[LA OVEJA NEGRA] A las puertas del infierno
GERMÁN VALCÁRCEL | En el Bierzo las alertas globales sobre las crecientes disfunciones del sistema, las consecuencias que para nuestras vidas y nuestro entorno pueda tener el cambio climático, el agotamiento de los recursos fósiles, la pérdida de biodiversidad o rebasar los límites del planeta no forma parte del debate político, mediático y social. Más bien todo lo contrario.
En la devastada Comarca Circular hablar o escribir sobre la insostenibilidad del sistema de producción capitalista y de nuestro consumista modelo de vida, de decrecimiento o de la crisis de materias primas sirve para que los voceros del poder y de los corruptos, valga la redundancia, esos mercenarios convertidos en baluarte de la razón “cuñadista” traten de construir murallas y ahogar todo intento de poner sobre la mesa el debate. No dudan, para ello, en utilizar chatarra seudocientífica y, sobre todo, falacias ad hominem y del hombre de paja como únicos argumentos de discusión, y para justificar sus posiciones y esconder sus deleznables excrecencias ideológicas; amplia literatura han generado.
Debería ponernos en guardia, a todos, que sean precisamente los más probados y confesos profesionales de la mentira y la manipulación (para ser un buen manipulador no se necesita el título de periodismo, solo ausencia de escrúpulos y falta de ética, es algo que debería saber la Asociación de Periodistas de León a la hora de emitir sus quejas) los más irreductibles negacionistas de la comarca.
La crisis climática no es un riesgo lejano que vaya a suceder en algún momento del futuro. Es ahora. Está sucediendo y nos está afectando a todos. Por eso nadie en la comunidad científica climática lo cuestiona o está debatiendo si los cambios en las concentraciones atmosféricas de CO2 alteran o no el efecto invernadero, o si la tendencia actual al calentamiento está fuera del rango de variabilidad natural, o si los niveles del mar han aumentado durante el siglo pasado.
El actual consenso científico sobre el cambio climático antropogénico implica lo siguiente: el clima está experimentando una marcada tendencia al calentamiento más allá de la variabilidad natural. La causa principal de la mayor parte del calentamiento observado es el aumento de los niveles de CO2, gas de efecto invernadero; el aumento de CO2 es el resultado de la quema de combustibles fósiles. Si el CO2 continúa aumentando, el calentamiento continuará. Un cambio climático de la magnitud proyectada durante este período representa un peligro potencial para el bienestar humano y el medio ambiente.
Este consenso está representado en el Tercer Informe de Evaluación del IPCC, Grupo de Trabajo 1 ( TAR WG1 ), la recopilación y resumen más exhaustivo de la investigación climática actual que se haya intentado, y posiblemente el documento científico más revisado de la historia. Si bien esta revisión fue patrocinada por la ONU, la investigación que compiló y revisó no lo fue, y los científicos involucrados fueron independientes y provenían de todas las partes del planeta.
Las conclusiones alcanzadas en ese documento han sido respaldadas explícitamente por las Academias de las Ciencias de Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos, Australia, la Real Academia Flamenca de Bélgica, del Caribe, Indonesia, Irlanda, Malasia, Nueva Zelanda y Suecia, como podemos observar indocumentados grupúsculos anti capitalistas.
Al margen de estas academias nacionales, las siguientes instituciones especializadas en ciencias climáticas, atmosféricas, oceánicas y terrestres han avalado o publicado las mismas conclusiones que se presentan en el informe TAR: Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA (GISS), Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), Academia Nacional de Ciencias (NAS), Agencia de Protección Ambiental (EPA), Sociedad Real del Reino Unido (RS),
Unión Geofísica Americana (AGU), Instituto Americano de Física (AIP), Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR), Sociedad Meteorológica Americana (AMS), Sociedad Meteorológica y Oceanográfica de Canadá (CMOS). ¿Si esto no es un consenso científico, que sería un consenso?, ¿tal vez las mentiras, falacias y descalificaciones ad hominen que los negacionistas utilizan como argumentos?
En el Bierzo apenas encontramos políticos dispuestos a reconocer la gravedad de la situación, eso son rollos que sueltan “los fantasmas y cenizos en sus homilías”, como con reiteración sostienen los negacionistas, dispuestos, incluso, a negar la segunda ley de la termodinámica que hasta donde sabemos, es una ley absoluta, ya que todas las cosas en el universo observable son afectadas y obedecen las Leyes de la Termodinámica.
La humanidad, durante los próximos años y décadas, va a tener que enfrentarse a dos grandes retos: el Cambio climático, bastante divulgado, pero poco explicado a nivel de sus causas, implicaciones y consecuencias sistémicas, y la crisis de recursos (energéticos fundamentalmente), antes que nada por el inminente descenso de la producción neta de energía procedente de los fósiles, los cuales no pueden ser sustituidos por renovables. Una doble crisis, ante la cual la única respuesta es un completo cambio de paradigma a escala planetaria y a todos los niveles.
Pero resulta difícil ser optimista porque como sostuviera, el crítico y teórico literario norteamericano Fredric Jameson, en su libro de El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, “hoy parece más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.