Vecinos de Carracedo de Compludo limpian el interior de la iglesia y los accesos
Un grupo de veinte voluntarios de Promonumenta se desplazó este sábado a la localidad berciana de Carracedo de Compludo para realizar una hacendera consistente en la limpieza interior de la iglesia y en el desbroce y adecuación de los accesos y perímetro del cementerio, todo a requerimiento de los vecinos del pueblo.
Este paraje, visible desde lo más alto de la carretera de Foncebadón, es lugar de vida dura para quienes allí viven y trabajan en las labores del campo. Por eso, añadido a la casi incomunicación que entonces padecía y al frío reinante a sus 1.144 metros de altitud, sus habitantes lo abandonaron en la década de los setenta del pasado siglo. Años más tarde, la repoblación fue iniciada por pastores de grandes rebaños ovinos, seguidos por algunos antiguos habitantes y gentes nuevas que completaron los trece habitantes permanentes que hoy tiene, además de otros tantos temporales y de fin de semana.
Consecuencia de haber sufrido esta despoblación temporal es el abandono por parte de las administraciones en el que hoy se halla: carretera mal conservada, carencia de luz eléctrica, que, producida por unas placas fotovoltaicas instaladas por el Ayuntamiento de Ponferrada, hace mucho tiempo que están fuera de servicio por haberse estropeado los acumuladores y no existir administración que se haga cargo de ellas, ni siquiera el Ayuntamiento. Cada vecino se apaña como puede: con placas individuales, con motogeneradores… o con velas.
Promonumenta, con total apoyo de los vecinos, procedió a adecentar el interior de la iglesia, la cual fue desacralizada y se halla abandonada desde que marcharon los iniciales vecinos del pueblo. Su estado estructural y su cubierta, sin embargo, se hallan en buen estado gracias a pequeñas labores de mantenimiento ejecutadas por los habitantes actuales.
La tarea no fue fácil, y aun requerirá una segunda vuelta, pues los retablos, los bancos, algunas imágenes, el entarimado de madera y demás enseres se hallaban literalmente cubiertas por excrementos de pájaros que anidan y revolotean en su interior -en esta misma fecha los vecinos se disponían a colocar mallas para impedir su entrada-. De esta manera el retablo central, fechado en 1689 y afeado con repintes en 1906, un retablillo lateral barroco, la curiosa pila bautismal, posiblemente de época renacentista, y los bancos de la iglesia quedaron casi listos para revista.
Ahora Promonumenta ayudará a los vecinos para encontrar una utilidad diggna a este templo, que es propiedad del Obispado de Astorga. Como en otras hacenderas, se desbrozó todo el perímetro exterior del pequeño cementerio, dejando su valla al descubierto, y lo mismo se hizo con el camino de acceso, dejando todo dispuesto para que los vecinos actuales y los emigrados que aquí se acercan por la fiesta de Todos los Santos puedan hacerlo sin impedimentos.