[PÍLDORAS de VERANO] Controles de peso en punto de cruz sin estupideces
No es que seamos más necios que antes como creen algunos, lo que pasa es que ahora la estupidez se exhibe en las redes sociales a la vista de todos. Las nuevas tecnologías nos están volviendo gilipollas, más tontos que aquel paisano que se comía los supositorios con pan porque a palo seco le sabían muy mal. Una bagatela comparada con esto: Muere un youtuber tras comer ciempiés vivos para ganar seguidores.
Mientras esperamos el próximo movimiento de El hombre de la flor en el culo, vemos que Los medios de Madrid cotillean con los trapos sucios de la investidura y nos empapamos de La historia de un fracaso. ¡Y todavía hay quien habla de Frente Popular! ¡Ojalá! Para reforzarlo, nada mejor que seguir dividiendo: El partido de Errejón prevé robar votos a PSOE, C’s y Podemos si hay elecciones en noviembre. Parece que la idea es aprovechar los errores de Los vírgenes suicidas.
Lástima que no fuese Eduardo el que camina junto a Olegario porque podría haberle contando los secretos de su salida de la política
También continúa el intercambio de golpes en Cacabelos, donde se diría que pretenden forjar un pacto de izquierdas a base de mandobles. Si IU y Socialistas por Cacabelos advierten al PSOE de un plan del PP para «destruir» al alcalde, enseguida llega la réplica: El PSOE culpa a IU y Socialistas por Cacabelos del bloqueo municipal. Vamos, que quienes quieren cargarse a Junior Rodríguez son ellos y que van a gobernar con sueldo o sin él. Si acaso, que pidan una ayudita a sus vecinos de Villafranca, que han sido generosos en las asignaciones.
Por el contrario, el pleno de Ponferrada fue una balsa de aceite y pasó completamente desapercibido. Como premio, el alcalde disfrutó de un fin de semana de fiestas y romerías con dos cruces al fondo, la de Peñalba y la de Ferro, donde se le ve caminando como Laurel y Hardy junto un hombre de asombroso parecido con el exdiputado del PP Eduardo Fernández que según nos dicen es el presidente del Centro Galicia, Flaminio González. Lástima, porque podría haberle contado los secretos de su salida de la política. Una cosa más, al hilo de tanto sarao con políticos: además de declarar sus bienes, los cargos públicos deberían confesar su peso corporal al empezar y al terminar el mandato.