[REFLEXIONES DE UN OUTSIDER] Los Valles del Espíritu
LUIS CEREZALES | La semana anterior tocó alarmar, no encuentro un verbo mejor, sobre el impresentable safari, pretendidamente verde, que quieren montarnos a pachas los ecolistos y bobolíticos con la altruista pretensión de dejar al Bierzo sembrado hasta los campanarios de amigables armatostes eólicos y solares.
La razón en contrario palidece a cualquier ramplonería justificativa. Y es muy simple: nosotros ya bailamos con la fea, ahora que viene la conga que la bailen todos y nos dejen tomarnos un respiro. Pero como no es mi estilo predicar y no dar trigo me propongo, además de hacer de Pepito Grillo, aportar ideas válidas para desarrollo y prosperidad del Bierzo, y digo ideas, no ocurrencias.
Esperemos que esa tropa que cobra del común hasta por respirar tomen buena nota, y si algo hay potable que justifiquen el estipendio dándole curso y poniéndolo en marcha. No tengo inconveniente en debatir con quien proceda a favor de todas y cada una de mis propuestas, pero por favor que sea con rigor.
Empecemos por el oriente que es desde donde vienen los Reyes Magos que siempre han sido roñosos con nuestra tierra. También llegan los peregrinos que pasan cada vez más pero se siguen quedando muy poco tiempo, y es de lo que se trata de que pájaro que vuela a la cazuela. Cuando digo a la cazuela me refiero a degustarla y a permanecer al menos un día más.
La naturaleza ha puesto el escenario y nuestros antepasados el atrezzo en forma de hitos y monumentos, a los contemporáneos nos toca hacer el producto y más a los que se dedican a esa cosa. Al grano: El Camino de Santiago y La Tebaida apenas están separados por una legua en la entrada del Bierzo y, en cambio, parece que tienen por medio el Sahara.
Lo he dicho por activa y por pasiva, es inexplicable que dos referentes del turismo de connotaciones equivalentes se den la espalda cuando las sinergias, perdón por la palabra que le va ni que pintada, son clamorosas. El Camino es andarín, esforzado, retador, y La Tebaida es quieta, silente, pasiva, pero ambos comparten una misma esencia introspectiva, intima y espiritual.
Mi propuesta es la siguiente: rompamos esa desconexión. Hagamos que sea permeable esa barrera de dos territorios que se ignoran, y aprovechemos los flujos del Camino para acercar los peregrinos a la Tebaida. Un alto en el camino, y con un día o dos de relajo y ensoñación seguro que redoblan la determinación para alcanzar Compostela.
Mi propuesta es que a esa opción transformada en producto con gancho se le denomine: Los Valles del Espíritu, en reconocimiento y homenaje a todo un territorio de excepción que acogió a hombres buenos, sabios y santos lejos del mundanal ruido. Es una buena marca como lo es La Ribeira Sacra.
Se trata de facilitar un recorrido alternativo que saliendo desde El Acebo se vuelva a acceder a Molinaseca, tras pasar sucesivamente por las poblaciones de los valles de los ríos Meruelo y Oza para conectarse a través de Villar, Salas y Lombillo de nuevo al Camino.
Así Compludo con extensión a Carracedo, Palacios y Bouzas, Espinoso, San Cristóbal y Manzanedo se unirían de hecho a Peñalba, Montes y resto de los pueblos del Valdueza. Y también se rescataría de su dormitar a esa joya de tres cabezas que son Los Barrios.
Todo un lujo de valles recónditos, parajes agrestes, bosques de ensueño, paleo industrias, parajes recoletos, monumentos intemporales, casonas blasonadas, viñedos inéditos, pueblo de postal, árboles de record y paisajes de impresión, es lo que les ofrecerá a los visitantes ese recorrido sin par por la fascinación, el silencio y el deleite de los sentidos.
Rescatar y poner en valor un territorio perdido entre dos realidades tan diferentes y tan iguales a la vez, es más que una posibilidad una urgencia antes que los misioneros de la doctrina renovable aparezcan tentando con sus milagros de pasta gansa y cagada segura.
Hacer de esta idea en bruto un proyecto con sustancia, estrategia, pegada y buen tino es un reto asumible para quién tiene la responsabilidad directa en el asunto; el concejal del medio rural de Ponferrada, Iván Alonso, un hombre voluntarioso y comprometido ahí tiene un buen tajo.