Tres parques solares amenazan fincas agrícolas y forestales en uso de Cabañas y Cubillos
Las instalaciones ocuparían más de 323 hectáreas de terrenos, algunos de regadío, así como pastos y campos de siega.
La organización agraria Asaja ha denuncia que los parques fotovoltaicos proyectados para los municipios bercianos de Cabañas Raras y Cubillos del Sil «arrasan con tierras agrícolas y forestales en aprovechamiento». Con estos tres proyectos, advierte, la superficie que se pretende ocupar en la provincia de León por macroparques fotovoltaicos se eleva a 9.158 hectáreas, la mayoría de tierras de cultivo y de pastos.
Según Asaja, los tres macroparques de energía solar promovidos por un mismo grupo empresarial «troceado bajo tres sociedades mercantiles distintas», cuya petición de autorización y valoración ambiental sale publicada este lunes en el Boletín Oficial de la Provincia de León, ocupan 323,81 hectáreas de fincas, algunas de regadíos, así como pastos y campos de siega, terrenos de especies vegetales de frondosas de gran porte y valor ambiental y parcelas de pinos para aprovechamiento maderero que en su día fueron plantados con con subvenciones públicas de la Unión Europea.
Asaja expone que se opone a estos proyectos porque «que se trata de un ataque a los intereses agrarios de una comarca que tiene en el sector primario una fuente importante de ingresos y de actividad económica y con gran proyección de futuro». Y apuntan que de los 61 proyectos publicados hasta ahora, «ninguno supone un atentado medioambiental como estos tres citados, pues por lo general hasta ahora se estaban respetando las zonas arboladas, como se estaban respetando también las fincas de regadío».
Asaja ha venido denunciando cada uno de ellos, ya que «se expulsa a los agricultores y ganaderos de las tierras que ocupan» y por tanto están presentando alegaciones a todos los proyectos. Con todo, quiere dejar claro que que no están en contra de las nuevas energías, sino que exige que se implanten en terrenos que no tengan un uso agroganadero y que las líneas de evacuación sean subterráneas para que no degraden el medio rural donde viven la mayoría de los agricultores y ganaderos socios de la organización.