La hostelería carga contra la intención de la Junta de prorrogar las restricciones
«El problema no es la hostelería, ni los jóvenes… el problema son nuestros políticos», advierte la asociación que agrupa al sector en el Bierzo.
La intención de la Junta de Castilla y León de extender más allá del 30 de agosto las restricciones que se vienen aplicando para prevenir la expansión del coronavirus –anunciada ayer por el vicepresidente autonómico, Francisco Igea– han soliviantado al sector que más las sufre en sus carnes. La Asociación de Hostelería del Bierzo considera que la continuidad de las medidas medidas restrictivas «no es más que la confirmación de que nos hemos convertido en una panda de hipócritas que damos por bueno cualquier cosa sin cuestionarnos nada».
Los hosteleros suponen que esa actitud conformista «es fruto del cansancio de toda la población, dado el desgaste brutal al que nos tienen sometidos, pero como colectivo totalmente destruido por culpa de estas medidas, nos sentimos perseguidos, además de cansados». Y creen que «mantener estas medidas, que no permiten abrir el ocio nocturno o las barras de los bares, es lo mismo que burlase de nosotros en nuestra propia cara».
«Todos sabemos qué pasa en la playas de todas las comunidades costeras del país, pero preferimos ensañarnos con un grupo de jóvenes que hacen botellón en un descampado porque no tienen otro sitio donde ir… No será porque no lo avisamos una y mil veces, pero qué más da lo que digamos nosotros. Estos botellones son el pan de cada día en montones de sitios, pero ojos que no ven, corazón que no siente», señala el colectivo en un comunicado.
«Por cierto, si sabemos como están las playas, o lo que se puede hacer en otras comunidades, es porque muchos de nosotros vamos a esos lugares, hacemos todo lo que aquí está prohibido, y luego volvemos a nuestras casas pensando que la culpa de todo es siempre de los demás», apostillan los hosteleros, que se preguntan «a cuánta gente hubiese tenido que multar la policía» si el botellón del pasado fin de semana en el pantano se hubiese producido a las seis de la tarde «en la playa de Miño, por ejemplo». Y concluyen que «el problema no es la hostelería, ni los jóvenes… el problema son nuestros políticos».
Por su parte, el presidente de la Asociación de Comerciantes Templarium, Felipe Álvarez, ha reclamado a la Junta de Castilla y León que reabra el ocio nocturno «con las restricciones necesarias y protocolos de seguridad», con lo que en su opinión se evitaría la celebración de fiestas clandestinas. Álvarez entiende que «si la restauración y la hostelería cierran a la 1.30 horas se preparan fiestas privadas y esas fiestas no tienen ni medidas de seguridad ni control». Por ello, considera que «la Junta debería establecer restricciones para que el ocio nocturno vuelva a abrir pero de forma controlada».