[LA PIMPINELA ESCARLATA] Tres años, tres
EDUARDO FERNÁNDEZ | En este mismo medio sacaba los colores Javier Lago Mestre a buena parte de la historiografía leonesista respecto a la recreación de un relato particular tejido desde el presentismo para explicar la Historia de León. Como todos los relatos que tienen aspiraciones de explicación única dibuja un panorama idílico en el que no hay matices apreciables en todos los rincones que componen la actual provincia de León. Los impulsores de semejante tergiversación historiográfica son los mismos que se gastan un dineral en carteles en la entrada de Ponferrada para convencernos de que los bercianos somos como los de Tierra de Campos, pero sin montañas. Y no. Aquí el personal es diferente, y los que mandan, más.
Uno, que ha participado como historiador en las comisiones del 1100 aniversario del Reino de León y del V centenario de las Comunidades se pregunta extrañado cómo no se ha creado una comisión científica y académica para dar lustre al tercer aniversario del advenimiento de Olegario Ramón a la alcaldía de Ponferrada. Probablemente se deba a que la propia Real Academia de la Historia quiera auspiciar tan magno acontecimiento. Hace tres años Olegario Ramón, Pedro Muñoz y Lorena González se fotografiaron ufanos por el pacto de gobierno alcanzado en Ponferrada, anunciado por el alcalde con nasal voz de Nodo y aire de primer año triunfal. Decía literalmente que “tenemos vocación de generar grandes consensos” y ahora no tienen consenso ni entre los que firmaron el pacto, ni entre todos los concejales que integraron entonces la lista del PSOE.
Eso sí, han cumplido en todo lo demás como acredita que Ponferrada tenga más población que hace tres años; en realidad está ganando casi 700 habitantes al año. Habrá que retomar la construcción en la Rosaleda en el barrio de los Judíos -cuando lo limpien de mugre y roedores- y construir un nuevo Ensanche, que van a palidecer los planes Cerdá y Castro al lado del plan Olegario.
No es de extrañar, con el impulso económico que le ha dado al municipio surge un emprendedor en cada ponferradino. No hay trabajadores para tanta oferta de empleo. Un parklet delante de cada oficina del Ecyl van a tener que poner para hacer más llevaderas las selecciones de personal. Ni ciudad del dólar, ni del euro; estamos ya en ciudad del bitcoin y creciendo. Yo que pensé que sus planes estratégicos de estratega mayestático no iban a triunfar, y no se sabe qué hacer con tanto empleo y tanto nuevo habitante de Ponferrada. No tres, el olegarismo de los trescientos años se avecina, por mucho que la alegre oposición se canse de sacar fotos que no se sabe si son de barrios de Ponferrada o de Bamako.
Y eso antes de renaturalizar la naturaleza naturalizante de Ponferrada. Lástima de esa idea, porque la Unión Europea va a proponer a Pedro Fernández como próximo comisario de renaturalización ecológica sin transición ni nada. Y ese puesto lo merece su jefe, como impulsor de una de las excusas más mentecatas de la historia política mundial. Uno puede dejar de cortar la hierba porque los hierbajos son como el heteropatriarcado, que tiene la manía de crecer por donde le viene en gana, sea parque, mediana, jardín o jardinera. O porque son una imposición del modelo de crecimiento vegetal de las derechas. O porque con la sensación que tienen de repetir resultado en las próximas municipales, gastan tal desidia que se la pela hasta que las hierbas no se pelen solas. O porque no se ha calculado bien lo que se hizo con el servicio que debe atender los jardines, y lo mismo se olvida la poda que la siega. Pues eso, que en tal trance se pide disculpas a la ciudadanía y si no han armado la de San Quintín por el precio de la luz, del combustible, por la inflación y por la pérdida de empleo, no van a salir a montar bulla por la sabana en que se convirtieron las zonas ajardinadas de Ponferrada. Pero no se resisten al gesto supremo. A esa sensación de melena al viento y soy el más guapo del barrio que te lleva a chotearte del personal con la estocada suprema: no se siega porque se renaturaliza Ponferrada. Están a un paso de la reintroducción del oso pardo en la Rosaleda, del mamut en El Plantío y del tiburón blanco en el Sil. De víboras, lirones, perezosos, cuervos y carroñeros diversos ya se encargan los del equipo de gobierno, que no será por falta de suministros. De momento parece desmentirse que algún concejal se esté dejando pinta de neandertal para renaturalizarse y mimetizarse más con su propio entorno cercano. Eso sí, el próximo bando lírico del alcalde para que la peña desbroce las fincas va a requerir un poco más de imaginación justificativa, pero es que ya se sabe que los amantes de lo público también queremos renaturalizar solo el suelo público.
Los hierbajos son naturales, los baches son naturales, la pérdida de población es natural, la inflación tipo dictadura militar sudamericana es natural, el cierre de las térmicas es natural. Y la lluvia de millones next generation es tan natural que van a hacer falta varias Tebaidas para saber dónde meter la pasta conseguida. La municipalización es antinatural. Limpiar las calles, antinatural, y si no, qué hay más natural que el Sahel y está todo lleno de bolsas y plásticos. Tapar los baches, antinatural; o es que han visto en la naturaleza de los documentales de la 2 asfalto en algún sitio. Aire acondicionado en los autobuses, antinatural, que Isuzu quiere decir en japonés fresquito natural. El tasazo de la basura, renatural, recogerla, antinatural. Tres años, tres. Cuánta dicha.