[LA PIMPINELA ESCARLATA] Otra más
EDUARDO FERNÁNDEZ | Cuando oigan que la actual ministra de Industria llora por las esquinas por seguir en el Ministerio y la mandan a pelearse en las elecciones del año próximo en Madrid, acuérdense ustedes de esto. Era inevitable. La visita para hacer campaña en Ponferrada la aboca a que, sea cual sea su aspiración política, quede truncada por el camino. Lo único que podrá consolarla es que Tezanos le otorgue en su CIS una ventaja aún mayor sobre Ayuso o Almeida de la que apuntó a Gabilondo. Eso lo bordan, veremos las urnas y lo que es más importante, las investiduras cómo se les dan.
Pero el título de esta pimpinela no tiene que ver con que otra más sea otra ministra gafada, sino con que otra semana más y salimos del bucle de las elecciones. Y de los mítines. Y de las encuestas.
Esta campaña ha resultado particularmente tristona, falta de imaginación en los actos, y falta de chispa para prometer todo aquello que no van a cumplir. El personal ya no se esmera ni en eso, total, que los coloquemos en la poltrona y ya, que si hubiera que cansarse tal vez mejor trabajar.
Recuerdo un rector de la Universidad de León que decía que cuando encuentras a un gallego en la escalera no sabes si sube o baja, pero que cuando encuentras a un berciano, ni siquiera sabes si está en la escalera. Los resultados de algunas encuestas hacen bueno el chascarrillo. Parece ser que aquí casi un tercio de la población no sabe qué va a hacer, a quién va a votar, quién le cae bien y quién como una patada en las gónadas. El de los indecisos es el mayor partido político hoy, pero ya verán ustedes que no es así el próximo domingo, o por el voto útil o por el voto de estar hasta el aparato reproductor (no digo hasta los huevos por lo del lenguaje inclusivo y la inclusión de huevos y huevas, ovarios y ovarias). Los de izquierdas siempre hemos sido así, en Ponferrada y en El Bierzo, muy de decir en la encuesta que no voy a votar porque estoy hasta las narices de los míos, pero luego de ir el crítico día, no vaya a ser que nos gane la tropa de enfrente, que ahora se ha diversificado y tiene azules y verdes. Porque, menudo fin de mandato municipal si ganan los otros, sean quienes sean los otros, aunque sean de Coalición haciendo campaña por Vox.
Los del PP de aquí aún se acuerdan de cuando Fraga, que los mítines se llenaban, pero al final votaban solo los que habían ido al mitin y ganaban las encuestas para perder las elecciones. Así que la prudencia de decir que mejor esperar a la encuesta del domingo siempre es más aconsejable que la temeridad de algunos asesores de Mañueco que decían que acariciaba la mayoría absoluta. Las mayorías no se acarician, se conquistan, y algunos no están ni para conquistar el Peñón de Perejil. Bueno, igual el Perejil sí, si ayudan los de Vox después de entrenarse fusil en mano en una base paracaidista para lanzar balas a falta de ideas. Luego ya venía Abraham Lincoln con la monserga de que una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil, pero él no murió de un papeletazo. Aunque la verdad es que no necesitan muchas ideas, sino pocas convicciones para aprovechar el hartazgo conservador por los que mandan. Una de las cosas que quiero saber el domingo por la noche es cuántos miles de extremistas peligrosos de derecha hay en El Bierzo, porque ya se sabe que para los socialistas pactar su moción de censura y la investidura con los que todavía no han condenado el asesinato de compañeros suyos en el País Vasco es admisible, pero pactar con los del otro extremo es un peligro para la democracia. El caso es que a los votantes de Vox de aquí les da lo mismo el espantajo de la extrema derecha, como a los de podemos el de la ultraizquierda.
Yo ya lo que quiero es que esto se acabe. Bastante sufro con el Atleti y el Cholo como para que se me sume la Deportiva y una campaña electoral. Cuánto me acuerdo cuando hay elecciones de Churchill (el bueno, claro, no el que dicen que hay aquí) con aquello de que la democracia es el peor sistema político del mundo, a excepción de todos los demás. Es que uno ante unas elecciones sabe que no se cumplirá el pronóstico de la escritora Isabel Allende “no vale la pena sufrir de antemano por las desgracias que posiblemente no ocurrirán”, porque detrás de las elecciones suele venir una desgracia para la mitad de la población. Otra más.