la de la externalización de urbanismo pueden captar hasta mi voto. Olegario amenaza hasta el espacio electoral de Vox, porque pasa a Morala por la derecha. Eso sí, que vaya preparado, porque los servicios municipales de urbanismo seguirán costando lo que ya está presupuestado y algo habrá que pagar a los externalizados, que estos del urbanismo son muy suyos y, o lo sacan del ayuntamiento o lo sacan de los promotores y constructores, y se arma. De modo que la externalización a la socialista termina costando más y no menos, porque algo querrán cobrar los que hagan el trabajo -parece que mejor que los empleados públicos en la mentalidad del equipo de gobierno- y habrá que pagar con dinero de curso legal, del que termina cobrándose a los ciudadanos. Sacacuartos ataca de nuevo. Estamos de campaña, sacacuartos o libertad.