[LA OVEJA NEGRA] La ciudad donde los lameculos hacen ciencia
GERMÁN VALCÁRCEL | Desde que nací, y seguramente ya mucho antes, siempre ha habido promesas de salvación tecnológica. Es la doctrina religiosa de las sociedades capitalistas. La idea de progreso y crecimiento es la religión de la civilización occidental.
Cuando la gente habla de soluciones para la catástrofe ecológica, climática y civilizatoria ante la que nos encontramos, no habla de otra cosa que de alternativas tecnológicas al uso de combustibles fósiles. Lo que no dicen es que, ante la creciente escasez de esos combustibles, no es posible producir energía suficiente para cubrir las necesidades de un metabolismo socioeconómico adicto y dependiente de esas fuentes energéticas. Metabolismo que, por otra parte, no queremos ni sabemos cambiar.
Los que vivimos en esta perdida y todavía privilegiada (a pesar de los esfuerzos de sus codiciosas y cutres elites por destruirla) esquina de la periferia europea, asistimos estos días a una nueva campaña de autobombo que, sustentada en la idea de “progreso, ciencia y tecnología” (tres conceptos que en nuestra sociedad se han convertido en mero márketing), ha puesto en marcha el equipo de gobierno de la capital berciana, utilizando la “distinción” a Ponferrada como “Ciudad de la Ciencia y la Innovación”, concedida por sus correligionarios del Gobierno central. Que esa distincion suponga algo real en las vidas de todos nosotros, permitan que lo ponga en duda.
Hace tiempo que destilan cinismo las campañas que diseña el departamento de agit-pro del ayuntamiento de Ponferrada, y las volteretas que da para tapar la inacción y la incompetencia de quienes nos gobiernan. Jueguecitos de trilero moviendo la bolita. Cuentan con que la estupidez se vuelve invisible cuando adquiere proporciones muy grandes, y las afirmaciones incongruentes se vuelven irrefutables.
Pagan, con dinero de todos, a unos medios de (in)comunicación y (des)información para que den la buena nueva, limitándose a reproducir la nota de prensa emitida por el fotógrafo particular del señor alcalde, y disponen de lameculos del poder para soltar tuits en las redes sociales que amplifiquen la buena nueva.
Cuando leo y escucho estas cosas no puedo por menos que preguntarme si el arte del lameculismo supone un talento innato o es algo que se adquiere en las sociedades devastadas por el caciquismo y el clientelismo. Mi conclusión es que, en realidad, la mayoría de la gente puede llegar a un grado medio de lameculismo dando simplemente rienda suelta a sus inclinaciones naturales. Otra cosa muy distinta es el lameculismo como arte, ese hay que aprenderlo, y para ello hace falta asiduidad. Solo el ejercicio y la perseverancia permiten sobrepasar el lameculismo vulgar y corriente, y eso solo se logra cuando la imaginación se mezcla con la paciencia. El lameculismo practicado con arte se encuentra entre las pocas cosas que dan muy bien de comer.
Otra campaña diseñada y puesta en marcha -curiosamente en las vísperas del “Día del mundial del Medio Ambiente”- desde el consistorio ponferradino está financiada por Ecoembes. Con anuncios pagados en todos los medios de la comarca. Lo que ningún medio de (in)comunicación contará es que Ecoembes es una empresa privada que cobra de las envasadoras sin importar si los envases se reciclan o no. Por supuesto, se abstendrán de explicar a la gente (a la misma que el actual gobierno municipal le ha impuesto una tasa de basura) cosas como que Ecoembes no recicla ni el 30% de los envases que ustedes y yo separamos en nuestras casas, muy lejos del 75% que afirma reciclar. Greenpeace lo sostiene, en un trabajado estudio que salio a la luz hace unos meses.
Tampoco les contarán que Ecoembes es una empresa muy poderosa que, gracias a sus enormes beneficios, lo mismo financia estudios medioambientales, cátedras universitarias, campañas de recogida de residuos a grupos “ecologistas”, o dá fondos -como es el caso- a los medios de (des)información para que nunca cuestionen el sistema de reciclaje actual. En definitiva, financia lameculistas. Por eso, jamás encontrarán una información cuyo objetivo sea explicar que la solución es acabar con los envases de un solo uso, ya que ello supondría fastidiar el jugoso negocio del reciclaje del que como vemos muchos maman. Digámoslo claramente, reciclar no es ecológico. Que sea mejor que no hacerlo no lo convierte en ecológico, ni en sostenible, ni en socialmente útil.
Hace tiempo que destilan cinismo las campañas que diseña el departamento de agit-pro del ayuntamiento de Ponferrada
Llama, también, la atención el silencio de los grupos “ecologistas” de la comarca, ante este tipo de campañas. Seguramente enfrentarse al poder institucional trae malas consecuencias, en una tierra donde se ejerce de forma caciquil y autoritaria, para quienes priman, por encima de todo, mantener buenas relaciones con el poder y, así, lograr “reunirse” de vez en cuando con quien lo detenta; aunque nada se consiga, todo lo más una fotografía que engorda el ego y da “prestigio social”, una invitacion a algunas jornadas o una subvención. Emprendedurismo “Ongero” como medio de vida. ¡Ya está bien, de tanto lavado verde!
En el Bierzo, como en otras partes del mundo, algunos sectores del movimiento ecologista han vendido su “alma” a la política y a los sectores “verdes” de la industria, de la agroindustria y del turismo. La sostenibilidad se ha convertido en una cómoda camiseta para algunos y algunas “activistas ecologistas”. Muchos de ellos, en esta parte del mundo, van a poder comprar un estilo de vida “sostenible” y tendrán la posibilidad de poner placas solares o pequeñas turbinas eólicas en sus casas. No les pregunten de donde salen los materiales para construirlas, ni sobre la destrucción y muerte que, la extracción de esas materias primas, ocasiona en otras geografías. El colonialismo forma parte de la esencia de todo buen progre, eso sí, tapado con solidaridad “oenegera” de “ayuda al desarrollo”. Son los que, el asesinado Chico Mendes, señalaba cuando decía que “la ecología sin lucha social es solo jardinería”
Aunque el único objetivo de esta columna es denunciar y desafiar la lectura y el pensamiento que desde el poder y sus terminales políticas, mediáticas y sociales se hace de la llamada “transición ecológica”, tal vez, desde el eco reformismo piensen que “estoy dándole la vuelta a la tortilla de forma rocambolesca para buscar lo único que parece preocuparme, la crítica destructiva”.
Una crítica que suelo recibir desde las posiciones reformistas, es que no ofrezco alternativas. No las tengo, no soy tan soberbio, antes de sacar ninguna brújula acepto que estoy perdido, no pretendo ni busco ser el gurú, ni el “representante”, ni la vanguardia de nada ni de nadie. Creo que las alternativas se deben construir colectivamente, desde abajo, sin prisas y sin lideres.
Esto es solo una columna de opinión, donde expreso mi parecer y discrepancias con quienes actúan, públicamente, en el espacio político y social. Si sé que el poder, cualquier poder debe ser combatido, ningun ser humano es menos que otro; y que el capitalismo, su hija, la globalización neoliberal y el desarrollo tecnológico hacen que la tierra se desmorone bajo nuestros pies, y que solamente a partir de la observación de la vida cotidiana y de nuestro territorio circundante logro vislumbrar donde estamos.
A estas alturas, también sé que lo que llamamos estados, y sus instituciones, no son más que instrumentos que sirven para perpetuar el expolio, la explotación y las desigualdades, por eso no colaboro con quienes buscan poder, en sus distintas formas, o satisfacer sus egos y su codicia.
De lo que estoy convencido es de que, como dice Jorge Riechman en Autoconstruirnos:
El futuro no va a ser verde, confortable, ni sostenible para 10.000 millones de personas/tampoco habrá pértiga para saltar al otro lado,
no hay otro lado, ni milagro,
ni campo en el que cultivar tu propia comida,
ni reductos de vida/donde sobrevivan la belleza, la sensibilidad, la empatía.
Hemos fracasado.
El petróleo ha ganado
Los “Mall” han ganado.
La alienación ha ganado.
La indiferencia ha ganado.
El fascismo ha ganado.
El capitalismo ha ganado.
La mitad del mundo lo consideró inevitable/la otra mitad lo consideró deseable.
El capitalismo ha ganado,
pero no sobrevivirá a sí mismo,
luchar no tiene sentido,
abandonar la lucha no tiene sentido.
De ahora en adelante tendrás que encontrar tus propios motivos para vivir,/para dar sentido a tu vida, para la compasión,
para sostener los vínculos,
para seguir llamándote humano,
porque esto se acaba/y no vamos a dejar en herencia sino escombros; habrá que levantar sobre ellos la vida.