[LA OVEJA NEGRA] Los Borbones, Sanxenxo y después el Bierzo
GERMÁN. VALCÁRCEL | El próximo martes llega a la capital del Bierzo, Ponferrada, Felipe de Borbón, hijo legítimo y sucesor de ese comisionista franquista, obsesionado con la jodienda, como todos sus antecesores que, a pesar de lo que digan la basurilla republicana y los perroflautas anarquistas, “carece de asuntos pendientes con la justicia”.
Estoy absolutamente convencido que será bienvenido en una tierra donde va a encontrar una enorme cantidad de buenos súbditos, siervos, lacayos y clasemedianos, todos sin distinción bien arrebujados; gentes muy acostumbradas a doblar la raspa con alegría ante los poderosos, en la misma medida que ningunean y desprecian a los de abajo.
Será una magnífica ocasión para que nuestro agnóstico, republicano y clasista alcalde y el resto de “viceberzas” concejales y concejalas del equipo de gobierno, y demás autoridades políticas, académicas, sociales e ilustres intelectuales, puedan hacerse unas “foticos” para “colgar” en las redes sociales y encuadrar alguna para la estantería de su clasemediano salón. Reconozco que me excita el morbo, lo que vaya a hacer la muy republicana, radical y feminista concejala podemita. El fotógrafo particular del alcalde, al que pagamos todos, no sé si dará abasto. Parece será el único propagandista al que van a dejar entrar al salón de plenos (disculpen si mi información, en este punto, es errónea, no la tengo totalmente contrastada). Estos agnósticos republicanos es lo que tienen, lo mismo se vuelven adictos a misas y procesiones que genuflexos monárquicos. Tampoco se quedarán atrás nuestros ilustres “periodistas”, encantados de entrar en directo en los (des)informativos nacionales para contar las maravillas turísticas, vinícolas, cereceras, botilleras, pimenteras y castañeras de esta bizarra Comarca Circular
El hijo del putero va a encontrar en el Bierzo un buen caldo de cultivo para los valores borbónicos. Esta es una tierra hospitalaria con los visitantes, al menos mientras te límites a ser visitante y turista, y a dejar unos euros. Eso si, no pretenda usted instalarse, a no ser que traiga “valor añadido” y mucho menos si intenta cuestionar el statu quo imperante. Entonces te convierten en un apestado y esa supuesta la hospitalidad se transforma en algo bastante desagradable.
El Bierzo es una tierra, geográficamente, maravillosa, pero socialmente deleznable y mediocre, el extractivismo, en nuestro caso el carbonero, no ha pasado en balde por esta tierra y por sus gentes. Uno tiene asumido que la derecha es clasista y xenófoba, y que nos trata, a los de abajo, como si fuéramos personas “normales”. Y consideran a las mujeres poco que más simples paridoras o limpiadoras. O a quienes hablan del calentamiento global, unos progres que pretenden imponer un ideario totalitario. Son esas hordas voxistas que no dudan en sostener que la izquierda se relame de «gustirrinin» ante la masacre de Texas, porque les va a permitir “defender una postura política que quiere desarmar a los inocentes”. No crean que exagero, uno de los más conocidos supremacistas nazis de la comarca, que representa el sentir de un amplio sector de la población de la Comarca Circular, lo sostiene públicamente sin ningún pudor.
Pero estos métodos no son algo aislado y exclusivo de la extrema derecha. Aquí, incluso los progres -más bien progrefascistillas- solucionan sus diferencias rajando las ruedas de los automóviles de los “otros”. O acusando de un delito tan deleznable como el acoso. Entretanto, otros, más hipócritas, no dudan en organizar debates sobre “la mordaza a la prensa y a la crítica social”, mientras, paralelamente, practican el bullying social, organizando linchamientos, boicots y “cordones sanitarios” contra todo aquel que cuestiona sus métodos y sus mentiras. A servidor no le preocupa que estas prácticas sean llevadas adelante por los gurús y líderes de estos movimientos, lo realmente grave es que sus entornos tengan asumidas y normalizadas esas prácticas fascistas. Pero lo más deleznable es que amplían esos boicots y cordones sanitario, no solo contra los críticos y disidentes, sino, incluso, contra sus familiares que ninguna culpa tienen. Este es el Bierzo que el Borbón jamás conocerá pero, seguramente, le encantaría.
Olvidan que una democracia, para ser digna de tal nombre, necesita la existencia de una disidencia que pueda expresarse sin cortapisas
Quizá sea por el calor de la canícula, adelantado a mayo como consecuencia del cambio climático; o simplemente que las cartas se están poniendo cara arriba ante el colapso sistémico que nos rodea, el caso es que los lobos están enseñando el auténtico color de su pezuña, antes enharinada para confundir a las gentes de buena voluntad. Resulta curioso, clarificador y representativo del actual estado de la vida política y social de esta comarca, cada vez más “suramericanizada”
Que, en muy corto espacio de tiempo, estas prácticas se hayan vuelto de uso común nos demuestra que los verdugos pudibundos de la democracia nos instalan en la post democracia autoritaria que se avecina y justifican sus acciones en el rigor mortis que nos trae el fin de los principios que la democracia representa. No sólo ajustician, sino que predican, fomentan el desprestigio de la actividad pública, desprecian las instituciones que dicen defender, al tiempo que salvaguardan sus propios intereses. Escuchar, en el último pleno municipal, a la concejala de Hacienda utilizar en el debate político los supuestos «problemas fiscales» de la pareja de un concejal de la oposición, explica la catadura de esta gente y como entienden el poder.
Es el correlato de unos políticos y supuestos líderes sociales que fundan la pretendida legitimidad de sus hechos en que no se puede hacer otra cosa que lo que se está haciendo si queremos salir del agujero. Pero olvidan que una democracia, para ser digna de tal nombre, necesita la existencia de una disidencia que pueda expresarse plenamente y sin cortapisas.
La coincidencia de estas gentes se explica siguiendo las tesis que plantean Daron Acemoglu y Jim Robinson en su libro Por qué fracasan las naciones, en el que analizan los orígenes históricos y políticos del subdesarrollo y de los estados fallidos. En España en general, y en el Bierzo en particular, tanto partidos políticos como sindicatos o ONGs son claros ejemplos de lo que son; representan y definen como “instituciones políticas extractivas”: las que se reparten el poder entre ellas y la riqueza a través de las instituciones, como consecuencia del papel que juegan en esta falsa democracia. Lo justifican, en estos momentos de grave crisis, ejerciendo el pragmatismo como inmunodeficiencia ideológica, propiciando con ello la indefensión y el desconcierto de los ciudadanos al presentarle la realidad a través del espejo cóncavo del “realismo”.
De un personaje con una trayectoria política y sindical (representante de un sindicato corporativo) como la de Olegario Ramón no sorprende ya nada. Se sabe que el fascismo se asienta en el corporativismo, esos sí, hay que reconocer que don Olegario está legitimado en las urnas por sus conciudadanos. Pero, cada vez con más frecuencia, vive el drama de El príncipe idiota de Dostoievski, en el sentido de que, si la teoría no corrompe jamás, la praxis, en este caso aderezada con la ideología de lo trivial y el marketing sobreactuado, sí corrompe con sus frecuentes contradicciones, dejaciones y desviaciones y nos acerca al Armagedón totalitario, en el que los ciudadanos ya no tenemos papel que interpretar.
No quiero terminar esta columna sin recordarle a don Felipe de Borbón lo que su dinastía ha supuesto para este desgraciado país, para ello utilizaré unas palabras de Valle Inclán, de hace más de un siglo, dedicadas a un antecesor suyo: «Cabrón el tatarabuelo, un canalla el bisabuelo, puta y reputa la abuela, el padre chulo y pardela. El hijo más listo lelo. ¡Pistonuda parentela la de nuestro reyezuelo!» Añádanle lo ocurrido desde entonces.