[LA OVEJA NEGRA] Señales
GERMÁN VALCÁRCEL | Todo ser humano es un sistema de señales, mucho más aquel que actúa en y para la opinión pública. Don Olegario Ramón, actual alcalde de Ponferrada, perteneciente a la sección jíbara de reductores de cerebros, ha demostrado, a pesar de sus déficit políticos e intelectuales, ser un excelente sistema de señales, hecho a la medida de un partido político capaz de asumir líderes grises en tiempos grises y de un proyecto político que genera mensajes en clave de farsa y utiliza el cinismo como arma, encelando e inculcando con falsas tesis y mediante la cultura del simulacro (el caso del cuaderno azul es paradigmático) a una ciudadanía amedrentada y asustada por la crisis covidica.
Pasada ya más de la mitad de mandato, el tripartito se arrastra por la vida abatido por su propia decadencia (el papelón de Podemos, sobre todo en los plenos, es particularmente patético) y vive tiempos lentos. Diríase que detenidos. Como esos veleros sin viento cuyo avance sólo perciben los tiburones.
Otro que también emite señales es ese lamentable ayatolá bercianista dedicado a sujetar injusticias con tal de mantener sus prebendas y aldeanos privilegios. La ausencia de su compañera de partido en el pleno en el que se debatió y votó la retirada de la tasa de basura hizo que me afloraran las peores sospechas y las mejores dudas, al recordar que doña María Arias –con su ausencia impidió la retirada de la ilegitima tasa de basura y una grave derrota política del Alcalde y del tripartito– fue alumna de la primera teniente de alcalde (conocedora, mejor que cualquier otro miembro del Pleno municipal, de las debilidades y fortalezas de la concejala), ahora reconvertida en taimada “fontanera” del jefe. Aseguran gentes que viven el día a día del Ayuntamiento ponferradino que la vicealcaldesa ha tomado gusto a los trabajos de “fontanería” en las cloacas políticas y administrativas. Ya dice una buena amiga que del agua mansa líbreme dios, de la turbia ya me libro yo.
Antes de continuar con esta columna me gustaría enviarles una señal, tanto al alcalde como al resto de miembros del tripartito e incluso al ayatolá: buscarse enemigos gratuitamente y las conspiraciones de bar ante un vaso de vino son privilegios que le están permitidos a ácratas, frikis políticos, sobrantes o jubilados que no tienen mayores aspiraciones políticas o periodísticas, ni siquiera ser elegidos intelectual berciano del año.
Por eso aceptaré sin rechistar que los miembros del tripartito se me queden mirando y me espeten: Pero tú ¿de qué vas?, ¿de gilipollas? Admito este argumento porque revelaría una verdad fundamental que quizá algún día se incorpore a la Historia de la política berciana. Esa verdad no es otra que después de poco mas de dos años de llegar al poder y al precio de un importante desarme ideológico, las izquierdas desenfocadas que nos gobiernan justifican mediante el dilema: Predicar o dar trigo, que ya no tienen ni discurso, ni trigo que dar. Y, de paso, legitimarían el papel al que me he apuntado voluntariamente: el de señalador de insuficiencias.
En la guerra mundial actual, la disputa es entre el sistema y la humanidad
Otros que han emitido señales muy nítidas, pero de signo muy diferente, han sido los miembros del Escuadrón 421 del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) compuestos por cuatro mujeres, dos hombres y una otroa, todas mayas chiapanecas de las etnias tzotzil, tzeltal y tojolabal, que desembarcaron en Vigo, en la playa do Carril, el pasado martes, dentro de la “Gira por la Vida” que el EZLN y el CNI (Consejo Nacional Indígena) van realizar por los Cinco Continentes.
El puerto de arribada, otra señal de esta pacifica invasión a la inversa, fue la localidad de Baiona, el mismo lugar donde llego la “Pinta” de Colón, tras el primer viaje a Abya Yala (América) y donde desembarcaron los primeros indígenas esclavizados. Los miembros del EZLN fueron recibidos en el espigón de la bahía, con banderas y pancartas por un grupo de activistas venidos de diferentes geografías latinoamericanas, europeas e ibéricas. Los zapatistas desplegaron otra, en el velero con el que atravesaron el Atlántico, que decía: “DESPERTAD”. Pero será difícil ese despertar en una sociedad que, como sostenía Fredric Jameson, resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo, de hecho, se hacen decenas de películas sobre el fin del mundo, pero siempre sobrevive el capitalismo. Nuestra fantasía o nuestra capacidad de imaginar otros escenarios está limitada por la colonización que el neoliberalismo y el capitalismo han llevado a cabo en nuestras mente y, sin embargo, su fin se acerca a la misma velocidad que se agotan los recursos fósiles.
Un vez desembarcados en la playa viguesa do Carril, dos días después, y cumplimentadas todas las burocracias y protocolos que se exigen a los pobres y racializados del mundo para entrar en la Europa blanca y rica, los zapatistas chipanecos hicieron un llamado, a los movimientos de “abajo y a la izquierda”, a resistir y rebelarse contra el genocidio y ecocidio que esta perpetrándose en muchas partes del planeta; a organizarse con autonomía, a luchar contra las arbitrariedades, persecuciones, detenciones y deportaciones que los y las activistas que luchan contra el capitalismo global sufren. Llegan para transmitir, a lo que resisten y luchan en esta parte del mundo que no están solos, que nuestro dolor y nuestra rabia es vista, y compartida, porque es la misma, aun en la distancia.
Para el neozapatismo los millones de desplazados, el auge del crimen, el desempleo, la miseria, la debilidad de los gobiernos, las guerras por venir, no son productos de los excesos del Capital, o de una conducción errónea de un sistema que prometió orden, progreso, paz y prosperidad. No, todas las desgracias son la esencia del Sistema. De ellas se alimenta, a costa de ellas vive. La destrucción del planeta, la miseria y muerte de millones de seres humanos son el combustible de la gran máquina del Capital. Y, nos recuerdan, fueron, son y serán inútiles los esfuerzos por racionalizar su funcionamiento, por humanizarlo. Lo irracional y lo inhumano son sus piezas claves. No hay arreglo posible. La única forma de detener la máquina es destruirla. En la guerra mundial actual, la disputa es entre el sistema y la humanidad.
Los zapatistas nos explican que el camino por recorrer es incierto e intenso, nos piden que en la lucha por la vida no desfallezcamos, ellos llevan resistiendo más de 500 años y todavía falta mucho. Nos dicen que no creamos a quienes nos intentan convencer que la sensibilidad y la simpatía, el apoyo, se mide en calles abarrotadas, en plazas llenas, en grandes templetes, en el número de cámaras, micrófonos, titulares periodísticos, tendencias en redes sociales. Saben que uno de los engaños del Poder es convencer a los de abajo de que lo que no se consigue rapido y facil no se consigue nunca. Nos avisan que quieren convencernos de que las luchas largas y dificiles solo cansan y nada logran. Utilizando para ello elecciones, comparecencias, reuniones, citas con la historia, fechas conmemorativas que solo ocultan el dolor y la rabia.
El camino que los zapatistas chiapanecos han llevado, hasta ahora, ha sido intenso. Pero saben que falta mucho por andar. Aprendamos de ellos si finalmente nos visitan por estas tierras, visita que está intentándo conseguir un pequeño colectivo berciano. Mientras esperamos, deberíamos escuchar con los oidos bien abiertos a gentes como Jorge Riechmann cuando afirma que: “Tiene sentido pelear hasta el final, aun sabiendo que seremos derrotados, precisamente porque defendemos valores esenciales. Eso es lo contrario al nihilismo”, la parálisis solo garantiza el peor resultado y, además, como sostenía Albert Camus: “Ahora he aprendido que es preciso seguir luchando por aquello en lo que uno cree, sin esperanza de vencer”.