[UNA HABITACIÓN AJENA] Desmontando a Darwin
«En todas estas escenas de la vida animal que se desarrollaba ante mis ojos, veía yo la ayuda y el apoyo mutuo llevado a tales proporciones que involuntariamente me hizo pensar, en la enorme importancia que debe tener en la economía de la naturaleza, para el mantenimiento de la existencia de cada especie, su conservación y su desarrollo futuro».
(Piotr Kropotkin. El apoyo mutuo)
“Otra cosa que no se nota cuando se es joven es que las flores tienen personalidad. Son distintas unas de otras, como las personas.”
(Gerald Durrell. Mi familia y otros animales)
NELLY BOXALL | Frente al individualismo depredador de personas, naciones, siglas o entramados empresariales, exquisitamente dirigido y promovido por los grandes grupos de prensa y de la cultura de masas, hoy les ofrezco un brindis al sol -uno de tantos- para hablarles de interdependencia. Toda una generación descubrimos el valor de ese concepto tras el tsunami de dos mil ocho, aunque se nos fue olvidando a medida que se iba cerrando en falso lo que no fue más que un pequeño adelanto de lo que nos esperaba una década después. Ya por entonces, asistimos con espanto al desmoronamiento de muchos de los paradigmas sobre los que se asentaba un bienestar inestable y cada vez más ficticio, irreal e inalcanzable para quienes no poseían más horizonte que la periferia del territorio ciudadanía. A muchas y muchos de nosotros nos rescataron personas de carne y hueso, anónimas, pertenecientes a nuestras familias de sangre o elegidas, mientras papá Estado rescataba a nuestro sistema financiero con el dinero de todos. Otros, sin redes de apoyo, se quedaron por el camino o portan secuelas de por vida debido al maltrato institucional continuado que se vieron obligados a sufrir.
En la actualidad y tras una operación de ingeniería social como ha sido la pandemia, la mayoría de los pocos mimbres que resistieron a la crisis inmobiliaria y financiera se han ido diluyendo entre incertidumbre, confrontación, desgaste y desesperación. Esta situación, junto con la crisis creada a través del conflicto en Ucrania para justificar -entre otros- la debacle económica y financiera de Europa, es una bomba de relojería para lo que hasta el momento conocíamos como seres humanos. Hoy más que nunca debemos dejar atrás ciertos postulados darwinistas y apelar a la ética del cuidado desarrollada por Carol Gilligan y construir -intentarlo al menos- una existencia, un mapa de vida basado en relaciones reales, compasión y responsabilidad hacia los demás. Y ese “los demás” se refiere a toda la diversidad de seres vivos con quienes compartimos casa, incluyendo -a su vez- esa morada común. Es urgente dejar atrás prácticas como la cosificación del otro, el utilitarismo, la competitividad… mientras que sería liberador afrontar de una vez por todas la redefinición de conceptos como éxito y felicidad. Este jueves mi texto es breve, no así la sugerencia que contiene; debemos intentar estar preparados, vienen tiempos severos.