[LA OVEJA NEGRA] Radiografía de la cabra en el campanario
GERMÁN VALCÁRCEL | Los resultados electorales del pasado domingo en Castilla-León son una muestra de la pérdida de confianza en la democracia de delegación, y la expresión del divorcio entre representantes y representados. Son cientos de miles, al menos el 40%, los que ya no creen que puedan expresar sus voluntades, sus necesidades, a través de sus supuestos representantes. Los perciben –con razón suficiente– como parte de lo mismo que temen y deploran: saben que si quieren realmente algo deberán conseguirlo por ellos mismos.
Los resultados obtenidos por la derecha me llevan a hacer, públicamente, una serie de preguntas que a veces me hago en privado: ¿Por qué hay tantos que eligen gobiernos que les joden una y otra vez? ¿Por qué hay tanta gente que no sabe lo que les conviene? ¿Por qué, una y otra vez, dejan la gestión de sus vidas en manos de la gente más imbécil, analfabeta y jeta, gentuza corrupta, incapaz y apoltronada? ¿Por qué son tantos los que no consiguen ver lo que para mí es tan evidente?
Cierto es que esta semidespoblada y envejecida parte de la geografía Ibérica padece una estructura social clasista y se encuentra asolada por un caciquismo y clientelismo atávico, acostumbrada al despotismo de sus élites y a responder a todo ello con sumisión. Pero las reacciones, a la hora de analizar lo ocurrido, sobre todo en los medios de comunicación nacionales, denotan el absoluto desconocimiento y desprecio por el mundo rural, en el que, al margen de algunos miembros de la élite empresarial de la agroindustria, depredadores de fondos de la PAC, con tractores de 150 caballos y todoterrenos de alta gama, hay miles de familias que lo pasan mal y malviven de sus pequeñas parcelas y de sus pequeñas explotaciones ganaderas, muchas de ellas extensivas. El clasismo y prejuicios urbanitas con los que periodistas (el tuit de Gerardo Tecé, prototipo de periodista progre-comprometido, utilizando a las cabras y el campanario para ilustrar los resultados electorales, le retrata a él más que nosotros) y todólogos, miran hacia esta parte del país, se pone de manifiesto a la hora de sacar sus conclusiones. No está tan claro que, a pesar de los graves problemas de esta tierra, madrileños, murcianos, andaluces o gallegos, por poner algunos ejemplos, puedan dar lecciones de progresismo a castellanos, leoneses y bercianos, por no hablar de los complejos que esos mismos periodistas y todólogos sufren ante catalanes y vascos que llevan décadas gobernados por los más notables representantes políticos del neoliberalismo, eso sí, estos bajo el redentor manto del nacionalismo periférico.
Lo que nadie dice, ni siquiera los medios de derechas, es que en Castilla-León tenemos un grave problema, por otra parte común a todo el país, la supuesta alternativa a la derecha política y social, el PSOE regional es una desgracia para la izquierda social y para los sectores sociales más desprotegido, un partido repleto de trepas pusilánimes y mediocres funcionarios que, además de tener un comportamiento excluyente hacia cualquier izquierda que tenga otros pensamientos, cuando llegan a las instituciones practican los mismos métodos caciquiles y clientelares que la derecha. Un PSOE que lleva traicionado y engañando a las gentes de esta tierra desde los tiempos del ecocidio del pantano de Riaño.
El análisis poselectoral que hizo el alcalde de Ponferrada nos mostró cuáles son realmente los elevados intereses que mueven a los pesoistas. Don Olegario Ramón estaba muy contento, se podría decir que exultante, había ganado. A eso se reduce todo para los pancistas: cómo ha ido lo mío. Poco le importó que en poco más de dos años y medio Vox, con casi cuatro mil votos, se haya convertido en la tercera fuerza política de la ciudad que gobierna, y su partido haya perdido mil doscientos votos, el 10%. Tampoco le alteró que sus monaguillos, Podemos y Coalición por el Bierzo, vayan camino de la irrelevancia, sobre todo los bercianistas (ninguno de los dos parece haber detectado quien, desde el propio Consistorio, les está convirtiendo en invisibles) con una pérdida, entre ambos, de otros mil votos. Algo que se abstuvo de comentar fue que, a pesar del ascenso de Vox, el PP, el otro partido de la derecha, mantuvo sus electores, unos ridículos veintisiete votos fueron todas sus pérdidas. Al mediocre y prepotente funcionario con aspiraciones de estadista que tenemos de alcalde jamás se le ocurrirá pensar que, de los polvos de la soberbia y arrogante suficiencia con la que trata a todo el que no le ríe las gracias o disiente, estos lodos.
El PSOE es una desgracia para los sectores más desprotegidos, un partido repleto de trepas pusilánimes y mediocres funcionarios
Coalición por el Bierzo ha pagado el haberse convertido en un mero apéndice del PSOE, tanto en el Consejo Comarcal como en la capital del Bierzo. En unas elecciones en las que no se presentó ninguna otra opción bercianista y las candidaturas envueltas en banderas localistas han obtenido unos magníficos resultados. Incluso la UPL (Unión del Pueblo Leonés) se ha quedado a menos de quinientos votos, en la capital de la comarca, de los bercianistas. El entreguismo político y el servilismo hacia el alcalde no se pueden esconder tras supuestos informes de los técnicos municipales.
Agravado por la misma carencia de perfil político propio que Coalición por El Bierzo, lo ocurrido con Podemos era más previsible, es un partido en descomposición cuyos restos del naufragio serán recogidos por IU para construir una de esas cabañitas que, como a Robinson Crusoe, tanto gustan a los herederos de la cultura estalinista. La única utilidad de Podemos, en Ponferrada y en todo el Estado, ha sido mostrar los límites y corsés de la democracia parida por el franquismo, pero una vez en las instituciones, se han limitado a ejercer de instrumento defensivo, en el mejor de los casos. No han propuesto nada nuevo, se han apoltronado en los sillones y acostumbrado a los jugosos salarios que se auto concede la casta política, esa que en sus inicios tanto denostaban y decían detestar. A lo máximo que ahora aspiran es a aminorar los daños, se limitan a limar las aristas más ásperas, no a cambiar el diseño institucional o legislativo, ni la forma de hacer política. Lo ocurrido con la reformita de la reforma laboral del PP es el mejor resumen que se puede hacer de Podemos como cogobernantes, por las administraciones públicas (en Ponferrada soy imcapaz de encontrar algo que deje ninguna huella). ¿Recuerdan que venían a asaltar los cielos y derrocar el corrupto Régimen del 78? El resultado ya lo conocemos. Podemos ha devenido en una suerte de PSOE para clasemedianos menores de cincuenta años, con una verborrea vacua y radical similar a la del Felipe González del final de los años 70. Algo que la concejala podemita practica con fruición.
La “democracia” representativa española padece la peor clase política de su historia reciente, convertida en una fétida cloaca, donde la derecha, liderada por unos psicópatas retrasados mentales, cada vez más “fascistizados” y utilizando prácticas mafiosas, ya sin pudor, como método de “dirigir” las instituciones, se contrapone una izquierda repleta de mediocres y codiciosos trepas, entregada sin pudor al neoliberalismo, sin cumplir ni una de sus promesas, arrojando miserables migajas a los miembros de las clases populares y presentándolas como banquetes pantagruélicos.
Todavía hay quien se pregunta el porqué de la profunda desafección de la gente hacia la política. Con tanto licenciado en ciencias políticas no sé cómo no han encontrado, todavía, respuestas. Servidor, lo único que me permito recomendarles es aquello que leí a EL Roto en una de sus magistrales viñetas: “¡Por su propia tranquilidad, permanezcan asustados!”. Ya que como decía Murray Bookchin, en Post-Scarcity Anarchis: “El poder para el pueblo solo se puede poner en práctica cuando el poder ejercido por las élites sociales se disuelve en el pueblo”.