Intervención del Grupo Municipal Popular en el Día de la Constitución
No parece que sea el momento de repetir el discurso con los mismos contenidos de años anteriores. Ya el año pasado insistimos en que era necesario hacer una intervención distinta. Hoy el mensaje necesariamente debe variar incluso más. Nada es como solía ser, empezando por la forma de relacionarnos y la distancia que hemos de guardar en un día tan señalado. Desgraciadamente, y a pesar del esfuerzo de muchos sanitarios y científicos, de quienes cumplen a rajatabla las normas y de quienes ponen gran cuidado en la salud propia y ajena, no podemos decir que haya vuelto a la normalidad familiar, ni a este salón de plenos, ni a nuestras calles, ni a toda la sociedad ponferradina.
Por eso nuestro primer pensamiento sigue siendo ante esta celebración constitucional para aquellos que nos han acompañado en años anteriores y no pueden hacerlo hoy, para todos los que nos faltan por la pandemia y echamos tanto de menos. Para los que han tenido que pasar tiempo en el hospital o los que han sufrido en sus casas el COVID. Si la normalidad se había volatilizado el año pasado, no ha terminado de regresar enteramente este.
No podemos decir que la economía ponferradina esté como siempre, ni que dé trabajo a todos los que desearíamos. Parte de la actividad económica que conocíamos antes de la pandemia se ha ido para no volver y con ella, empleos, ilusiones, esfuerzos de tantos años en muchos negocios. También para todos ellos nuestro recuerdo en este día en el que deberíamos estar celebrando el derecho constitucional al trabajo. porque en el caso de esta crisis de la pandemia, llueve sobre mojado, y refuerza crisis previas que no habían terminado de encauzarse cuando se ha decidido políticamente el cierre de las térmicas, del que tanto nos acordamos en este momento de carestía de la energía eléctrica que nos lleva a pensar en todos los que sufren hoy pobreza energética en nuestra ciudad. Las espaldas de muchas gentes de Ponferrada soportan crisis sobre crisis y a ellas el compromiso de todos los que aquí estamos por una Ponferrada y una España mejores y esto debería aportar un rayo de esperanza.
Qué diferentes son hoy las circunstancias en que vivimos respecto a aquellas convulsas pero ilusionadas fechas en las que se aprobó la Constitución y se refrendó por los españoles. Décadas de andadura en los derechos constitucionales y en las libertades fundamentales han tenido que verse frenadas por unas restricciones que han alterado notablemente nuestra forma de vida. En este Ayuntamiento no podemos ser ajenos a los cambios forzados que ha tenido que sufrir tanta gente, tenemos que reconocerlos, que apoyarlos, que incorporarlos a nuestro quehacer cotidiano y que poner en marcha muchas políticas públicas aún pendientes para mitigar los efectos más perniciosos de esta pandemia en las relaciones sociales, en la economía, y hasta en el ánimo de la gente cuando se tienen que enfrentar a otras Navidades que tampoco serán como las tradicionales. Qué decir cuando se contempla el consumo interno en la ciudad como muestra de recuperación y como incentivo para el comercio y la hostelería locales.
El año pasado decíamos que nos faltaba también un cierto consenso sobre algunas de las medidas que el Gobierno estaba adoptando; el Grupo Municipal Popular no hará de ello un motivo de confrontación, como no lo hemos hecho en los momentos más difíciles, pero tampoco podemos obviar los pronunciamientos al respecto del Tribunal Constitucional. La intervención de los poderes públicos debe centrarse en la salvaguardia de nuestra sociedad, pero ha de hacerlo con pleno respeto a las libertades públicas. El año pasado dijo en este mismo acto nuestro portavoz que “el primer deber de este ayuntamiento ante esta situación es aliviar esa presión que sufren los ponferradinos de cualquier barrio, pueblo, trabajo, edad, sexo y condición”. Hemos de preguntarnos hoy en qué medida se ha logrado y cuánto falta todavía por hacer, no para abundar en recriminaciones, sino para instarnos mutuamente a trabajar para mejorar la sociedad que tenemos más cerca.
Hacemos votos por la recuperación del espíritu de consenso, o al menos de diálogo, que presidió los debates constitucionales y la aprobación de nuestra Carta Magna. Son más necesarios que nunca, a la vista de la situación social del país. Por ello no puede olvidarse la necesidad de llegar a acuerdos en el desarrollo de cuestiones básicas del bloque de la constitucionalidad. El párrafo primero del artículo 17 consagra libertad y seguridad al mismo nivel. Es un buen momento para recordar la voz de los profesionales de la seguridad, de los integrantes de los cuerpos y fuerzas que hacen Ponferrada más segura, más tranquila, más vivible. Aquellos que se han desvivido por nosotros en los momentos más complicados de la pandemia y que han de sentir nuestra preocupación por la forma del desempeño de su trabajo. Nadie mejor que ellos conoce los requerimientos para desarrollar una labor sin la cual no sería posible la convivencia pacífica y el disfrute de los derechos que nuestra Constitución nos reconoce a todos. Es el momento de prestar atención a sus demandas como expertos por encima de los populismos a corto plazo que pueden dejar nuestra sociedad más desprotegida.
La Constitución es un punto de encuentro en el que el Ayuntamiento debe mostrar su solidaridad a la ciudadanía ponferradina, pero que debe reclamar igualmente el apoyo de las administraciones superiores, particularmente de aquellas que tienen más recursos financieros y presupuestarios y que se habían comprometido ayudarnos en la transición económica forzada en la que vivimos. Apelamos a su deber constitucional de atender con justicia, equidad e igualdad las justas reivindicaciones que las muchas necesidades de nuestro municipio plantean.
La Carta Magna es también una potente palanca que nos obliga a situar en el centro de nuestra función política a los vecinos, particularmente aquellos que peor lo pasan, porque este día no es enteramente festivo para todos en Ponferrada. Que el nuestro no sea solo un estado democrático de derecho, sino un estado social de derecho como proclama el frontispicio de nuestra Constitución conlleva exigencias irrenunciables también en las administraciones locales para facilitar la vida al vecino.
La solidaridad que obliga a comprobar la capacidad fiscal de nuestros conciudadanos debería en el año siguiente posibilitar algunos encuentros entre el gobierno local y la oposición sobre la capacidad financiera de este Ayuntamiento, su gasto público y el origen tributario del dinero de que dispone para atender las necesidades de los ponferradinos. No es tarde para ello.
La Constitución es ese espacio de solidaridad que quiebra brechas económicas y sociales, de género, de edad, de retribución, de perspectivas profesionales, empezando también por las trabajadoras de los servicios sociales de esta propia casa, que han hecho un sobreesfuerzo tan notable durante el tiempo de la pandemia.
Nuestra Ley Fundamental es ese resorte de unos servicios públicos de los que enorgullecernos en momentos tan difíciles, en los que se ha puesto a prueba la resiliencia del sistema sanitario, de los servicios sociales, de los servicios de seguridad. Seguimos sin poder abrazar a nuestros mayores y a nuestros niños con libertad y naturalidad, pero desde aquí enviamos un abrazo a quienes después de una vida de trabajo, desvelos y afecto por esta ciudad nos ven desde la lejanía, e incluso desde el temor por el contagio.
Hemos recordado en cada celebración de la Constitución que al Ayuntamiento le incumbe también el mandato meridianamente establecido por el art. 40 CE. Que a la corporación local le incumbe irrenunciablemente la obligación de promover condiciones favorables para el Bienestar Social y para el progreso económico de quienes vivimos en Ponferrada. Y ello porque sin este esfuerzo de hoy no habrá mañana, Ponferrada perderá actividad, empleo y habitantes, para evitarlo la Constitución no es solamente una fuente formal de exigencias, no es nunca un problema, sino que es la solución a todos los que puedan venir.
No nos conformemos con recordar hoy algunos preceptos constitucionales, llevemos su espíritu a la labor cotidiana para hacer de Ponferrada cada día un sitio más habitable, más acogedor, más solidario en el presente y más abierto al futuro.