[EL PROTECTORADO] Doña Teresa, ministra del desvarío
AL RAISULI | Conste que considero a doña Teresa Ribera persona inteligente y capaz de actuar en un circo de tres pistas. Sabía que dominaba bien los malabares comunitarios y que tenía pericia en el trapecio parlamentario, pero ignoraba que se le diera tan bien meterse en la jaula con los ediles de provincias y amaestrarlos hasta convertirlos en gatitos amorosos.
Un lujo de dirigente que puede ser a la vez ministra competente, defensora de los paganinis ante el voraz oligopolio y profetisa del fundamentalismo renovable. Da gusto escucharla decir cosas sensatas en Bruselas, menos verla patinar en Madrid con las tarifas eléctricas, y nada al comprobar que se apunta directamente al desvarío en el Bierzo.
El Bierzo es para ella y su tropa del MITECO su taifa particular, como el Plan Badajoz era para los ministros de Agricultura franquistas. Un lugar de referencia y confort donde todo vale, todo se les consiente y todo se aplaude y celebra; la finca donde los jornaleros humillados no la pían y los capataces los jalean porque en ello les va el momio.
El otro día se la veía tan feliz y resuelta en su particular tierra fantástica en algún lugar del arco iris, que solo le faltó peinarse con tirabuzones para que las fotos fueran los fotogramas del Mago de Oz Fotovoltaico. La disonancia en esos maravillosos fastos sostenibles la ponía la troupe de aborígenes que escenificaban mudos la dimensión de su cobardía.
Me pregunto por qué entre toda esa caterva de pelotas mantenidos, no había uno solo que se atreviera a cantarle la verdad a esta señora. Y esa verdad era que lo que está haciendo el MITECO en el Bierzo, a través del Instituto de Transición Justa, es terrorismo ambiental puro y duro, sin justificación racional y sin aparente remedio.
¿Qué les pasa? Debe de ser que han perdido el norte y con él los principios o que un poder mayor les atrofia con una cagalera reverencial. Nunca, ni en el franquismo, he visto ante los problemas locales y regionales críticos semejante inhibición y mayor baboseo. Mal asunto cuando la verdad y la razón se pliega ante el mamoneo político.
Hasta en Burundi, Camboya o Guinea-Papúa ya les habrían parados los pies; pero aquí no, en la Europa democrática de los derechos y libertades hay un reducto desamparado donde los arrestos tiritan, y todo porque la puta codicia de garantizarse una mamadera pública los tienen capados.
En esto nada tiene que ver doña Teresa, son las cosas del maldito parné. Puede rebozarlos con orina de mofeta que agradecerán el detalle de perfumarlos con esencias exóticas. Ya ve como comen de su mano, le tolerarían sin rechistar cualquier barbaridad, como si le da por arrasarnos con napalm que ellos solo verían fuegos artificiales.
Convendrá conmigo que una persona demócrata y preparada como usted no puede menos que sentir cierta desazón intima, al comprobar que los representantes públicos de un territorio personalísimo ni se inmutan ante la «presunta» devastación ambiental de la tierra de sus mayores.
Cientos de hectáreas de regadío y viñedos, bosques centenarios, parajes naturales e históricos esperan indefensos en capilla a que la voracidad renovable los malogren para siempre; y es con esta anunciada hecatombe natural cuando la lenidad criminal de los mantenidos se hace más patente.
Supongo que no es agradable saber que va a pasar a la historia por ser la la personificación del ecocidio berciano. Temo que tiene que ir asumiendo que se va a cargar fríamente a nuestra tierra, salvo que le dé un ataque de racionalidad y frene en seco esta locura, para repensar con cabeza lo que demanda un fenómeno natural sensible como es el Bierzo.
El éxito que cosecha entre los del cortejo poco tiene que ver con la inquina sorda que están labrando entre el pueblo. Nadie, absolutamente nadie que no sea un desalmado le va a comprar ese discurso huero de que las energías renovables vienen a reindustrializar la comarca. Aquí la gente, aun machacada, sabe distinguir bien entre industrias y vertederos.
Quedan para otro día los detalles de la ceremonia de la confusión que fue su reciente visita, cuando más que ministra de TRANSICIÓN ECOLOGICA y RETO DEMOGRAFICO parecía ser una agente infiltrada de Endesa. Sí, de esa empresa que se ha esforzado en pasar de ser una madre solícita a una perversa madrastra para el Bierzo.
Tiene bemoles venir a ponderar el Concurso Internacional de Proyectos que se auto adjudicó la propia Endesa con actividades que aborrecen todos los bercianos. No le extrañe la desafección de la gente con la política cuando ven el panegírico que se marcó usted con esa empresa, que se amarra como una lapa a los beneficios caídos del cielo y que año tras años es elegida por los consumidores como la peor de España.
Apelo a su inteligencia, despeje de raíz cualquier insana elucubración de puertas giratorias, tome el control y ponga orden en el desconcierto. Lo están haciendo muy mal, rematadamente mal; van a lograr materializar un ejemplo de lo que nunca se debió hacer. La gente, la buena y callada gente también tienen derechos, respétenlos.