[REFLEXIONES DE UN OUTSIDER] Lo viejo que LM nos enseña de nuevo
LUIS CEREZALES | En el año 1978 recibí con agradecimiento el premio Francisco Puente Falagán, promovido por la familia en memoria del alcalde republicano de Ponferrada del mismo nombre. Tengo para mí la absoluta certeza de que si el mismo lo hubiera sido convocado por una entidad oficial no me lo habrían dado; el poder y sus chupópteros no suele premiar a quienes les cantan las verdades del barquero.
El mencionado galardón con una jugosa cantidad económica para aquellos tiempos fomentaba la realización de trabajos o estudios sobre la temática socio económica del Bierzo. Se titulaba La Tercera Potencialidad, y era un acercamiento a los tres ejes económicos que consideraba básicos para el futuro de nuestra tierra: alimentos, turismo y energía.
Curiosamente no mencionaba a la industria, ese objeto permanente del deseo de las gentes que suelen afirmar resignadas: aquí lo que nos tienen que traer es industria. Y es cierto, la industrialización es un medio rápido y efectivo de crear empleo y riqueza con el gran inconveniente que a medio plazo puede generar chascos morrocotudos seguidos de frustración social y depresión económica.
La industria, salvo que este bien apalancada por su dependencia de un recurso autóctono inevitable, es esencialmente coyuntural; o sea que tiene un tiempo de caducidad limitado. Tanto la obsolescencia tecnológica como la deslocalización estratégica son constantes espadas de Damocles que gravitan inquietantemente sobre los lugares de sus emplazamientos.
Repasemos nuestro particular cementerio de los milagros de los mil años que apenas duraron cincuenta o sesenta y la mayoría una o dos décadas: SICALOR, TALLERES CANAL, COMONOR, FRIGER, EXMINESA, LA MINERÍA DEL CARBÓN, ENDESA con la generación termoeléctrica…
Una condición coyuntural la de la industria de cuya escabechina apenas se han librado: COSMOS por tener su cantera de caliza in situ y gozar de un mercado cementero cautivo; ROLDAN por producir y comercializar un commodity de primera transformación; y LA PIZARRA material autóctono que por su calidad incontestable tiene mercado universal.
Caso aparte es TViTEC, una industria que ha sabido aunar producción local con vanguardia tecnológica y mercado global, y que perfectamente podía estar implantada en cualquier otro lugar más estratégico para sus intereses comerciales. Resultando ser todo un ejemplo del valor que un emprendedor berciano puede aportar a la economía de su tierra.
Tal vez de todas esas realidades finiquitadas la única que tuvo en sus manos la oportunidad de perdurar fue MSP, me refiero a la MSP histórica lo de Victorino fue capitalismo rapiña. La Minero pudo ser la primera gran empresa eléctrica de España si hubiera tenido la visión de vender kilovatios en vez de carbón, pero optó por engordar a Endesa.
Olvidemos lo que fue y ya no es y vayamos a lo que preocupa LM. Estará entre nosotros solo mientras salarialmente y productivamente le interese. No tiene ningún otro elemento que la ate más allá de la oficiosidad de sus trabajadores. No somos precisamente un momio en ningún otro sentido y logísticamente hacemos aguas si alguien no lo remedia pronto y bien.
Castellón fue el primer aviso, esperemos que esta crisis no sea el preludio de algo peor, la deslocalización y el cierre. Bueno es que la solidaridad se manifieste, mejor que se arbitren medidas que traten de atajar la sangría, pero hay que caerse del burro y pensar que ese modelo industrial en el que confiamos nuestro bienestar solo sirve transitoriamente.
Lo decía al principio y lo repito, no hay que despreciar nada pero hay que cultivar lo que de verdad sea estructural. Aquello que tiene base, vocación y estímulos para permanecer en el tiempo araigado por unos resortes sólidos que garanticen una estabilidad social y económica perdurable.
El sector que mejor lo logra es el público, pero eso se lo reservan las capitales de provincia o autonómicas con sus áreas de influencia donde la profusión de funcionarios confiere a esos entornos unos mínimos de esa deseada y permanente estabilidad. Siempre lo dije, la mejor industria para el Bierzo es sin duda una provincia o región autónoma.
Nos estamos jugando frívolamente el futuro de un eslabón fundamental del porvenir
Pero como se dice que a falta de pan buenas son tortas, no queda otra que potenciar los sectores con mayor capacidad de suplir esa máxima carencia estructural. En aquel lejano 1978 lo expuse en el referido trabajo con estas actividades: Alimentos, Turismo y Energía, y no solo lo planteé sino que me impliqué en ello, por eso no voy de nuevo.
Los Alimentos con un énfasis especial en la viticultura que ha sabido posicionarse en el top mundial son un recurso estructural que nadie nos podrá deslocalizar. Hay que hacer con nuestros productos agropecuarios de cualidades excepcionales una despensa identificable y deseada por los mercados más globales y exigentes; somos pequeños y cojeamos de cantidad, hagámonos grandes y fuertes con la calidad.
Ahí hay que aspirar a competir codo con codo con las regiones más emblemáticas de los productos Premium como lo hace la Emilia-Romaña italiana con los hitos alimentarios de Parma, Módena o Bolonia; el Bierzo cuanta con sobrados argumentos autóctonos como para convertirse en el gran referente español de la alimentación de pedigrí.
El segundo de nuestros recursos estructurales recogido en La Tercera Potencialidad es el turismo. Lo voy a decir con el chauvinismo contenido y con una convicción asentada por años de observación a través del mundo, El Bierzo es un auténtico bombón turístico de talla internacional, le faltan solo las guindas y la envoltura que hay que saber ponerlas bien.
Nuestra tierra, junto con el alto Sil y bajo Sil, tiene potencial para entrar en ese club de las regiones bendecidas por el favor de las almas que distinguen entre la simple novedad y la excelencia; ese donde cotizan la Toscana, el Ampurdán, el Piamonte, la Provenza, el Tirol, el Val de Loire…y no desmereceríamos en absoluto en ese Olimpo
En cualquier caso este recurso providencial puede entrar en barrena si el botellón de las renovables viola irremediablemente el solar encantado que nos legaron nuestros antepasados. No es una broma nos estamos jugando frívolamente el futuro de un eslabón fundamental del porvenir, cualquier apoyo a ese dislate es lisa y llanamente una traición.
El tercero de nuestros sectores estructurales: la energía. La energía como concepto, ciencia, estudio, innovación y aplicación; esa era la apuesta de Ponferrada Capital de la Energía, con unas cuantas decenas de propuestas activadoras concretas que aún permanecen inéditas.
Lo arruinaron llamándole Ciuden con tres actuaciones a cada cual más descerebrada: tratando capturar el CO2 cuando de lo que se trataba era de no producirlo; pretendiendo hacer un Gran Museo científico de los que no funcionan en ningún lugar del mundo; y creando una gran mamadera para militantes, acólitos y enchufados. El resultado está a la vista.
No veo muy proclives a los gestores actuales a recuperar el espíritu fundacional; es más diría que ni lo conocen, y sería bueno que pasaran del botellón renovable y abordaran a la energía en su esencia académica, evolutiva, inventiva, legal y sociológica que es un nicho con oportunidades de crear empleo, riqueza y dotarnos con un carisma de vanguardia.
Ahí siguen estando esos tres sectores con potencial estructural que los poderes públicos por miopía o incompetencia se empeñan en ignorar. A dos de ellos, turismo y alimentos, los bercianos de a pie los mantienen vivos, mientras que el tercero la energía estamos a punto de caer en la trampa de hacernos comulgar con que en los molinillos de viento y las placas solares está la solución.
Los grandes empleadores industriales como los grandes amantes son infieles por naturaleza, cualquier nuevo incentivo fuera del lecho habitual les produce una atracción irresistible; hay que contar con ello, está en su ADN. El único antídoto contra las tentaciones de volar son los arraigos profundos, la convicción en la lealtad incondicional y, por qué no decirlo, la preservación del patrimonio heredado que hemos de legar.