[EL PROTECTORADO] Sectarismo y paquetería
AL RAISULI | Voy a hablar poco de Olegario, tres años de desencanto son suficientes para no dedicarle demasiado tiempo a quien defraudó las expectativas de regeneración, asumiendo la lamentable función de enterrador de décadas de corrupción en el consistorio.
Con esa vitola claudicante e inocultable, su rimbombante frase: “No he venido a la alcaldía de Ponferrada a tolerar comportamiento ni actitudes inadecuadas” compite en valor con esa otra de: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a suceder”
Esa frase no es anecdótica, tras su literalidad subyace esa tara de la que la tropa del PSOE es incapaz de sustraerse, cual es su inclinación a bañarse en agua bendita. Esa manía, tatuada en su ADN partidario, de rebozarse en una superioridad moral que al parecer proporciona la simple tenencia de un carnet por el que declinan del pensamiento crítico.
He visto pasar unas cuantas hornadas de sociatas, y no he conocido a ninguno, no ya brillante, sino cumplidamente competente. Estofados en la mediocridad de la camarilla, se enrocan en capilla refractaria al talento, aprovechan el tirón electoral de la marca, detentan cargos vedados en su vida normal, y sin hacer nada apreciable por sus paisanos ven engordar sus sueldos, trienios y gabelas.
No es precisamente una hoja de servicios, pero sí una hoja de ruta. Una opción para medrar donde ser un paquete es una virtud, y sectario una conducta del manual. La historia del PSOE del Bierzo en este período democrático no está precisamente trufada de luces y sombras, cuando las tinieblas oscurecen totalmente a los contados destellos.
El PSOE ha estado involucrado en todas las frustraciones del Bierzo y en todas ellas como agente enemigo. Si quieren hacemos un repaso. Cada vez que se les ha dado la oportunidad de demostrar a la ciudadanía que son la solución a sus problemas, se ponen al frente del despropósito y la acaban cagando más de lo que estaba. Ahora nos lo vuelven a demostrar.
El PSOE berciano está patinando, a fondo, dando cobertura al irracional safari medioambiental que patrocina el MITECO. Todos saben que es una locura sin paliativos pero no plantan cara porque en ello les va el sueldo, y esa claudicación cobarde e insolidaria en castellano se llama TRAICIÓN.