[EL PROTECTORADO] La tierra de Fabero, más cara que en Valencia
AL RAISULI | Tras la inconmensurable cantada de Pegasus a nadie extrañará que desde este poder ejecutivo se vengan promoviendo auténticas aberraciones. Una que nos afecta de plano es esa descerebrada iniciativa redentora del Instituto de Transición Justa que parece ideada por una confabulación de odiadores de la naturaleza.
No tienen ni puta idea de lo que se traen entre manos, y cuando decimos que no tiene ni puta idea es en el sentido literal de la afirmación. Cabe preguntarse si ahí no hay una sola persona lúcida, y vacunada contra el fundamentalismo renovable, que ponga cordura a esta putada histórica.
Ya sé que los otros partidos no lo denuncian porque temen que les acusen de oponerse a las inversiones “salvadoras”. Ya sé que los ecolojetas, tan activos en otras batallas, transigen porque falta el coraje para enfrentarse a la servidumbre política; Ya sé que la ciudadanía asiste enmudecida a la consumación del desastre porque la han sumido en la resignación.
Ya sé que es una causa perdida. Lo que no sé es si este remar a contra corriente es romántico o estúpido, pero sí tengo la certeza que no va a granjearme amigos en el poder. Tanto me da que me da igual, estoy ya para que despresenten gente pero no para tragar ruedas de molino.
Los malos, malos recalcitrantes, nos anuncian que van a fundir 70 MM de euros en restaurar 1.000 hectáreas creando 180 puestos de trabajo. Toda una hazaña épica con más bombo que la Conquista del Oeste, si no fuera que con esa pasta gansa se pueden comprar más de 2.000 hectáreas de primor en lo más feraz de la huerta valenciana.
Las mejores tierras de regadío del levante español se cotizan entre los 25.000 y 30.000 € por hectárea al igual que en las Islas Baleares, y solo la excepción de la hectárea de regadío en las Islas Canarias supera esa cifra llegando a los 80.000 € hectárea.
Fabero, al igual que otras zonas restauradas, va a pulverizar ese ranking nacional casi triplicándolo con un coste real de 70.000 € hectárea, cuando la cotización de esos suelos en la zona a restaurar apenas superaría los 254 € por hectárea. Así la pregunta pertinente es: ¿Nos hemos vuelto locos o es que algo falla en la planificación de esa pasada?
No porque la operación sea financiada con fondos comunitarios deja de ser absolutamente desquiciada. Ojo, no estoy diciendo que no se hagan las labores de reconstrucción ambiental necesarias; digo que es más que probable que se esté meando fuera del tiesto, olvidando la capacidad regenerativa de la propia naturaleza y descuidando olímpicamente a las personas de la vecindad que necesitan sobre todo “restaurar” sus vidas.
Que esa orgiástica cifra se emplee anunciando la creación de 180 puestos de trabajo, solo temporales, denota ausencia de imaginación cuando la guinda de esos procesos es alumbrar actividades productivas. Bien, pues cada uno de esos puestos de trabajo, temporales, sale a 388.888,889 €, cuando por 100.000 € se puede crear un magnífico empleo fijo.
El asunto da para mucho más, pero lo más significativo de tal obsesión restauradora, a pelo de armiño, es que la patrocinen quienes no tienen el menor empacho en dejar arrasar bosques centenarios, magnificas viñas, terrenos de regadío y parajes naturales de excepción que sumarán a la destrucción muchas más hectáreas de las que pretenden restaurar.
Finalizo. Fabero, concretamente la Gran Corta, tiene desde hace 20 años un buen proyecto inédito: “Mecanic Park” capaz de asegurar la viabilidad económica y social de la población. Si su alcaldesa lo ignora, igual debería preguntar a los suyos por qué. Puede ser por desidia o por sectarismo, o por ambos a la vez.