El Parador de Villafranca ofrece a sus clientes un programa de actividades en la naturaleza
El Parador de Villafranca ha puesto enjundia marcha el proyecto Naturaleza para los sentidos, un completo programa de experiencias para sus clientes que busca promover un ecoturismo que genere beneficios sociales, ambientales y económicos en los territorios donde se ubican los Paradores.
Naturaleza para los sentidos es un proyecto que crea oportunidades reales de desarrollo, empleo y arraigo para los habitantes de los entornos rurales donde se ubica un parador y, además, pone en valor su biodiversidad, historia y cultura. Las actividades permiten también que los visitantes conozcan los pueblos y sus tradiciones, la esencia de un modo de vida que ejemplifica a la perfección modos y maneras sostenibles.
El programa se ha creado en colaboración con la Fundación Global Nature y está gestionado por los propios productores locales. Las experiencias realizan, por un lado, una labor de divulgación entre los clientes; y, por otro, preservan la vida rural, al ayudar económicamente a la zona. Naturaleza para los sentidos arrancó en mayo con gran éxito en el Parador de Cangas de Onís (Asturias) y ahora se amplía a Bielsa y Villafranca del Bierzo. En total está previsto que el proyecto se lleve a cabo en una veintena de Paradores.
Los clientes del Parador de Villafranca del Bierzo pueden conocer la vida rural y natural de esta comarca a través de las empresas locales que participan en el proyecto. Así, en Villafranca del Bierzo se puede visitar un colmenar para descubrir cómo trabajan las abejas y su influencia en el paisaje, además aprender las propiedades de su cera para crear productos de cosmética natural o conocer los viñedos que forman parte de la D.O. Descubrir a caballo el paisaje Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas. Sentir la magia de los bosques de alcornoques paseando por la senda del Zofredal de Cobrana. Recorrer en 4×4 la Reserva de la Biosfera de los Ancares para conocer la tradición minera de la comarca; caminar por las orillas del río Sil a través de sus puentes colgantes recientemente restaurados para conocer la tradición agrícola y etnobotánica de la zona de El Bierzo o disfrutar en bicicleta del Valle del Silencio, un conjunto de valles que se han mantenido aislados a lo largo de la historia visitando pueblos de arquitectura tradicional de piedra y pizarra.