[REFLEXIONES DE UN OUTSIDER] Bierzo, inviolable territory
LUIS CEREZALES | Inicio una etapa de colaboración con una columna que pretendo sea semanal o quincenal, según se tercie. Autoproclamarme como outsider no les resultará extraño a nadie que me conozca, y más si entre las acepciones de esta palabra inglesa de uso normalizado está la de independiente; independiente, digo, que no neutral.
Creo que esa condición me lo he ganado a pulso y también a cuenta de tener que soportar putadas de tirios y troyanos instalados, algunas dignas de figurar en la Historia Universal de la Infamia de Borges. Esto tiene muchas desventajas pero también grandes compensaciones, por ejemplo verme blindado ante la pretensión de instrumentarme por parte de cualquier cretino o interés espureo.
La certeza de que no estoy en almoneda tiene la contrapartida de que las fuerzas de la mediocridad coral y rampante traten de ignorarme sistemáticamente cuando algo potable podría aportar, pero es lo que hay. Con tal panorama no me ha quedado otra que abrazar la postura de la Casa Pedro Domecq cuando informaba en sus botellas del brandy Fundador de que tenía por norma no participar en concursos ni exposiciones.
Agradezco a BierzoDiario esta tribuna a la que comparezco con tan solo dos atributos: la señalada independencia y también, creo, mi probado amor al Bierzo. Me propongo hacer unas columnas amenas en lo posible, respetuosas con la vida privada y por supuesto críticas con la dimensión pública de las personas.
Mis fobias personales, que las tengo, se limitan a cuatro malnacidos que no solo me han hecho mal a mí sino también a nuestra tierra, y si pudieran se lo harían a la humanidad por esa puta calderilla que ha guiado sus vidas corruptas y desaprensivas.
Aquí no van a encontrar mercancía adulterada, si casualmente en alguna cuestión tengo algún conflicto de intereses o un íntimo condicionamiento, optaré por no abordarlo antes de tragarme el sapo de decir lo contrario de lo que pienso.
Y nada mejor para empezar que la actualidad, la ocasión la pintaban calva en la anterior semana con visita de ministro incluida y mucha materia prima para abrir tajo. En cambio centró mi atención en una entrevista que le hace Radio Bierzo a D. Aníbal Fernández, presidente del Club Financiero y Social, que leí en el digital de la emisora con mucha atención.
Y lo volví a releer un tanto seducido por la nitidez sin florituras de sus aseveraciones que se las recomiendo a todos los bercianos, no tienen desperdicio. Un tipo curioso, D. Aníbal, al que no tengo el placer de conocer personalmente pero que tiene su punto, lo que no sé si seguido, aparte o final.
En su torrencial exposición de opiniones y propuestas sobre lo que estima debería hacerse o dejar que se haga en nuestra tierra, deja muy clara su melodía que no es otra que un canto de sirenas. Esa melodía camandulera que suele acompañar al navío a naufragar en el arrecife.
Si se trataba de impartir doctrina pancista se lo ha puesto a huevo a los mandamases que son pocos dados al curro y muy sensibles con estas ramplonerías de la gente de orden, o de desorden según se mire, pero que siempre buscan coartadas en los bien pensantes para justificar las tropelías.
No es que D. Aníbal tenga el casting de un agente del nuevo capitalismo ecoverderón, pero ya se sabe cuánto le priva a cierto personal agradar a la autoridad y sobre todo a los de los cuartos porque así se les identifica con esas élites. Agente o adosado qué más da, lo cierto que no se corta un pelo en posicionarse con más contundencia que sustancia.
Vamos a ver Sr. Fernández, no sé qué es eso del Club Financiero y Social, para empezar el agua y el aceite mezclan mal, pero allá usted con sus rimbombancias, por mí como si quiere rematarlo con lo del los Grandes Expresos Europeos.
Ignoro si el Club es un lobby de alta representación e influencia, o es un tenderete montado a mayor gloria de usted mismo, cuyos asociados caben en una Vespa sin sidecar. En cualquier caso constituido en vocero de una entidad que trasciende a su persona ejerce de líder de opinión.
Entonces habrá que empezar por aclarar cuál es el papel de esa asociación, y al servicio de qué intereses están: si con los de las empresas y administraciones que nos quieren convertir en un parque temático de molinillos giratorios y espejos solares o con los de la mayoría de sus conciudadanos asustados con esta cucaña tramposa.
Las nuevas energías contaminan menos pero no son veniales
Nos jugamos mucho en este nuevo botellón Sun & Wind como para andar frivolizando con las cosas de comer; y aunque lo del precio asumible da pistas inequívocas de su posicionamiento, sería bueno saber si están a setas o a rolex. Apostar por setas es trasmitir a nuestros descendientes, también los suyos, un legado esencial, lo otro son business.
D. Aníbal dice textualmente: el precio a pagar por los proyectos eólicos y solares es asumible comparado con el daño ambiental de otras fuentes energéticas. No sé a qué daño previsiblemente emergente se refiere como no sea que nos pongan una central nuclear y explote como en Charnobil porque todos los demás daños a comparar ya los hemos sufrido.
El Bierzo ya ha pagado la cuota de sacrificios personales y ambientales por haber contribuido al suministro eléctrico nacional. Ahí están las huellas de ese ciclo en enfermedades profesionales, medioambiente contaminado y cientos de heridas sin restañar porque los responsables se han ido de rositas. Y por si no hubiera sido poco el desastre, salen los devotos de los daños asumibles; o sea que, como supervivimos al cáncer nos tenemos que dejar partir las piernas.
Las nuevas energías contaminan menos pero no son veniales; acaso hay garantía de que esos horrores visuales no serán sempiternas chatarrerías cuando el patrón sueco, italiano o de Zaragoza ponga los pies en polvorosa. Aunque el mal del futuro no es evaluable el infligido es constatable y de eso aquí tenemos secuelas como para temer con razón.
En Andalucía aún están esperando que Boliden, responsable del desastre de Aznalcóllar, haga frente a la devastación de las marismas hasta el parque de Doñana. Y ni usted se cree que Victorino va a volver a remediar o indemnizar todos sus desastres ambientales; al cabo, es un pobre de solemnidad cuyo patrimonio nunca ha pasado de una moto vieja.
El ciclo energético en el Bierzo está agotado. La clausura de la generación termoeléctrica y el cierre de la minería de carbón marcan su final. La otra fuente, renovable, la energía hidráulica está totalmente aprovechada, salvo actuaciones de bombeo en horas de baja demanda para volver a turbinar. Y la solar y eólica ofrecen serias dudas de su idoneidad y oportunidad, muchas por no decir casi todas.
No hay horas de insolación suficientes ni vientos de intensidad recurrente como para despertar otras voracidades que no sean las de la pedrea de esta New Age energética, que puede atragantarse más tempranamente de lo que suponemos. Cuando esto suceda que sucederá, las apuestas tecnológicas e inversoras irán al sol que más calienta y al viento que más sopla, y dejarán nuevamente patas arriba a la naturaleza.
El prototipo del emprendedor de cosecha autóctona era, hasta tiempos recientes, un joven con un todo terreno decidido a despedazar el medio natural arrancándole a bocados salvajes su plenitud. Esperemos que la nueva versión en vez de obsesivos arrancadores, no sean psicópatas instaladores de grilletes y cepos tecnológicos de efímera utilidad y eterno incordio para la sensibilidad y los sentidos.
Nuestra tierra es de todos sus hijos y tenemos el derecho y la obligación de defenderla por encima de los intereses particulares o empresariales, políticos o coyunturales. No debemos permanecer impasibles cuando la amenaza es tan real como aquella que un día secuestró a nuestros ríos, y que nuestras huertas feraces, nuestros bosques encantados, nuestras montañas sagradas y nuestros parajes icónicos corran la misma suerte.
No estaría mal que se leyera al conjunto de la ciudadanía lo que decía sobre la tierra en el siglo XIX el Gran jefe Seattle en su carta de contestación al presidente de los EE.UU; la lucidez de un primitivo del pasado reciente que aún da sopas con onda a los contemporáneos.
Cuando una madre ha sido tan prolífica y ha dado tanto de ella, tiene derecho a descansar de tantos años de sacrificios. No es de recibo que, agotada como está, vuelvan a quererla preñar de nuevo una caterva de desaprensivos. Salvo para el autoconsumo, las instalaciones energéticas renovables deberían prohibirse, declarando al Bierzo territorio inviolable.
Necesita al menos un siglo de convalecencia para recuperarse de un siglo de depredación. No pasa nada por no entrar en la tómbola energética en marcha; ni somos vitales para el suministro de la nación ni nuestro propio suministro va a peligrar. Un plan inteligente de reconstrucción ambiental del territorio berciano crearía mucho más empleo efectivo y sostenido en el tiempo que ese viacrucis de tormentos ambientales.
Se trata de acopiar talento al menos en igual medida que se nos va, esa es la energía que necesitamos. No creo que añadiendo hostilidad sin cuento a la amenidad deseada nadie, con dos dedos de frente, quiera venir a hacerse cómplice de nuestros anhelos de progreso y bienestar. Dejar que se carguen nuestra naturaleza es tanto como consentir que nos pongan unas banderillas negras, siempre preludio de una muerte indigna.
D. Aníbal, usted y su organización también pueden servir a ese objetivo máximo que es alumbrar un mañana mejor para nuestra tierra. No pretendo que se caiga del caballo como San Pablo y abrace de inmediato lo que no comparte. Simplemente le invito a la reflexión, aquí no estamos en una pugna entre ecolojetas y renovalistos, estamos, debemos estar todos, para que no nos sigan jodiendo con asquerosas mentiras.