[LA OVEJA NEGRA] Nevenka Fernández otra vez manoseada
GERMÁN VALCÁRCEL | Cualquiera que conozca algo el funcionamiento de la vida política berciana sabe que esta tierra carece de humus para que en ella pueda germinar la semilla de la esperanza. Por eso, en el fondo, no sorprende que tras tres años de gobierno “progresista” en Ponferrada se hayan confirmado las peores sospechas.
Este corto periodo ha servido para desenmascarar a los que llegaron al poder municipal autoerigidos en cruzados defensores del progresismo republicano, laico y feminista. A pesar de lo que con sus hechos han demostrado, siguen emitiendo certificados de pureza política e impartiendo estomagantes lecciones de ética, sin ni siquiera mostrarse conturbados ante la evidencia de que cuando entraron en el caserón del poder colgaron la laicidad, el feminismo y el republicanismo en el guardarropa del recibidor, convirtiéndose en algo mucho peor que en una camarilla de políticos corruptos: se han transformado en enterradores de sueños.
Si algo han dejado claro durante estos tres años es que su forma de ejercer la acción política está llena de maniqueísmo, y de simplistas y sectarias deformaciones de la realidad. Su máximo responsable, el alcalde don Olegario Ramón, se nos ha manifestado como un especialista en apropiarse de palabras y causas y vaciarlas de contenido .El último ejemplo lo tenemos con el falaz intento de reparación pública, mediante una declaración institucional, a Nevenka Fernández. Ese desagravio, tan ética, humana y socialmente necesario, tan sanador si se hiciera de manera decente, es imposible consensuarlo con el borrador de texto conocido. Mucho me temo que no saldrá adelante; el sectarismo, cinismo e hipocresía de unos, la cobardía e indecencia de otros, y el tratar de convertir una justa reparación en arma arrojadiza contra el adversario político lo va a impedir. No me queda ninguna duda que la víctima seguirá siendo una sombra que sobrevuela sobre la necrosada y pútrida sociedad ponferradina.
Ya sabemos que la demagogia no quiere -ni da- razones, pero la lectura del borrador de esa declaración institucional deja al descubierto la mezquindad, los prejuicios, la petulancia, la mala baba y el sectarismo que anida en la mayoría de miembros del consistorio ponferradino. En definitiva, desnuda a todos -y todas- los componentes de la corporación municipal, unos al redactarla en esos términos y otros al negar su apoyo a la víctima. Nevenka, una vez más usada y manipulada, convertida en instrumento para seguir alimentando la confrontación política y fomentando la polarización de la sociedad. Es el alimento de los profesionales de la representación política institucional. Sabíamos que no es fácil encontrar, en la política institucional, repleta de impostores, falsas ilusiones y desengaños, quien dé voz a los que sufren, sin intentar cobrar réditos, pero esta gentuza ha dejado claro no conocen lo que es el altruismo, la reparación y el cuidado.
Son ellos, con sus actos, los que desprestigian la democracia y las instituciones, no los que escribimos sobre sus fechoría
Nadie puede negar que los excompañeros de Nevenka, miembros del PP, se posicionaron y cerraron filas a favor del acosador, es un hecho constatado. Pero a los redactores -o redactor- de la declaración, se les olvidó decir que el PSOE pactó con el acosador, sin exigir que en ese pacto figurara una reparación al sufrimiento y desprecios sufridos por Nevenka. Entre los autores político-intelectuales de ese pacto se encontraba ese eurodiputado, don Iban García del Blanco, al que don Olegario y otros miembros y “miembras” del actual equipo de gobierno fueron muy recientemente a rendir pleitesía a Bruselas. Llamativo, también, es ver a los dos concejales de USE apoyar esa declaración. A don Samuel Folgueral se le ha olvidado que llegó a la alcaldía con el voto del acosador, y su apego al poder y resistencia a rectificar le convirtió en un tránsfuga y en un paria político. Su actual compañera tampoco parece recordar que obtuvo su primera acta de concejala de la mano del Ciudadano Álvarez. Tildarlos de hipócritas no es suficiente para describirlos. No solo el PP debe pedir perdón.
Una muestra más del cinismo que se gastan nuestros gobernantes y de la cara dura de unos políticos acostumbrados a utilizar las instituciones para sus mezquinos intereses políticos y personales. Si las gentes que habitamos estas tierras tuviéramos un mínimo de dignidad cívica, no consentiríamos que este tipo de personajes ejercieran cargos de representatividad institucional. Pero como no somos más que una sociedad plena de mediocridad, insolidaridad y conformismo, seguiremos teniendo como representantes una clase política menguada, calamitosa e inútil que convierte las instituciones en estercoleros.
Aunque, a estas alturas, ya deberíamos saber que la mayoría de los que cada cuatro años se presentan ante nosotros como gentes solventes y sobradamente preparadas no son más que una pandilla de charlatanes que nos ha conducido a esta pesadilla en la que vamos camino de instalarnos de forma permanente y lo único que están buscando es desprestigiar algo tan necesario para la convivencia como es la política, usando el ruido y descrédito que ellos mismos generan para perpetuarse en el poder. Son ellos, con sus actos, los que desprestigian la democracia y las instituciones, no los que escribimos sobre sus fechorías. Luego se quejan de que el fascismo crece y avanza. Es el resultado de haber construido una democracia vacía y haber convertido el cinismo, la resignación y el fatalismo en valores.
El trato que a Nevenka Fernández están dando, desde una institución como el ayuntamiento ponferradino, confirma la plena validez de las palabras de Silvia Federici, autora de ese magnífico libro, intitulado Calibán y la bruja, cuando sostiene: “El fin de la violencia contra las mujeres debe llegar desde abajo y desde las propias mujeres. No podemos esperar a las instituciones y al Estado porque este mismo es el máximo responsable de la violencia”.